terça-feira, 21 de dezembro de 2010

Vélez y Estudiantes los mejores, el resto navega en la mediocridad

El recientemente finalizado Torneo Apertura en Argentina no tuvo en el último tramo el interés que había despertado los años anteriores fundamentalmente por tres razones:
a) Las posibilidades de lograr el campeonato se redujeron en las últimas 4 fechas solamente a dos equipos: Estudiantes de La Plata (45) y Vélez Sarsfield (43).
b) Ninguno de los equipos granes estuvo involucrado en la pelea del Torneo excepto River y San Lorenzo en las primeras fechas.
c) No se definían descensos ni promociones (eso ocurrirá en el próximo torneo)
d) Los clasificados a la Libertadores se definieron pronto y un factor externo como fue la Copa Sudamericana conseguida por Independiente privó a Racing (29), Lanús (28) y Newell´s (26) de pelear por el quinto lugar en la Copa
Sin embargo puede decirse que el campeón y el subcampeón ratificaron a lo largo del torneo la gran diferencia que mantienen con el resto de los equipos que se manifestó en la diferencia que le sacaron al tercero (Arsenal, 32 puntos).
El presente de Estudiantes y Vélez obedece a algunos motivos significativos como ser: la seriedad de la dirigencia priorizando el trabajo a largo plazo por sobre las urgencias y adoptando un plan responsable para la adquisición y transferencia de jugadores tratando en lo posible de no desmantelar los equipos ni hacer compras faraónicas manteniendo las cuentas claras y controladas, apostando a las divisiones inferiores cuando lo creen necesario, con la seriedad y el trabajo de Sabella y Gareca respectivamente quienes siempre contaron con el aval de los dirigentes y llevan algunas temporadas en los respectivos bancos de suplentes con algunos títulos importantes como la Copa Libertadores del 2009 en el caso del conjunto platense y el Apertura 2009 de los velezanos.
Sin dudas fueron los mejores equipos del torneo y si el “pincha” fue campeón fue por esos 2 puntos de ventaja que supo obtener a lo largo de las 19 fechas. Los puntos obtenidos por Vélez superan inclusive a los obtenidos en los títulos que ganara de la mano de Carlos Bianchi en el clausura 93, apertura 95 y clausura 96 cuando brillaban Chilavert, Trotta, Bassedas, Basualdo, Assad, Camps o el “turu” Flores entre otros.
Ambos equipos basaron su fútbol fundamentalmente en la solidez defensiva – Estudiantes recibió solo 8 goles y Vélez 9 – en el equilibrio de mediocampo complementado por el virtuosismo de Verón y Enzo Pérez en Estudiantes o Moralez y el poder ofensivo de la “gata” Fernández y el uruguayo Hernán Rodrigo López en el “pincha” y de la dupla Silva- Martínez en los del fortín.
Estudiantes tiene más oficio de jugar partidos definitorios sobre todo por sus actuaciones en las Copas Libertadores y Sudamericana, de esa manera y con un equipo enteramente solidario y enfocado al objetivo del Apertura fue avanzando y consolidándose durante el correr del torneo, aunque por momentos parecía extrañar los goles de Mauro Boselli. Así y todo fue un equipo donde todos los jugadores de campo convirtieron goles, inclusive los defensores y volantes de marca, hasta que en las últimas fechas pudieron recuperarse la “gata” Fernández y el charrúa Lòpez de sus lesiones y se recuperó el poder ofensivo convirtiendo 11 goles en las últimas 4 fechas.
Destacable también la labor de Alejandro Sabella apostando todas las fichas al campeonato cuando Newell´s estaba eliminándolo de la Copa Sudamericana aun con un equipo de transición en el cual se estaban recuperando varios jugadores de ciertas molestias y poniendo a punto al mismo para la próxima Copa Libertadores.
Vélez peleó hasta el final y ratificando lo afirmado algunos párrafos atrás hubiera sido un justo campeón si Estudiantes no hubiera estado en la disputa. Su mediocampo combativo, la proyección de sus laterales y el gran momento futbolístico de sus delanteros hacen presagiar otra buena temporada para el conjunto de Liniers donde está casi asegurada la continuidad de “tigre” Gareca como técnico, aunque ahora la presión será aún mayor.
River (31) se recuperó después de vencer a Boca en el clásico y salvo el partido donde fue arrasado por Estudiantes en la penúltima fecha en el Monumental mostró que puede escapar sin problemas de la zona de promoción donde permaneció gran parte del torneo. Tiene un futuro prometedor de la mano de los juveniles lamela, Lanzini, Affranchino, Funes Mori, Román pero deberá reforzarse en algunos puestos claves si pretende pelear el campeonato. También está en duda la continuidad del técnico interino Juan José López, un hombre del riñón del club aunque sus ideas futbolísticas no comulguen del todo con el paladar de los “millonarios”.
Boca (25) culminó un torneo complicado desde lo futbolístico y sigue sin un rumbo claro aunque repetiría la idea de contratar un técnico campeón (tal como ocurriera con Borghi). Julio César Falcioni está en los planes como candidato nº 1 para hacerse cargo de un equipo con un clima interno pesado y con jugadores contratados para el pasado torneo que no rindieron de acuerdo a lo esperado. A eso se le suma n las crónicas lesiones de Riquelme y el creciente descontento de los hinchas con la dirigencia actual que no acierta a la hora de contratar técnicos y jugadores.
Independiente (14) es la paradoja del fútbol argentino. Merecido vencedor de la Copa Sudamericana ante rivales de fuste reeditando sus viejas hazañas coperas gracias a la apasionada labor del nuevo técnico Antonio Mohamed que rescató a este grupo de las cenizas para colocarlo de nuevo en la vidriera sudamericana terminó último en el torneo y deberá obtener una buena cantidad de puntos el próximo año si no quiere padecer los sufrimientos actuales de RIver Plate. Además jugará la Copa Libertadores, por lo que será necesario tener un buen plantel.
San Lorenzo (24) se desinfló sobre a partir de la mitad del torneo y terminó en la mediocridad general con un equipo entrado en años y sin la suficiente respuesta física para pelear arriba, con un Romagnoli a veces inspirado pero acusando algunos problemas físicos y un grupo de delanteros que no lograron afirmarse haciendo extrañar sobre manera a Bergessio o Romeo por citar a los últimos puntas que se destacaron en el “ciclón”. Quizás se venga una depuración de jugadores por parte del técnico que continuaría en el cargo si le traen los refuerzos que no llegaron para el último torneo.
Racing redondeó un aceptable campeonato alejándose de la zona de promoción y a punto estuvo de entrar en la Copa Libertadores de no ser por el título internacional de su clásico rival que lo privó de esa importante chance.
Encontró en el colombiano Giovanni Moreno a una conductor destacado con un toque fino y sutil y una gambeta demoledora aunque sea un poco reacio al juego físico y a la marca dura, pero las ganas de Toranzo, Lugüercio y Hauche se complementaron perfectamente para logra por momentos un buen rendimiento. Habrá que ver si hay un cambio de mentalidad de un equipo que está acostumbrado a pelear abajo para posicionarse entre los candidatos.
Arsenal fue la sorpresa del torneo y se destacó en las primeras fechas por su regularidad y su facilidad para resolver los encuentros más complicados, pero poco a poco el torneo se le hizo cuesta arriba por contar con un plantel reducido y no poder seguirle el ritmo a los punteros. No obstante terminó tercero y sueña con entrar a la Copa Sudamericana si mantiene los puntos en el próximo torneo.
Godoy Cruz de Mendoza (29) logró clasificarse por primera vez para la Copa Libertadores gracias a su magnífica labor en los últimos torneos de la mano de su figura el volante David Ramírez y con el complemento de Jairo Castillo, Carranza y Salinas. Culmina así la gran labor de su técnico el “turco“ Assad que no arregló su continuidad con la dirigencia y su lugar será ocupado por Jorge “polillita” Da Silva.
Banfield (20), Argentinos Juniors (24), Newell´s y Lanús no respondieron de acuerdo a lasa actuaciones de los torneos anteriores aunque la participación simultánea en la Copa Sudamericana menguó las chances de algunos, sobre todo de los rosarinos que llegaron hasta los cuartos de final. Independientemente de eso se caracterizaron por su irregularidad y sobre el final dejaron muchos puntos en el camino.
All Boys (26) se convirtió en el mejor de los equipos recién ascendidos sobre todo por su gran labor como local en su reducto de Floresta y se mantiene lejos de los puestos de retaguardia.
No se puede decir lo mismo de Quilmes (19) y Olimpo de Bahía Blanca (18) que no logran despegar a pesar de los cambios de técnico. Han desperdiciado muchos puntos de local y si en el próximo torneo no cumplimentan una campaña semejante a All Boys podrían regresar al Nacional “B”.
Huracán (16) y Gimnasia y Esgrima (15) se encuentran en zona de promoción y con pronóstico reservado. Es cierto que el arrastre de los anteriores torneos los perjudican pero también es verdad que las actuales campañas son muy pobres y de no ser por las comentadas actuaciones de Quilmes y Olimpo estarían en descenso directo. Si no hay un cambio de actitud o algún refuerzo importante es difícil que puedan zafar al menos de la promoción mas aún cuando las finanzas de los 2 clubes no son las mejores. Tgre (22) está apenas un escalón encima y no le sobra mucho a pesar de su recuperación durante las últimas fechas y la capacidad goleadora de Stracqualursi, el clima dentro del plantel no es el mejor y el contrato del mediático Carusso Lombardi no se renovaría sobre todo luego de las polémicas declaraciones del colombiano Angulo donde aseguraba que el técnico le habría solicitado a su representante un monto de dinero para ser tenido en cuenta entre los titulares.
Colón de Santa Fe (26) esta vez no figuró entre los candidatos y se mantuvo casi siempre en mitad de tabla. Tras la renuncia del “turco” Mohamed fue el “negro” Gamboa quien se hizo cargo de la dirección técnica sin grandes cambios en lo inmediato y con la esperanza que el presidente Lerche sea reelecto en su cargo para trabajar con mayor tranquilidad.
Este fue el panorama del último y deslucido torneo Apertura donde solamente 2 equipos tuvieron la prestancia para dar el salto de calidad y diferenciarse de la mediocridad general.
Es necesario un golpe de timón en el fútbol argentino si no se quiere seguir el mismo camino que ya lleva el fútbol uruguayo desde hace veinte años. Hay una crisis de divisiones inferiores donde muchos se hacen los distraídos pero no han salido grandes jugadores después de la generación gloriosa de Moralez, Agüero, Di María y Zárate que se consagrara en Canadá hace ya casi 4 años.
Después hay buenos proyectos de jugadores que queman etapas demasiado rápido y son malvendidos por apuros económicos o son borrados cuando no producen grandes actuaciones y a los equipos les urge obtener puntos poniéndolos en la difícil posición de ser considerados “salvadores” cuando todavía no tienen el temple suficiente para imponer su personalidad en primera división y con el fin de tapar los errores cometidos por dirigentes y técnicos que no le encuentran la vuelta a sus equipos.
Se viene un 2011 pesado con nuevo torneo Clausura, Copa Libertadores y Copa América a disputarse en nuestro país. También está en estudio de una comisión la propuesta avalada por el presidente de la AFA de volver a los torneos largos como hasta 1989/90 para aflojar un poco la pasión y planificar trabajos a mayor plazo sin que el torneo se transforme en una trituradora de técnicos. Muchos dirigentes, sobre todo los de los clubes más importantes, apoyan este proyecto que tiene la oposición de Futbolistas Argentinos Agremiados por el período de vacaciones de los jugadores y la continuidad de los torneos de verano que dejan una buena rentabilidad.
El desafío está planteado, veremos cómo evoluciona la salud del deteriorado Fútbol Argentino.

quarta-feira, 24 de novembro de 2010

El día que un bicho colorado casi pica a una "Vecchia signora" (parte 2)

Una página del programa oficial con la presentación del equipo argentino.
Borghi y Platini figuras de los equipos finalistas

Ambos entrenadores confiaban en sus fuerzas. Trapattoni sabía que contaba con un gran plantel más allá de las partidas de Paolo Rossi al Milan y Boniek a la Roma. Habían llegado Aldo Serena del Torino y una joven promesa danesa de21 años que respondía al nombre de Michel Laudrup y venía de la Lazio. Aunque los nuevos jugadores tenían características diferentes que los que partieron, pronto Trapattoni se las ingenió para que congeniaran con la idea futbolística del plantel. De hecho al momento de disputar la Copa Intercontinental la Juve era el puntero de la Liga aventajando por 3 unidades al Nápoli de Diego Maradona y habiendo disputado un partido menos por el viaje a Tokio. Sabía que Argentinos Juniors jugaba con 3 puntas, por lo que Cabrini se haría cargo de Castro, Bonini de Ereros y Favero de Borghi quedando Scirea como líbero, en el medio Brio y Mnfredonia serían los encargados de ostaculizar a Commisso y Videla jugando Platini libre y Mauro como volante derecho con llegada, arriba Laudrup aparecería por izquierda arrancando de atrás para juntarse con el francés aprovechando su velocidad y Serena jugaría por todo el frente de ataque.
Yudica conocía de sobra el poderío de los rivales, pero no estaba dispuesto a aceptar el papel de partenaire porque confiaba en la experiencia de su equipo y en el desequilibrio individual de Borghi, Castro, Ereros o Commisso. Entendía que podía complicar a los italianos jugando con 3 puntas y Borghi saliendo del área y arrastrando a su marcador podía para permitir la llegada por sorpresa de Commisso o Videla.
También contaba con las proyecciones de Olguín por el centro y Villalba o Domenech por sus laterales, por lo que a veces sumaba hasta seis jugadores en posición ofensiva. En el medio su mayor preocupación se llamaba Michel Platini, en un principio lo marcaría Batista, pero si lograba progresar en el campo de Juego lo tomarían marcando en zona. El quipo era exactamente el mismo que ganó la Copa Libertadores y salvo Borghi todos habían sido campeones con Saporiti por lo que muchos jugaban “de memoria”. En el torneo argentino ocupaban la tercera posición a 6 lejanos puntos del revolucionario River Plate del “Bambino” Veira, sin dudas habían dejado algunos puntos en el camino por la evidente fatiga de la Copa Libertadores que había terminado en Octubre.
Había llovido los dos días anteriores al encuentro en Tokio por lo que el terreno de juego que en apariencia estaba aceptable con el trámite del partido se iría deteriorando y muchos jugadores terminarían cubiertos de barro. El día del partido el cielo presentaba un color plomizo que contrastaba con el brillante juego que se observaría en el estadio Olímpico de Tokio.
El partido comenzó con el dominio de la pelota por parte de Argentinos Juniors ante una desconcertada Juventus a la cual le costaba tomar las marcas. Las diagonales de Ereros complicaban a su marcador Bonini y en un par de oportunidades tuvo que intervenir Scirea para cerrar oportunamente. La primera oportunidad del encuentro fue un corner ejecutado por Borghi desde la derecha que se cerró violentamente obligando al esforzado manotazo de Tacconi para desviar la pelota por sobre el travesaño.
Una peligrosa entrada al área de Mauro es detenida por Domenech con aparente falta no sancionada por el árbitro alemán.
A los 17 minutos Serena baja de cabeza un centro de Favero desde la izquierda y Laudrup pifia desde una buena posición. Serena remata débil dos minutos después.
En un buen contraataque de Argentinos Juniors Castro remata desviado. Poco a poco comienza a desarrollarse un partido emocionante.
A los 29 minutos aparece en toda su dimensión Michel Platini, quien tras una buena jugada es rodeado por Batista, Domenech y Olguín creando el espacio mínimo para un remate que se pierde apenas rozando el segundo palo.
Juventus ha superado la sorpresa inicial que le produjo Argentinos Juniors manejando el balón y comienza a dominar el mediocampo a partir de la firmeza defensiva de Scirea y Brio junto al despliegue de Mauro y Manfredonia por las bandas, quienes ayudan en la marca a Bonini y Cabrini respectivamente y se proyectan aprovechando las subidas de los laterales argentinos. Las contadas apariciones en escena de Platini juntándose con Serena y Laudrup crea también preocupaciones a la última línea de los “bichos colorados”.
Castro es controlado por Cabrini y solamente el retroceso de Borghi para asociarse con Videla y Commisso y la movilidad de Ereros ubicándose entre Bonini y Favero complica a la firme defensa italiana como cuando a los 33 minutos una combinación entre Videla y el puntero izquierdo culmina con un centro que Scirea alcanza a rechazar antes que Borghi alcance el balón para definir o cuando otra entrada de Ereros a los 37 minutos termina con un débil remate que Tacconi atrapa sin inconvenientes. La primera etapa se termina inexorablemente con la sensación que cualquiera de los dos equipos puede abrir el marcador cuando se lo propongan, pero sin dudas lo mejor estaba por llegar.
Apenas comenzado el complemento Serena peina un despeje largo de Scirea, la pelota va hacia Laudrup, quien en posición de offside elude a Vidallé y convierte pero el árbitro anula el tanto a instancias del juez de línea. Es un aviso para Argentinos Juniors.
A los 52 minutos una preciosa jugada a dos toques entre Villalba y Castro por la derecha termina en un centro para la ubicación de Borghi que Tacconi descuelga brillantemente.
Dos minutos después Castro le gana la espalda a Cabrini por primera vez en el encuentro recibiendo nuevamente de Villalba coloca el centro que pega en la mano de Manfredonia, aunque el árbitro entiende que involuntariamente, y la pelota se va al corner. Borghi ejecuta el tiro de esquina y nuevamente Tacconi se luce conteniendo la pelota espectacularmente.
Un minuto después Olguín se lanza al ataque, toca para Videla, quien coloca una pelota para el pique de Borghi por el centro del área, Ereros se anticipa entre los defensores y toca la pelota por encima de Tacconi con gran precisión colocando el 1-0.
Juventus acusa el golpe y durante 5 minutos Argentinos Juniors monopoliza la pelota y las situaciones ante el estupor de los dirigidos por Trapattoni y del público que los apoya fervientemente. Sin embargo no puede aumentar la ventaja porque adolece de precisión para definir en los últimos metros.
El equipo italiano reacciona tibiamente cuando un tiro libre de Cabrini es conectado de “palomita” por Serena y la pelota se va cerca del poste.
A los 62 minutos Borghi deja en el camino a 3 jugadores, habilita a Ereros entrando libre por la izquierda, pero éste se demora algunos segundos y deja en offside a Castro quien define entrando por el medio en la jugada que pudo cerrar el encuentro. En la jugada siguiente Platini tira un centro medio que Serena baja con el pecho pero no alcanza a dominar el balón porque es empujado por Olguín dentro del área y el árbitro Roth sanciona el correspondiente penal. Platini lo convierte sin preámbulos, la pelota va hacia un palo y Vidallé hacia el opuesto.
Tras un tirón en su pierna izquierda el capitán italiano Scirea abandona el terreno reemplazado por Pioli. A los 67 minutos Mauro ejecuta un corner desde la derecha, un rechazo de la defensa es amortiguado por el pecho de Platini y su definición posterior es antológica colocando la pelota en al ángulo superior más lejano de Vidallé, un verdadero golazo que es invalidado por un evidente offside de Serena que a criterio del referee molesta al arquero argentino aun a sabiendas que el juez de línea de Singapur no había levantado su bandera y reclamaba airadamente que el gol era legítimo al igual que los jugadores italianos. Todo sigue igual.
El partido no da respiro, los 22 protagonistas no juegan solamente una final, sino que se esfuerzan para elaborar las mejores jugadas.
Trapattoni dispone el ingreso de Briaschi por el agotado Mauro para torcer la historia.
A los 75’ un genial pase de Borghi para la entrada por derecha de Castro culmina con la pelota en la red tras una magnífica definición del puntero derecho sobre la humanidad del arquero, 2-1 y otra vez a remontar la desventaja para el equipo europeo.
Minutos después Commisso sufre un tirón que será determinante para su continuidad en la cancha. Yudica, sin embargo, no lo reemplaza ni realiza cambios tácticos para mantener el resultado como ser el ingreso de un jugador de mayor marca como Pellegrini o un buen distribuidor de balón como J.J. López, se mantiene fiel al manual de estilo futbolístico del equipo de La Paternal y será campeón o no manteniendo la propuesta de ataque que le resultó fructífera para llegar a Japón cuya mejor defensa es la tenencia del esférico.
Pero el destino le jugará en contra, pues faltando 8 minutos un tiro libre de Cabrini es despejado a medias por la defensa argentina, la toma Laudrup quien toca para que Platini se la devuelva y pica libre rompiendo el achique de la última línea, la pelota llega “sucia” al francés pues rebota en la mano de Videla, pero no puede impedir la excelente devolución para el danés quien recibe la pelota, elude a Vidallé y convierte el empate desde un ángulo muy cerrado.
El público delira no solo con el empate de la “Vecchia Signora” sino también con el inolvidable encuentro que están presenciando y quedará grabado para siempre en sus retinas.
Antes del final quedan un tiro desviado de media distancia disparado por Batista que hace revolcar a Tacconi sin que la toque y dos tiros débiles de Platini y Castro que los arqueros detienen sin problemas.
Es encomiable el esfuerzo de Pavoni y Domenech en los últimos minutos y ante la arremetida de los turineses, pero Commisso dice basta y en su lugar ingresa Corsi, un volante de menor sacrificio pero mayor técnica, cuando al partido le queda un suspiro.
Deben ir al alargue. Enseguida, Renato Corsi golpea a Braschi en uno de los pocos foules fuertes del partido y recibe la correspondiente tarjeta amarilla.
El cansancio se empieza a sentir en algunos jugadores y aparecen algunos calambres y piernas fuertes por la consiguiente falta de reacción. Ante la ausencia de Commisso y el empuje de Juventus que parece contar con mayor resto físico apretando en el mediocampo aunque sin llegar al área con claridad emergen Domenech, Pavoni y Batista como los héroes de la resistencia de Argentinos Juniors.
Antes del entretiempo los “bichos colorado” cuentan con una irrepetible oportunidad de sentenciar la final cuando una pelota en profundidad colocada por Videla para Borghi culmina con un brillante enganche del juvenil frente a dos rivales y un centro que Ereros pifia desde una magnífica posición rematando muy desviado al segundo palo.
En el segundo tiempo de la prórroga Cabrini de tiro libre asusta a Vidallé, pues la pelota había rozado circunstancialmente en la cabeza de Borghi.
Minutos después un buen pase de Brio desde mitad de cancha llega para el pique de Cabrini que gambetea a la carrera a Vidallé y es frenado con vehemencia por Olguín, quien le comete una evidente falta en el área a un metro de la línea de meta. A pesar que los italianos y el público reclaman penal Volker Roth hace señas para que se realice el saque de arco.
Faltando 3 minutos Platini recibe una pelota bajada de cabeza por Briaschi tras un saque de arco muy preciso y remata de sobrepique aunque algo mordido, la pelota se va junto al palo izquierdo de Vidallé.
Juan José López ingresa por Ereros faltando un minuto con la evidente intención de ser uno de los ejecutantes de los penales que se avecinan. Todavía queda tiempo para un tiro libre de Platini casi desde el vértice derecho del área que quiere sorprender a Vidallé con una comba al segundo palo pero el cansancio le impide lograr su propósito y la pelota termina mansamente en las manos del portero argentino.
Ha concluido un partido que será recordado como una de las mejores finales intercontinentales. Un encuentro cambiante y plagado de jugadas de peligro y otras polémicas, con grandes intérpretes en ambos equipos y un ritmo infernal que no daba tregua para el análisis puesto que una acción se superponía con la otra.
Brio y Olguín convirtieron los primeros penales, Cabrini estableció el 2-1. Batista tiró a la izquierda y Tacconi detuvo el balón. Serena estiró ventaja y J.J. López colocó el 2-3 parcial aunque el arquero italiano alcanzó a rozar la pelota.
Vidallé contuvo el penal de Laudrup y cuando José Luis Pavoni tenía la oportunidad de empatar pero disparó al medio de arco y Tacconi atajó su bombazo. Platini tuvo la responsabilidad de definir el pleito y no falló definiendo con gran categoría suave al palo izquierdo de Vidallé que se había arrojado al poste opuesto.
La “Vecchia signora” se convertía con justicia en el mejor equipo del Mundo a pesar de haber encontrado un inesperado escollo que estuvo a punto de arruinarle la Copa. No obstante Argentinos Juniors tuvo un gran reconocimiento, no solo por parte de los jugadores y el técnico italiano, sino también del respetuoso público local que los aclamó con fuertes aplausos al momento de recibir las medallas de rigor y del comentario de toda la prensa mundial sorprendida por el juego desplegado por el ignoto equipo argentino y fundamentalmente por Claudio Borghi quien fue transferido al Milan en 1987 aunque solamente jugó un torneo menor durante la pretemporada porque el equipo rossonegro tenía cubierto su cupo de extranjeros, por lo tanto fue cedido a préstamo al Como y luego transferido al Neuchâtel de Suiza (1) donde comenzaría su carrera de trotamundos dejando en cada puerto pinceladas de su calidad, ya que nunca más volvió a ser desequilibrante como en sus comienzos en el club de La Paternal.
De vuelta a casa Argentinos Juniors finalizó 4º en el torneo de primera división a 12 lejanos puntos del destacado campeón River Plate, que lo eliminó de las semifinales de la Copa Libertadores del año siguiente tras un desempate que finalizó sin goles y donde debido a la intrincada reglamentación los millonarios llegaron a la final por diferencia de gol en esa fase. El triunfo en la Copa Interamericana a fines de ese año ante el Defense Force de Trinidad y Tobago por 1-0 con un gol del recordado panameño Dely Valdez en lo que fue el cierre del ciclo más glorioso de la historia del club.
La Juventus finalmente se adjudicó el título de la Liga Italiana de 1985/86 aventajando por 4 unidades a la Roma y clasificó nuevamente para jugar la Copa de Campeones de Europa donde rápidamente cayó en Turín en los octavos de final y por penales ante Real Madrid tras perder y ganar por 1-0.
Y como diría Joan Manuel Serrat: “Vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su pobreza”. Mientras la Juventus ganó 5 scudettos y 2 Copas de Italia más hasta nuestros días sin contar las ligas de 2004/5 y 2005/6 donde fue despojado del título y enviado al descenso por decreto (2). Tras superar exitosamente la Serie B en 2006/7 volvió a primera división a fines de ese año. En el plano internacional conquistó en 1996 la Copa de Europa y la Intercontinental de la mano de Alessandro del Piero más las Copas UEFA de 1990 y 1993 y la Copa Intertoto de 1999.
Los años posteriores de Argentinos Juniors transcurrieron con más pena que gloria sufriendo dos descensos en 1996 y 2002, festejando sus posteriores ascensos en 1997 y 2004 y con elbroche de oro del título conseguido en el Torneo Clausura 2010 bajo la conducción técnica de Claudio Borghi que le permite jugar la Copa Libertadores de 2011 luego de dos décadas y media aunque con un plantel que difiere de aquel que se consagrara campeón en mayo último por diáspora de algunos de sus mejores valores y con “Pipo” Gorosito (por ahora) en la dirección técnica en lugar del “bichi”. Internacionalmente su logro más importante fue llegar a las semifinales de la Copa Sudamericana en 2008 donde cayó ante Estudiantes de la Plata.
Los caminos futbolísticos de Juventus y Argentinos Juniors jamás volvieron a cruzarse, pero nadie olvidará el día en el cual Platini, Borghi, Laudurp, Ereros, Cabrini, Serena y demás se mezclaron en Tokio para jugar una de las más apasionantes finales que se recuerden.



Síntesis:
Copa Intercontinental edición 1985
Día: 8 de Diciembre de 1985 – 12 hs (hora de Tokio)
Estadio Nacional de Tokio – Espectadores: 62000
Juventus: Tacconi; Bonini, Scirea (Pioli), Favero, Cabrini; Brio, Mauro (Briaschi), Manfredonia, Platini; Serena y Laudrup. DT: Trapattoni
Argentinos Juniors: Vidallé; Villalba, Olguín, Pavoni, Domenech; Commisso (Corsi), Batista, Videla; Castro, Borghi y Ereros (J.J. López). DT: Yudica
Árbitro: Wolker Roth (Alemania Federal)
Goles: Ereros (AJ) 55’, Platini de penal (J) 63’, Castro (AJ) 75’, Laudrup (J) 83’.
Definición por penales: Por Juventus (4) convirtieron Brio, Cabrini, Serena y Platini. Laudrup malogró su tiro. Por Argentinos Juniors (2) convirtieron Olguín y J.J. López. Batista y Pavoni malograron sus tiros.


(1) El Milan contrató además en 1987 a Gullit y Van Basten quienes con el Suizo Bianchi completaban el cupo de 3 extranjeros, por lo que Arrigo Sacchi lo descartó. Cuando Borghi retornó al club al año siguiente ya se había incorporado Frank Rijkaard entonces el argentino ya no tenía lugar en el equipo milanés sin contar que su temporada en el Como había sido apenas discreta.
(2) En Junio de 2006 estalló en Italia el escándalo de las escuchas telefónicas por la designación de árbitros que beneficiaban a Juventus, Milan, Fiorentina y Lazio y. La Juventus fue despojada por la Federación italiana de los títulos logrados deportivamente en las temporadas 2004/5 (se declaró desierto el título) y 2005/6 (se adjudicó al Inter). Se lo rebajó a la segunda división y se le descontaron 30 puntos, que finalmente fueron 17 luego de presentar una apelación. A pesar de la reducción de puntos y del éxodo de varias de su figuras ascendió sin mayores inconvenientes ganando la serie B.

quinta-feira, 11 de novembro de 2010

La triste realidad de River y Boca

La situación que viven Boca y River previa al superclásico más devaluado de los últimos tiempos no es obra de la casualidad sino que es el corolario de errores y desaciertos de entrenadores y técnicos a lo largo de los últimos dos años.
No es común que a una semana del magno encuentro el técnico de River, Angel Cappa, haya sido forzado a renunciar y que en la vereda de enfrente se dude de la continuidad de Claudio Borghi a pesar de haber sido ratificado por la dirigencia al menos hasta el clásico.
No es normal tampoco que los dos equipos grandes de Argentina no solamente no peleen campeonatos desde sus últimos títulos (Boca en el Torneo Apertura 2008, River en el Clausura del mismo año) sino que tampoco hayan clasificado para la Copa Libertadores ni mucho menos para la Sudamericana, la cual jugaban hasta 2009 por invitación y a partir de entonces cuando la Copa empezó a tomar vuelo la Conmebol decidió que debían disputar una clasificación.
Es inverosímil que River esté peleando por no descender de categoría a pesar que todavía está holgado por las magras campañas de los ascendidos Quilmes y Olimpo de Bahía Blanca y por lo tanto tendría la oportunidad de disputar la promoción si se mantuviera en su posición actual. Boca también puede comenzar a mirar de reojo el promedio desde el próximo torneo si no se endereza.
La situación actual del fútbol argentino nos hace retroceder 25 años cuando River terminaba penúltimo pero zafaba del descenso directo porque la AFA había establecido el tema de los promedios de las últimas temporadas a partir del Torneo Metropolitano de 1983 tras el descenso de San Lorenzo producido en 1981. No obstante el que no zafó de descender en ese fatídico 1983 fue Racing de Avellaneda quien ya se había salvado milagrosamente un año antes. Los problemas de River comenzaron a fines de 1981 cuando Kempes, Ramón Díaz y Passarella dejaron el club porque el dólar se había ido a las nubes y la dirigencia encabezada por Rafael Aragón Cabrera no podía respetarle sus contratos. Una huelga de los jugadores que permanecieron en el club provocó que durante varios partidos tuvieran que jugar los juveniles que no estaban preparados para semejante responsabilidad y muchos se declararon libres. Fillol inclusive fue transferido a Argentinos Juniors alegando un problema de marca con la indumentaria que nunca quedó demasiado claro. Desfilaron por el banco de suplentes 5 técnicos – Varacka, Pando, Dominichi, Cubilla y Vairo – sin poder sacar al equipo del pozo entre 1983 y 1984. Al año siguiente y tras la asunción de Hugo Santilli como presidente llegaría la resurrección de la mano de Francéscoli, Morresi, Alonso, Alfaro y Amuchástegui entre otros dirigidos por el “Bambino” Veira.
El Boca la situación era parecida, el equipo campeón de 1981 se había desarmado casi por completo solamente sobrevivían Gatti, Krasouski, Ruggeri, Córdoba, Alves y Mouzo, pero las deudas por obras inconclusas, los juicios que se apilaban en tribunales, las continuas exigencias de jugadores y personal por sueldos atrasados, el alquiler de diversos escenarios ante la suspensión de la Bombonera por cuestiones de seguridad llevaron al club al borde de la quiebra y a un serio deterioro institucional del cual varios dirigentes renunciaron por acusaciones, se nombró un interventor que decretó la convocatoria de acreedores. Al igual que River en algunos encuentros del torneo Metropolitano de 1984 tuvieron que actuar juveniles con los mismos lamentables resultados de quienes todavía no están preparados para la primera división. Fue patético observar en el encuentro frente a Atlanta que los jugadores ni siquiera tenían camiseta para jugar y terminaron haciéndolo con una casaca blanca con los números pintados con un marcador que terminaron destiñéndose en el transcurso del partido. Boca terminó antepenúltimo en ese torneo y desfilaron por la dirección técnica el zurdo López, DIno Sani, Grillo y Zanabria. Fue recién a partir de la llegada de Antonio Alegre, su principal acreedor, a la presidencia del club y el convenio con la empresa del cantante venezolano José Luis Rodríguez que comenzaron a llegar refuerzos de jerarquía, pues el plantel fue prácticamente vaciado. Así arribaron sucesivamente Graciani, Torres, Tapia, Hrabina, Olarticoechea, Brown, Comas y Marangoni que lograron mejorar la imagen futbolística hasta llevar a Boca al cuarto puesto en 1987.
Como dato preciso puede agregarse que en el torneo metropolitano de 1984 Argentinos Juniors (51) fue campeón, Ferro Carril Oeste (50) fue segundo y Estudiantes de La Plata fue tercero (48). El mejor equipo de los grandes fue River (43) que terminó en cuarta posición compartida con el modesto Racing de Córdoba.
Sin embargo la situación actual radica en ambos casos en la falta de reacción ante la continuidad de los técnicos campeones en 2008. Mientras que a Simeone en River se le permitió quedar último en el torneo siguiente casi con el mismo equipo que resultara vencedor a excepción de Carrizo y Ortega; a Ischia, quien era muy resistido en Boca, le indicaron la puerta de salida cuando faltaban dos fechas para terminar el Clausura 2009.
La grave crisis mundial por la caída de las bolsas en Estados Unidos afectó también la economía de los clubes más importantes que tuvieron que hacer algunos ajustes reduciendo sus planteles en desmedro de grandes incorporaciones y priorizando a los juveniles. Como el mercado europeo también se encontraba deprimido transfirieron a los jugadores que consideraban económicamente potables y dejaron libres o prestaron a los que consideraban prescindibles. Ante las reducidas posibilidades de repatriar estrellas de renombre desde Europa comenzaron a circular en el fútbol argentino jugadores sudamericanos, fue así que llegaron paraguayos, uruguayos, chilenos, colombianos, peruanos, ecuatorianos de diversas características desconocidos por el público y la prensa argentina con destino a casi todos los equipos de primera. Por lo tanto la ventaja futbolística con la que históricamente contaban los grandes por sobre los demás equipos se redujo.
Llegó Gorosito a River pero se encontró con un equipo de poca jerarquía y sin gol, pues las partidas de Radamel Falcao García y Abreu lo privaron de mayor poder ofensivo y el mediático Cristian Fabbiani no logró responder a las expectativas creadas a su llegada. Sumada a esta situación varios desacoples recurrentes en la última línea. Tras un paso discreto por el Clausura 2009, las eliminaciones en primera rueda de la Copa Libertadores y posteriormente de la Sudamericana más la falta de refuerzos que solicitara oportunamente al comenzar el Apertura de ese mismo año a excepción de las vueltas de Ortega, Gallardo y Almeyda – aunque no en su plenitud física –- forzaron su salida tras perder ante San Lorenzo en la 7ma fecha cuando acumulaba solo 5 unidades.
Igual suerte corrió el “Coco” Basile, quien venía de una poco fructífera actuación en el seleccionado nacional, atravesó el Apertura 2009 con una discreta actuación y un amago de renuncia tras caer como local ante Godoy Cruz de Mendoza, pero no encontró el mismo equipo que en su anterior ciclo, las lesiones crónicas de Riquelme y Battaglia, el bajo nivel de Abbondancieri e Ibarra y la falta de una compañía como era Rodrigo Palacio para Palermo o Viatri originaron que el equipo pierda esa identidad que arrastraba desde los tiempos de Bianchi, y que caiga en reiteradas oportunidades en su propio reducto. No obstante la dirigencia de dio su aval para comenzar el año 2010 en el banco de suplentes, pero un par de derrotas en el torneo veraniego, inclusive ante River calaron hondo en al ánimo del plantel y el “Coco” decidió renunciar a poco de iniciar el Clausura por razones que nunca se conocerán aunque se deslizó la falta de refuerzos y el poco apoyo dirigencial.
Leonardo Astrada, un hombre del riñón de RIver que inclusive lo consagró campeón como técnico en 2004 fue el reemplazante de Gorosito, pero terminó el Apertura 2009 en la 14ta posición. El triunfo de Daniel Passarella en las elecciones marcó el fin de la era Aguilar que dejó al club con una grave crisis financiera y en zona de promoción en lo que muchos califican como la pero presidencia del club que se tenga memoria. El “káiser” ratificó a Astrada en el cargo, pero la anemia ofensiva más los problemas de creación en el mediocampo tras el accidente automovilístico de Buonanotte y las correrías nocturnas de Ortega, la inseguridad defensiva y la falta de un arquero confiable terminaron con el ciclo del “negro” tras un empate 0-0 con Atlético de Tucumán y habiendo sumado 13 puntos en 14 fechas. La sombra de Ramón Díaz se cernía sobre Passarella y el ex jugador y técnico decidió dar un golpe de timón contratando a un técnico cercano al paladar futbolístico riverplatense: Angel Cappa, quien era recordado por su brillante paso en Huracán el año anterior.
En Boca tras la salida de Basile renunció Carlos Bianchi, quien se desempeñaba como manager general del fútbol harto de los requerimientos para que vuelva a asumir la dirección técnica. Se decidió que Abel Alves, quien trabajaba en las divisiones inferiores se hiciera cargo interinamente del plantel hasta encontrar una salida razonable. Sin embargo las fechas fueron transcurriendo y el equipo no levantaba cabeza. Solo tuvo la alegría de ganar el clásico por 2-0, pero el equipo no funcionaba y las internas del plantel amenazaban al liderazgo del técnico hasta que en la fecha 13 tras caer por 3-0 ante colón en Santa Fe, el interinato llegó a su fin. Roberto “Tito” Pompei terminó dirigiendo las últimas fechas del torneo donde Boca quedó 16º y con la valla más vencida del torneo en parte por las desastrosas actuaciones de Barroso, Luiz Alberto y Krupowiesa y la indecisión de los arqueros García y Ayala y además porque el mediocampo nunca terminó de afirmarse.
Nuevos aires llegaron a RIver con la llegada de Cappa y la vuelta del arquero Carrizo, el defensor Arano, el volante Caruso y el goleador Pavone. Tras un comienzo prometedor llegó la derrota ante Newell´s seguida de 5 empates consecutivos y la derrota frente a All Boys del último domingo que puso fin al ciclo del técnico que no supo encontrar nunca un equipo titular, disconforme con las actuaciones de algunos jugadores y siendo víctimas involuntarias de la trituradora riverplatense algunos juveniles como Lanzini, Affranchino, Lamela o Coronel. La lesión de Matías Almeyda, la ineficacia ofensiva y los desacoples defensivos hicieron perder puntos a un equipo que no logró salir de la zona de Promoción y motivaron el reemplazo del cuerpo técnico justo una semana antes del superclásico.
Boca contrató al técnico campeón de Argentinos Juniors Claudio Borghi para el torneo que actualmente se está disputando. El club de la ribera consciente de los problemas defensivos del Clausura anterior trajo a los defensores Insaurralde, Caruzzo y Cellay pero los problemas en la última línea persisten y a falta de Riquelme que recién reapareció en la última jornada el equipo no tiene un conductor definido pues, Escudero, Chávez y Giménez no han logrado suplirlo durante las primeras fechas. Aparte el equipo no tiene desborde por las bandas y como consecuencia de ello Palermo y Viatri no son abastecidos y deben pelear ante los zagueros rivales tratando de capitalizar los pelotazos frontales que reciben o retroceder para tomar contacto con la pelota, situación que los desgasta físicamente y les impide llegar enteros a los últimos minutos. Todo parece indicar que la magra campaña de Borghi llegará a su fin si se llega a perder el clásico, sino que dependerá del técnico encontrarle la vuelta para transitar las últimas fechas sin sobresaltos y con la pretensión de continuar dirigiendo el próximo año. El entrenador ha dado muestras suficientes respecto a que si las cosas no salen como los dirigentes pretenden estaría dispuesto a marcharse. El nombre de Marcelo Bielsa, recientemente desvinculado de la selección chilena provoca suspiros entre la dirigencia boquense, aunque a River también lo seduce la idea de contratar al rosarino.
Como puede observarse las historias son similares: errores dirigenciales, falta de presupuesto, refuerzos que no llegan, jugadores con bajo rendimiento, técnicos que duran poco, juveniles que ofician de salvadores y luego son desechados, jugadores perseguidos por lesiones crónicas.
Este es el presente de los grandes de Argentina que ya se han despedido hace rato de la pelea por el campeonato entre Estudiantes, Vélez y Arsenal; que seguramente no clasificarán a ninguna Copa del año próximo; que deberán encontrar al técnico salvador o hacer un importante esfuerzo económico para reforzar sus planteles si no quieren pensar en la zona de promoción. Solo hace falta buena voluntad y tener la mente clara para tomar las decisiones correctas. La historia de River y Boca demuestra que finalmente los títulos llegan por decantación.

terça-feira, 9 de novembro de 2010

El día que un bicho colorado casi pica a una Vecchia Signora (1ra. parte)

Juventus y su gran equipo de la temporada 1984/85.


Paolo Rossi junto a Platini, figuras del Campeón de Europa 1985 Sergio Batista, volante central de Argentinos Juniors y la selección Nacional, actual técnico de la albiceleste.


Argentinos Juniors la noche que se consagró Campeón de América



Buenos Aires se caracteriza por ser una de las metrópolis más importantes de Sudamérica. Su conglomerado urbano se nutre de 46 barrios en la capital e innumerables localidades en los suburbios que forman el área metropolitana.
Cada uno de esos barrios posee una fuerte identidad que los diferencia del resto y a la vez enorgullece a sus habitantes autóctonos.
Es inevitable que los clubes más importantes y poderosos como Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo quieran echar sus raíces en todos los barrios para cosechar más simpatizantes – su historia, títulos y convocatoria lo avalan – pero deben luchar contra los equipos llamados “chicos” de menor poderío, infraestructura y por ende menos populares que se empecinan en defender el honor de su zona de influencia.
Vélez Sarsfield en Liniers, Huracán en Parque Patricios, Ferro Carril Oeste en Caballito, Atlanta en Villa Crespo, Nueva Chicago en Mataderos, All Boys en Floresta y Argentinos Juniors en La Paternal son los equipos más emblemáticos de la Capital Argentina.
Argentinos Juniors se vanagloria de dos hitos fundamentales en su historia: el debut profesional de Diego Armando Maradona en 1976 y la final Intercontinental de 1985 ante Juventus donde cayó tras 120 minutos por la fatídica vía de los penales.
La irrupción de Diego Maradona llevó a los denominados “bichos colorados” al subcampeonato del Torneo Metropolitano de 1980 donde a pesar de quedar lejos de River Plate que se consagró campeón lo venció en las dos oportunidades en las cuales se enfrentaron. Maradona fue la figura y el goleador del torneo y ya comenzaba a ser pretendido por los grandes de Argentina y algunos clubes del exterior.
Boca Juniors se quedó con el astro tras un préstamo millonario para la época y al año siguiente el crack llevó al equipo de sus amores a la conquista del torneo Metropolitano con la invalorable colaboración de Brindisi, Escudero y Perottti entre otros.
No fueron buenos años para el equipo de la Paternal – que jugaba de local en la cancha de Atlanta porque su estadio había sido clausurado en 1979 – ya que por dos temporadas consecutivas peleó por no descender de categoría a pesar de la gran cantidad de dinero que ingresó al club por la transferencia de Maradona al Barcelona.
Sin embargo la comisión directiva privilegió las obras en un complejo deportivo para las divisiones inferiores y el esparcimiento de sus socios en lugar de refaccionar su pequeño estadio.
Angel Amadeo Labruna (1) arribó en Enero de 1983 cuando todavía se disputaba el Metropolitano ’82 y el equipo de La Paternal se salvó de descender por un punto.
Con la base formada por Villalba y Domenech, ambos laterales de buen recorrido y férrea marca, el goleador Pedro Pablo Pasculli, el joven volante central Sergio Batista, el habilidoso puntero Carlos Ereros, el estratega Silvano Espíndola y el prodigioso rematador Mario Videla más los nuevos jugadores como “Pepe” Castro, Miguel Ángel Lemme, José Luis Pavoni y el arquero César Mendoza comienza a formarse el equipo que hará historia. La performance en el Torneo Nacional es auspiciosa puesto que cayeron recién en semifinales ante Independiente luego de haber eliminado sucesivamente a Boza y River.
En el torneo Metropolitano de 1983 el equipo adoptó la idea futbolística de su técnico y los resultados no tardaron en llegar, aparte Ubaldo Matildo Fillol se hizo cargo del arco y el equipo se hizo sólido en defensa e incontenible en ataque. Pero a Labruna lo sorprendió un infarto que terminó con su vida en Septiembre y entonces el equipo decayó hasta terminar en el 8vo puesto.
La contratación del técnico Roberto Marcos Saporiti a fines de ese año continuó con la misma sintonía futbolística de Labruna, y con la llegada de los veteranos J. J. López y Morete, el volante Commiso, el arquero Vidallé , el ex campeón mundial Olguín y el defensor pellegrini se terminó de armar el equipo que se consagraría campeón del torneo Metropolitano de 1984 aventajando por apenas un punto a Ferro carril Oeste y por dos a Estudiantes de La Plata.
Vidallé; Villalba, Pavoni, Olguín, Domenech; Commisso, Batista, Videla; Castro, Pasculli, Ereros es uno de los últimos equipos del fútbol argentino que se recuerdan de memoria, y realmente jugaba muy bien con un sello típicamente argentino respetando la pelota con buen toque y circulación, con juego asociado y sorpresa permanente.
Saporiti tuvo diferencias con los dirigentes y llegó José Yudica, quien había dirigido al Quilmes campeón del Metropolitano 1978. Un nuevo éxito llegó en el larguísimo Nacional de 1985(2) luego de enfrentar a Vélez en 4 finales, en la primera correspondiente a la ronda de ganadores venció por 2-0 con un inolvidable gol olímpico de Videla. Vélez ganó por idéntico marcador la revancha en Liniers y definieron por penales venciendo los de La Paternal por 4-2.
Como Vélez ganó la ronda de perdedores volvieron a disputar otra final. Fue empate 1-1 y derrota en la definición por penales, pero como Argentinos se había impuesto en la ronda de ganadores a un último desempate donde se consagró campeón al vencer por 2-1 con un formidable remate de Batista desde 25 metros y a pesar que Navarro Montoya había atajado previamente un penal ejecutado por Olguín.
Quedaba el desafío de la Copa Libertadores, un torneo muy difícil para un equipo “chico” que clasificaba por primera vez por el consiguiente desgaste del plantel cuando se juegan dos torneos simultáneamente, pero los muchachos de Yudica no se amilanaron. Ante la partida de Pasculli al Lecce de Italia Yudica tuvo que decidir entre el veterano goleador Carlos “puna” Morete o la joven promesa de 20 años llamada Claudio Borghi, un jugador de una habilidad y una rapidez extraordinaria y apostó a la juventud antes que la experiencia. En la primera fase superaron a los brasileros de Fluminense y Vasco da Gama y tuvieron que desempatar con Ferro al que vencieron por 3-1 con 2 de Ereros y el restante del “bichi” Borghi.
En la segunda fase(o semifinal) los rivales fueron Independiente y Blooming de Bolivia. Un empate 1-1 como visitante en Bolivia y 2-2 ante Independiente como local en cancha de Ferro complicaban la clasificación, pero vencieron a los bolivianos por 1-0 con gol de Videla y llegaron al último partido frente a Independiente en Avellaneda donde solo les servía ganar para llegar a la final.
Fue uno de los partidos más emocionantes que se recuerde en la Copa Libertadores. Argentinos se puso rápidamente en ventaja por 2-0 con goles de Castro y Videla de penal. Independiente descontó a través de Percudani sobre el final del primer tiempo. En la segunda etapa el equipo rojo buscó desesperadamente el empate que lo llevaba a la final y Argentinos se defendía con la tenencia de la pelota. Hasta que faltando 3 minutos el ´´arbitro cobró penal para los locales y Vidallé se lo atajó a Marangoni decretando el pasaporte a la ansiada final.
América de Cali era un respetable conjunto colombiano que contaba en sus fillas con el arquero argentino Falcioni y su compatriota el “tigre” Gareca más el exquisito toque de Willington Ortiz y la potencia de Roberto Cabañas.
La primera final en cancha de River fue un trabajoso 1-0 con gol de Commisso en la primera etapa. En Colombia se repitió el marcador pero a favor de los cafeteros con tempranero gol de Ortiz en un partido donde a los “bichos” le anularon 2 goles por discutibles offsides. La reglamentación obligaba a un desempate que se jugó en el Estado Defensores del Chaco en Asunción del Paraguay. Fue 1-1 en tiempo reglamentario gracias al agónico empate de Gareca faltando 3 minutos y cuando los argentinos saboreaban la Copa. Tuvieron que definir mediante la ejecución de penales
Ninguno había fallado hasta que llegó el quinto penal de América ejecutado por el juvenil Antoni de Ávila, al cual lo traicionaron los nervios permitiendo que Vidallé se convierta en héroe. Videla con su habitual frialdad definió la contienda declarando a los “bichos colorados” como el mejor equipo de América.
La Juventus de Italia, se sabe, es uno de los equipos más importantes del Mundo vinculado desde hace más de 80 años a la familia Agnelli dueños del grupo industrial Fiat. Es el equipo más ganador de la Liga Italiana y el único conjunto italiano que ha vencido en todas las competencias internacionales que se disputan.
Testigo incómodo de los títulos locales e internacionales de los clubes milaneses durante la década del ´60 con la sola excepción de la Liga 1966/67 y la Copa de Italia 1964/65 fue a partir de la asunción de la presidencia de su ex figura Giampiero Boniperti en 1971. Comenzó un proceso de reclutamiento de las mayores figuras del fútbol local. Fue así que arribaron al club el arquero Dino Zoff y el veterano delantero José Altafini del Nápoli, el bravo volante Fabio Capello de la Roma, el habilidoso Franco Causio del Palermo quien ya había jugado para el club turinés en 1967/68, el recio defensor Claudio Gentile del Varesse recién ascendido y su compañero de equipo, el delantero Roberto Bettega quien se encontraba a préstamo en dicha institución.
Fue así que conquistó la Liga de 1971/72 y alcanzó la final de la Copa de Campeones al año siguiente donde cayó ante el invencible Ajax de Johan Cruyff por 1-0 en Belgrado.
Ante la negativa del Ajax de disputar nuevamente la Copa Intercontinental con Independiente de Avellaneda, dominador del escenario sudamericano por esos tiempos al cual ya había vencido el año anterior, Juventus proponía jugar con la única condición que se disputara un solo cotejo en Roma. El equipo argentino aceptó el desafío y venció a la Juve por 1-0 tras un magnífico gol de Bochini cuando faltaban 10 minutos para el cierre del partido culminando una brillante acción individual que había comenzado en una de sus típicas paredes con Bertoni. Juventus tuvo varias chances, entre ellas dos tiros en los postes de Mazzola y Bettega y un penal lanzado por Cucureddu por encima del travesaño. Pero la defensa de Independiente fue sólida y el mediocampo se dedicó a controlar el balón con sucesivos pases para congelar el partido y alzarse con la Copa.
Posteriormente la Juve siguió animando el calcio, pues obtuvo las ligas del año siguiente y las de 1974/75, 1976/77 y 1977/78 y la Copa de Italia 1978/79 cerrando una década pródiga que sin embargo no llegó a consolidarse en la Copa de campeones dominada por los clubes ingleses aunque llevó a Turín la primera Copa UEFA en 1977 tras derrotar al áspero Athletic de Bilbao 1-0 en casa y caer 1-2 en san Mamés pero coronándose por el gol de visitante.
Desde 1976 el entrenador era Giovanni Trapattoni, quien había sido multicampeón como jugador de Milan en los años ´60, firme defensor del catenaccio y el juego de contraataque veloz e implacable. Trapattoni conformó la base de las selecciones italianas que participaron de los Mundiales 1978 y 1982. El veterano Zoff en el arco, Scirea y Gentile firmes en la zaga central con Cuccureddu y Cabrini jugando de laterales conformaban la defensa. Romeo Benetti y Giuseppe Furino eran los motores del mediocampo por sacrificio y entrega, Marco Tardelli asumía funciones más ofensivas y se juntaba con Franco Causio para generar los ataques que Bettega y el veterano Boninsegna se encargaban de definir.
La década siguiente comenzó con dos títulos consecutivos en la Liga entre 1980 y 1982. La llegada al equipo de Paolo Rossi tras cumplir una suspensión por estar implicado en el tema de las apuestas, Doménico Marocchino y el juvenil Giuseppe Galderisi trajeron nuevos aires a la “Vecchia Signora”, como se conoce al conjunto de Turín, pero fue la apertura a los jugadores extranjeros tras el Mundial de España el que dio nuevo impulso a las ambiciones europeas del equipo turinés.
En efecto, el arribo de las máximas estrellas de sus selecciones nacionales, el francés Michel Platini y el polaco Zbigniew Boniek, quienes empujaron al conjunto de Trapattoni a la conquista de Europa. Estuvo muy cerca en 1983 cuando llegó a la final frente al Hamburgo, típico equipo alemán donde la fuerza y el estado físico priman sobre la habilidad y la destreza y que poseía jugadores del calibre de Hrubesh, Rolff, Jakobs, Kaltz y donde se destacaba por su manejo Felix Magath. La Juve cayó por 1-0 con un gol de larga distancia de Magath a los 15 minutos que demostró que a Dino Zoff los 41 años le estaban pesando. No tuvo reacción el equipo italiano porque nunca desplegó un juego colectivo sino que fue un cúmulo disperso de individualidades sin brillo, tampoco tuvo la fuerza anímica para revertir la historia a pesar de tener seis campeones mundiales más el invalorable aporte de Platini, Boniek y Bettega en el terreno de juego.
Sin embargo ese año ganó la Copa de Italia, pero la Roma de Falcao y Cerezo se alzó con el título , por lo tanto la Juve jugó la Recopa de 1983/84. Con el potencial futbolístico que tenía no fue aventurado pensar que llegaría a la final y así ocurrió. Despachó al Manchester United en el estadio Delle Alpi por 2-1 con un agónico gol de Paolo Rossi en el minuto 89 tras empatar 1-1 en Old Trafford. Su rival en la finalísima fue el Porto que había vencido inesperadamente al Aberdeen de visitante por 1-0. La Juve fue muy superior en todo el trámite del partido sobre todo por la ineficacia ofensiva del Porto que dominaba terreno y pelota pero no creaba situaciones. El quipo italiano finalmente venció por 2 a 1 con goles de Vignola y Boniek obteniendo así un trofeo que si bien no tenía la importancia de la Copa de Campeones lo impulsaba a seguir siendo considerado uno de los mejores conjuntos del continente.
Al año siguiente ganó nuevamente la Liga aventajando por 2 puntos a la Roma y regresaba a la Copa de Campeones de Europa. Tras dejar en el camino sucesivamente al Grasshopper suizo, al Sparta Praga y al difícil Burdeos llegó a la final en Bruselas frente al experimentado Liverpool de Dalglish, Rush, Neal y Whelan. Fue un partido precedido por una terrible tragedia en la que perecieron por asfixia 38 espectadores italianos que habían sido aplastados contra un muro por la furia de los ingleses y la ineficacia de la policía y los organizadores. Platini convirtió el único gol a los 56 minutos tras ejecutar un penal que había derivado de una clara falta fuera del área que el árbitro suizo Daina interpretó que fue dentro de las 18 yardas. Con la ventaja el equipo italiano se dedicó a enredar al Liverpool en su telaraña defensiva y a rechazar todos los centros que caían en su propia área. La Juventus por fin conseguía la tan ansiada Copa de Europa cuyos fanáticos miraban de reojo desde la década de 1960.

(1) Máximo goleador de la historia de River Plate. Convirtió 292 (293 según estudios recientes) goles en 515 partidos. Posteriormente dirigió a River obteniendo los torneos Metropolitano y Nacional 1975, Metropolitano 1977, Metropolitano y Nacional 1979 y Metropolitano 1980.
(2) Fue el último torneo Nacional disputado desde la reestructuración de 1967. La intención fue permitir que los clubes indirectamente afiliados a la AFA tuvieran la posibilidad de ascender y jugar en la primera división. Por tal motivo se creó el torneo Nacional B con la participación de clubes del área metropolitana de la ex primera B y los clubes más importantes del interior que clasificaron en sus diferentes zonas geográficas.

segunda-feira, 18 de outubro de 2010

Liverpool: King of Europe (3ra.parte)

Boniek resultó imparable para los jugadores del Liverpool en la inaudita final de Heysel.
Souness y Grobbelaar, artífices de la Copa de Europa de 1984 festejan la obtención del trofeo.

Neal convierte el gol de la apertura ante Roma en 1984, la desazón invade a los locales.





Afiche del desempate entre Liverpool y Everton en la Copa de Liga de 1984
Ronnie Whelan cabecea ante la línea defensiva del Tottenham en la final de la Copa de Liga de 1982






Souness, Dalglish y Hansen el trío escocés levanta la Milk Cup de 1982.





La Tragedia de Heysel marcó un punto de inflexión en la historia del Liverpool
El Liverpool comenzaba la temporada 1981/82 con algunos cambios en su plantel. El arquero Ray Clemence, puntal de sus más importantes conquistas, fue trasferido al Tottenham tras disputa 665 partidos con los “reds”; en su reemplazo se alistaría un fornido y atlético guardametas sudafricano proveniente del Vancouve Whitecaps de Estados Unidos que también tendría una larga permanencia en el arco del club de Merseyside llamado Bruce Grobbelar, tan excéntrico como espectacular en sus salidas, las cuales mucha veces eran erráticas y ponían aprietos su propia meta tanto como sus tremendos saques de arco complicaban las defensas rivales .
Ray Kennedy, el héroe de la final de París buscaría nuevos horizontes en Swansea City junto a Colin Irwin reencontrándose con su ex compañero John Toshack.
Case fue transferido al Brighton, luego de perder la titularidad a manos de Sammy Lee, quien también dejó Liverpool para jugar en Queens Park Rangers. Sin dudas la violenta falta que terminó con la carrera de Geoff Nulty del Everton durante la temporada anterior y Algunos problemas con la justicia conspiraron contra su continuidad en el club.
Steve Heighway, otro de los históricos que había jugado poco durante la última temporada y había perdido la titularidad a manos de David Johnson se fue a jugar a Estado Unidos.
Arribaron el delantero Craig Johnson de Middlesbrough, corredor incansable, veloz y con una sorprendente habilidad; el defensor central Mark Lawreson proveniente de Brighton, potente, de buen físico y buena salida con el balón que a pesar de ser inglés jugaba como internacional de la República de Irlanda; Ronnie Whelan, irlandés, sustituto natural del emigrado Kennedy, volante de gran empuje y líder por naturaleza que completaría una larga trayectoria. Steve Nicol, escocés semiprofesional del Ayr United sería otra de las incorporaciones, se perfilaba como un lateral con buen manejo de pelota, marca y con vocación ofensiva como Neal o Alan Kennedy.
Paisley se encontraba en la difícil situación de reacomodar el equipo y por esa razón en el comienzo de la liga obtuvo resultados irregulares que lo situaron en mitad de tabla lejos de Manchester United, Ipswich Town, Swansea y Southampton que estaban en los puestos de vanguardia.
El 13 de Diciembre de 1981 Liverpool aceptó jugar por primera vez la Copa Intercontinental tras las negativas de 1977 y 1978. Desde el año anterior la Copa se jugaba a un solo partido en el estadio Olímpico de Tokyo gracias a los Dólares que los japoneses habían invertido para su realización y poniendo fin a 20 años de controversias, reclamos, negativas, dudas y suspensiones entre los sudamericanos y fundamentalmente los europeos.
Enfrente tendría al mejor Flamengo de la historia, un equipo moldeado tácticamente por el Claudio Coutinho, quien fallecería un mes antes de la disputa de esta Copa y dirigido en esa oportunidad por el experimentado Paulo César Carpegiani, quien había jugado en el equipo hasta unos meses antes cuando una lesión en su rodilla lo retiró prematuramente de las canchas. Tenía ese equipo brasilero un formidable crack en el cénit de su carrera: Zico, un jugador completísimo de buen dribbling y exquisita pegada, capaz de pasar una pelota por el espacio imposible, gran pasador de pelotas con el timming necesario para que el pase llegue en el momento y la posición justa para sus compañeros. A su lado lo acompañaban Lico y Tita, dos extraordinarios artistas del balón y constructores de paredes, EL delantero más peligroso era Nunes, tan veloz como oportuno y con gran potencia para el desequilibrio individual. Junior y Mozer eran defensores de categoría que llegarían a jugar en la selección brasilera y en Europa con gran éxito. Leandro es considerado por muchos como el mejor lateral derecho de lka historia de los El equipo llegaba tras consagrarse campeón de la Copa Libertadores en Noviembre y del Campeonato Carioca una semana antes arrastrando una gran cantidad de partidos que incluían desempates, por lo que su condición física podía estar menguada, pero el ritmo y la magnitud de las competencias eran superiores a la actualidad del Liverpool quien se había consagrado campeón de Europa siete meses antes, había sufrido algunas bajas y trataba de reacomodar sus nuevas incorporaciones, lo que ratificaba con su posición en la Liga inglesa, aunque un memorable triunfo días atrás frente al Arsenal por 3-0 en tiempo suplementario eliminándolo de la Copa de la Liga en el desempate de la cuarta ronda había levantado la moral del equipo.
La final fue un derroche de clase de Zico, quien no solo se dedicó a demostrar toda su categoría individual sino que hizo lucir a sus compañeros. El volante carioca fue una pesadilla para Case, Souness, Lawreson y cuanto jugador británico se interpusiera en su camino porque lograba sortear la marca escalonada y se desprendía elegantemente del balón cuando era presionado por más jugadores, de un brillante pase por elevación hacia el pique de Nunes llegó la apertura a los 10 minutos. A los 33 minutos Grobbelar no puede detener un tiro libre del astro brasilero que se filtró entre medio de la barrera por el lugar que ocupaba Junior y Adilio aprovechó el segundo rebote ante la pasividad de los jugadores europeos.
Casi sobre el final de la primera etapa llegó el golpe demoledor para las ilusiones de los campeones europeos, un magnífico pase de Zico rompiendo la trampa del offside habilitó a Nunes, quien nuevamente definió con clase colocando el 3-0 final que no se podría revertir en el segundo tiempo donde los jugadores del Flamengo se hicieron una oda al juego de toque a partir de una sólida defensa y la riqueza individual de sus jugadores.
El Liverpool se enfrentaba por primera vez con un estilo de juego al cual no estaba acostumbrado a jugar, pues por entonces la incidencia del jugador sudamericano en Europa era mínima, salvo el caso de España, Francia y el Tottenham de los campeones mundiales argentinos “Ossie” Ardiles y “Ricky” Villa todavía no se había producido el aluvión inmigratorio hacia Italia que llevaría a Falcao, el mismo Zico, Toninho Cerezo, Maradona, Passarella, Bertoni, Ramón Díaz. El equipo inglés había encontrado su “talón de Aquiles”.
Sin embargo continuaba su marcha en la Copa de Campeones de Europa donde en cuartos de Final enfrentó al CSKA Sofía a quien había superado claramente el año anterior. Ganó trabajosamente por 1-0 de local con una magnífica jugada culminada por Whelan, por lo que la revancha en Sofía ería complicada.
Entre medio defendió el título de la Copa de la Liga enfrentando en la final al Tottenham de Ardiles, Hoddle y Archibald que venía de obtener angustiosamente la FA Cup un año atrás ante Manchester City con un recordado tanto de Villa.
Comenzó perdiendo rápidamente a los 11 minutos cuando Archibald aprovechó un pase de Glen Hoddle desparramó en su carrera a Lawreson y remató antes del cierre de Neal batiendo a Grobbelar.
Pudo aumentar el Tottenham, pero Grobbelar, Souness y la mala puntería del moreno Crooks se lo impidieron, mientras tanto el Liverpool acosaba incesantemente a su ex compañero Clemence que salvó en dos oportunidades frente a Rush. Pero faltando 3 minutos el joven Whelan aprovechó un buscapiés de Johnson y con un remate mordido colocó la igualdad.
En la prórroga el Liverpool siguió buscando empujado por el envión anímico que significó empatar cuando el Tottenham acariciaba la Copa y por su mejor estado físico, Clemence salvó ante Rush y Jonhson; posteriormente Dalglish reventó el poste, la presión de los “reds” era insostenible hasta que a los 111’ Rush interceptó un mal pase de Ardiles, habilitó a Dalglish quien llegó libre por la izquierda hasta el fondo y colocó una precisa pelota al centro para que Whelan consiga su doblete.
El Tottenham buscó fútilmente el empate hasta que faltando un minuto un contragolpe finalizado por Ian Rush determinó el 3-1 final que consagró nuevamente al elenco de Liverpool por segundo año consecutivo.
El partido de vuelta en Sofía ante el CSKA se produjo cinco días después, y fue tan duro como se pronosticaba. Los búlgaros arrinconaron al Liverpool sobre su propia valla y fueron pocas las ocasiones que dispuso el elenco inglés para aprovechar el contraataque. La resistencia duró hasta el minuto 78 cuando una falla en la salida de Grobbelar tras un centro fue aprovechada por Stolycho Mladenov, quien de cabeza colocó el 1-0 que emparejaba la serie.
En el tiempo suplementario la iniciativa y la resistencia física de los búlgaros se impuso a la experiencia y al cansancio por la prórroga ante Tottenham y nuevamente Mladenov fue el verdugo que consiguió el 2-0 ante una mala salida de Grobbelar. El Liverpool fue a buscar como podía el descuento, pero la expulsión de Lawreson a cinco minutos del final fue determinante para las aspiraciones de los británicos que no pudieron impedir la sorpresiva clasificación de los búlgaros a semifinales.
Pero, como tantas veces sucedió el Liverpool se recuperó de su caída y arrasó en la parte final de la Liga Inglesa. Con un Rush imparable más el temperamento de los escoceses Dalglish, Souness y Hansen, el empuje de Whelan y la categoría de Neal Y Lawreson el equipo logro 11 triunfos consecutivos avanzando en las posiciones hasta situarse en la punta aventajando por 4 puntos al Ipswich y por 10 al Manchester United (1) cuando restaban 5 fechas.
No obstante el Ipswich de Bobby Robson luchó hasta el final y en la penúltima fecha se definió la Liga cuando el Liverpool dio vuelta el partido que perdía 0-1 como local ante el Tottenham - en los primeros 45 minutos - con una ráfaga de goles de Lawrenson y Dalglish y la rúbrica de Whelan sobre el final logrando un 3-1 semejante a la final de la Copa de Liga qiue le permitió coronarse ante la derrota de su contrincante por idéntico marcador ante Nottingham Forest.
La temporada 1982/83 comenzó con un triunfo por 1-0 frente al Tottenham en la Charity Cup con gol de Rush que demostraba cierta supremacía ante el equipo de Londres. A diferencia de la temporada anterior el Liverpool comenzó con buen pie la Liga y al final del año aventajaba al Manchester United y al Nottingham Forest por 8 puntos ofreciendo una gran capacidad goleadora sobre todo por parte de Rush y Dalglish. McDermott, Johnson y Fairclough dejaron el equipo tras varias emporadas y arribó David Hodgson, volante ofensivo del Middlesbrough.
Tal diferencia de puntos en la Liga le permitía disputar la Copa de Campeones con mayor tranquilidad. El Dundalk irlandés y el HJK Helsinki finlandés no fueron rivales para el campeón inglés que avanzó a cuartos de final donde lo esperaba el Widzew Lodz polaco, un modesto rival de segunda línea en Europa que solamente contaba con el internacional polaco Wlodzimierz Smolarek más el experimentado arquero Josef Mlynarczick como figuras destacadas, el técnico era el recordado líbero de la selección que participara en 1974 y 1978 Wladyslaw Zmuda. El encuentro de ida en Polonia fue un 2-0 tan injusto como certero para los locales que consagraron al arquero como figura de la noche. Los tantos fueron marcados por Tlokinski con un disparo desde el borde del área como culminación de una jugada rápida por izquierda y del pequeño suplente Wraga de cabeza ante un error de Grobbelaar faltando 10 minutos para el epílogo. La ventaja polaca despertó los fantasmas del año anterior aunque se confiaba en el poder goleador de los “reds” en Anfield tal como había ocurrido en los últimos tiempos.
Sin embargo, una súbita descompostura de Dalglish horas antes del partido obligó a su sustitución por David Hodgson quien había llegado de Middlesbrough. Ganaba el Liverpool 1-0 con gol de Neal a los 15 minutos, pero a los 33 minutos y cuando los polacos soportaban el asedio de los locales Souness se resbala con la pelota y la pierde, Smolarek aprovecha el regalo y rápidamente enfila hacia el arco, Grobbelaar no tiene más remedio que convertirle penal que Tlokinski se encarga de convertir, apenas comenzado el segundo tiempo un veloz contragolpe culmina con el sorprendente 1-2 marcado por Smolarek. Liverpool necesitaba marcar 4 goles pero solo consiguió un par en los últimos 10 minutos por intermedio de Rush y Hodgson que decoraron el inútil 3-2 final. Con la derrota del campeón Aston Villa ante la Juventus se cerraba el reinado de los clubes ingleses en la competición europea más importante que había arrancado con la recordada final de Roma en 1977.
La final de la Copa de la Liga fue una buena oportunidad para recuperar la autoestima de los “reds”. Su rival el Manchester United contaba con la estrella del momento Bryan Robson por el cual había pagado casi 2 millones de libras al West Bromwich Albion.
Con un lleno total en Wembley el Manchester se puso en ventaja a los 11 minutos con un bonito gol del joven irlandés Norman Whiteside (2) pero el Liverpool insistió una y otra vez, un tiro de Whelan en el poste fue la ocasión más clara en la primera etapa y un par de incursiones de Rush y Dalglish terminaron en faltas cerca del área. EL Manchester se vió perjudicado por las lesiones del irlandés Kevin Moran y el escocés Gordon Mc Queen ante una salida criminal de Grobbelaar.
El asedio del Liverpool dio sus frutos a los 75 cuando Alan Kennedy recibió de Ian Rush y con un disparo fuerte y esquinado desde fuera del área igualó la contienda. Llegaron al alargue y el Liverpool más experimentado en estas lides logró la ventaja mediante un remate que tomó una extraña comba y se cerró sobre el segundo palo efectuado por el héroe de la final del año anterior Ronnie Whelan quien colocó el 2-1 definitivo para obtener la “Copa de leche” inglesa por tercer año consecutivo.
La liga finalizó de forma cómoda para el elenco de la ciudad de los Beatles, por cuanto al perder el Manchester United con el Everton por 2-0 faltando 5 fechas la ventaja fue inalcanzable y el Liverpool se consagró campeón sin jugar redondeando una campaña que se empañó solamente por 5 derrotas en el tramo final del campeonato producidas por la relajación propia del equipo que toma gran ventaja respecto a sus oponentes. No obstante aventajó por 9 unidades al sorprendente Watford, por 10 al Manchester, por 11 al Tottenham y al Nottingham y por 12 al Aston Villa reflejando la paridad existente entre los demás equipos con pretensiones. De los 87 goles convertidos en la temporada Rush anotó 24 y Dalglish 18 tantos ratificando su gran poder goleador. Pero lo más importante era que Bob Paisley dejaba su lugar en el equipo después de 9 exitosas temporadas superando inclusive el rendimiento de su admirado Bill Shankly y pasando la posta a su ayudante Joe Fagan tal como lo hiciera el propio Shankly con él mismo aunque esta vez se dudara que pudieran superarse los resultados que incluían 6 ligas, 3 copas de Europa, 1 Copa UEFA y 3 Copas de la Liga más el hecho de ser nombrado 6 veces el entrenador del año y haber mantenido un récord de imbatibilidad como local de 85 partidos entre 1978 y 1981.
Fagan respetó casi la misma formación que se había consagrado campeón manteniendo a Grobbelaar en el arco, Neal, Hansen, Lawrenson (afirmado en lugar del histórico Phil Thompson) y el ingreso de Steve Nicol en la defensa; Alan Kennedy se corrió hacia mitad de cancha para acompañar a Whelan y Sammy Lee y adelante Souness, Dalglish y Rush conformaban un terceto atacante temible. Michael Robinson un goleador proveniente del descendido Brighton y el veloz e incansable sudafricano Craig Jonhston podían ser variantes en ofensiva, además a principios de 1984 llegaría el gigante John Wark del Ipswich que con el tiempo sería el reemplazante de Souness.
La temporada comenzó con la venganza del Manchester United en la Charity Shield por 2-0 con doblete de Bryan Robson, y siguió con un comienzo irregular en la Liga que comenzó a asentarse a partir de la fecha 9 cuando destronaron al líder West Ham United por 3-1 como visitantes con triplete de Michel Robinson y quedaron a 2 puntos del Manchester y a 1 de su vencido.
Mientras tanto comenzó a disputarse una nueva Copa de Europa, el Odense BK de Dinamarca fue claramente superado por los “reds” 1-0 en su casa y 5-0 en Anfield. En octavos de final el rival fue el aguerrido Athletic de Bilbao que llegaba a Inglaterra con la mala fama a cuestas por la reciente entrada de Giocoechea a Maradona del Barça que le costaría al crack argentino la fractura de su tobillo izquierdo y lo mantendría varios meses alejado de las canchas.
Fue empate 0-0 en Anfiled con un Athletic ultradefensivo que trató de cortar el circuito del mediocampo inglés y clausurar los caminos hacia el arco defendido por Zubizarreta destacándose los marcadores centrales Goicoechea y Liceranzu por repeler toda pelota que les llegaba tanto por aire como por tierra.
En San Mamés el equipo vasco dirigido por el joven Javier Clemente tuvo la iniciativa en los primeros minutos pero fue bien controlado por la línea defensiva inglesa que poco a poco empezó a manejar la pelota. A pesar de ello los bilbaínos dispusieron de chances claras desaprovechadas por mala puntería de Noriega y Sarabia.
En el complemento el Liverpool se dispuso a materializar su dominio y con el empuje de Lee y Kennedy más el juego de Dalglish y Souness empezó a complicar a los vascos hasta que a los 66 minutos Ian Rush de cabeza conectó un centro de Kennedy ante la débil oposición de la defensa local. A partir del gol el visitante dominó con claridad y pudo haber aumentado la ventaja pero la falta de resolución en los últimos metros y la excelente labor de Zubizarreta conspiraron para tal fin.
El siguiente rival fue el otrora poderoso Benfica que jugó de contraataque en Anfield llevándose un ventajoso 0-1 a causa del discreto partido del local que solamente creó 3 ocasiones de gol en los 90 minutos por intermedio de Jonhston, Souness y Rush que marcó de cabeza el gol del triunfo. El elenco portugués bien pudo empatar pero en ambas ocasiones Grobbelaar se encargó de detener sendos remates de Chalana.
Sorpresivo fue el triunfo visitante del Liverpool en el estadio Daz Luz por 4-1 aunque puede explicarse porque el primer gol marcado por Whelan tras enorme fallo del arquero Bento fue inesperado y consecuentemente puso nerviosos e imprecisos a los lisboetas a los cuales les costaba articular maniobras de ataque a pesar de ello lograron el empate, pero el conjunto inglés fue práctico y efectivo y no desaprovechó sus oportunidades, Johnston, Rush y nuevamente Whelan marcaron los tantos que definieron la clasificación a semifinales.
Para esa época el Liverpool había llegado a la final de la Copa de Liga por cuarto año consecutivo y peleaba la Liga con el Manchester United que lo superaba por un punto.
La final de la Copa de Liga frente a su clásico rival el Everton fue complicada por la excelente disposición de la línea de volantes Reid y Richardson que superaban a Dalglish y Souness mientras que Bailey y Mountfield tomaban a Rush y Johnston. Ambos equipos dispusieron de chances la más clara del Everton fue un disparo de Heath salvado en la línea por Hansen y el Liverpool tuvo una que remató mal Rush y otra de Kennedy tras superar tres oponentes que fue se desviada. Así y todo en la prórroga ambos parecieron conformarse con el empate.
Tres días después en el estadio del Manchester City se disputó el desempate y triunfó el Liverpool con gol del capitán Souness a los 22 minutos obteniendo su tercera Copa de Liga consecutiva.
Las semifinales de la Copa de Campeones fueron durísimas, el Dínamo de Bucarest era un típico equipo del este Europeo muy aplicado a la marca, a veces excesiva, con especialidad para jugar de contragolpe con delanteros muy rápidos y potentes que buscaban aprovechar al máximo sus mínimas chances. De esa manera había dejado afuera al Hamburgo alemán, flamante defensor de la Copa.
No fue de extrañar que el Liverpool le resultara incómodo el encuentro de ida en Anfield donde solo pudo superar a su rival tras una jugada de pelota parada en la cual el conjunto rumano cometió su único error. Perfecto centro de Alan Kennedy para el cabezazo inapelable de Samy Lee. Pasó un susto el local cuando el volante Augustin dejó atrás a Lawreson en una extensa corrida y su remate pegó en el palo izquierdo del vencido, aunque afortunado, Grobbelaar. El partido no dejó mucho más que un gol anulado a Lee y un presunto penal a Rush sobre el final que el árbitro desestimó.
La revancha fue favorable al Liverpool desde los 12 minutos cuando Ian Rush condiguió el tranquilizador gol fusilando a Moraru desde el área chica tras corner de Lee y desvío de Souness. A partir de ese momento el elenco visitante se replegó y los rumanos fueron a buscare el empate alentados por 75.000 ruidosos fanáticos. Augustin y Dragnea pudieron empatar, pero fue Orac de tiro libre quien consiguió la igualdad transitoria antes del descanso.
El delantero Talnar se mostraba amenazante para la defensa inglesa y tuvo posibilidades de desnivelar, pero siempre fue buen controlado hasta que faltando 6 minutos Rush aprovechó un centro cruzado de Whelan y derribó todas las esperanzas de los locales clasificando al Liverpool nuevamente para la final después de tres años.
Mientras tanto en el torneo doméstico se consagró campeón por tercer año consecutivo faltando una fecha al empatar 0-0 con el descendido Notts County y en virtud que el Manchester United no pudo con el Tottenham e igualó 1 a 1. Superó finalmente por 3 puntos al sorprendente Southampton y por 6 unidades al Manchester y al Nottingham Forest. Ian Rush alcanzó la sorprendente marca de 32 goles en 41 partidos la Liga sobre un total de 73 convertidos por el campeón, muy lejos quedaron Dalglish y Souness con 7 tantos cada uno aunque disputando menos encuentros.
Quedaba solamente la Copa de Europa para coronar otra brillante temporada con su nuevo entrenador. El rival no sería nada sencillo por 2 razones fundamentales, primero porque había formado un gran equipo y segundo porque jugaría de local.
La Roma de Italia había aprovechado la apertura de jugadores extranjeros comenzada un par de temporadas atrás y sus máximas figuras eran los brasileros Paulo Falcao y Toninho Cerezo quienes habían brillado en el último Mundial de España con la verdeamarelha pese a ser eliminados por Italia en un encuentro inolvidable. A ellos se sumaban el desequilibrante puntero derecho Bruno Conti, el temible goleador Roberto Pruzzo y su acompañante Francesco Graziani con menos gol pero gran capacidad de lucha. Según los periodistas el equipo de la capital italiana era el favorito para vencer en la final por su juego y su localía, pero valoraban la experiencia del Liverpool y la peligrosidad de sus jugadores.
Los romanos habían superado en semifinales al Dundee United escocés con un tremendo 3-0 en casa luego de soportar un 0-2 en Escocia sin la presencia de Falcao que parecía difícil de remontar. Contarían además con el apoyo de casi 80.000 “tifossi” en el estadio Olímpico de Roma, aquel donde el Liverpool dio su primer paso continental allá por 1977 donde Phill Neal quedaba como único sobreviviente. Precisamente fue el lateral quien a los doce minutos aprovechó un despeje de un defensor que pegó en la cabeza del arquero Tancredi - que se encontraba desparramado en el césped tras haber salido a descolgar un centro y ser cargado lícitamente por Whelan - señalando el tempranero 1-0. El imponente marco no afectó al Liverpool, más acostumbrado a este tipo de definiciones, quien comenzó a desplegar su típico juego de circulación de balón. La Roma entretanto solo dependía de arrestos individuales de Falcao, Conti o Pruzzo. Un disparo al primer palo de Graziani fue bien neutralizado por Grobbelar y un fuerte tiro de Rush encontró bien parado a Tancredi.
El equipo italiano pretendía perforar la defensa inglesa por el centro repitiéndose una y otra vez sin penetrar el complejo entramado de los hombres de Fagan que no escatimaban esfuerzos para perseguir y marcar a sus oponentes. Pero faltando un minuto buscaron por la punta izquierda a Conti, quien efectuó un preciso centro aéreo que Pruzzo conectó de espaldas a la portería por sobre la cabeza del sorprendido Grobbelar provocando la explosión de los espectadores italianos que celebraron el empate.
En la segunda etapa se armó el partido que todos querían ver, puesto que Dalglish y Lee se adelantaron un poco más y apareció la clase de Falcao. Se lo perdieron primero Graziani y después el rubio brasilero desde media distancia. Chierco reemplazó al golpeado Pruzzo y una precisa combinación suya con Graziani y Nela pudo terminar en gol de no ser por la oportuna aparición de Lawreson anticipando a Graziani.
Fagan tomó nota de lo sucedido e hizo ingresar al joven Nicol por Johnston para compensar la línea media. Llegaron al final de los 90 minutos y se disputó la prórroga sin que el marcador pudiera alterarse aunque los romanos tuvieron las más clareas opciones en los pies de Conti. Dalglish y Cerezo fueron reemplazados evidenciando el gran esfuerzo en ambos equipos.
Y fueron a definir por penales. Nicol tiró por encima del travesaño el primero del Liverpool. Di Bartolomei y Neal adentro, Conti fuera (1-1). Souness y Righetti convirtieron (2-2) Rush estableció la diferencia, llegó el turno de Graziani y Grobbleaar comenzó a practicar un extraño bailoteo que puso nervioso al ejecutante italiano que desvió el disparo sobre el horizontal. En los pies de Kennedy estaba la victoria para el equipo inglés y a pesar que el irlandés le pegó casi con el tobillo logró desconcertar a Tancredi que se arrojó el palo opuesto y el equipo inglés se coronaba nuevamente Rey de Europa, esta vez en el propio reducto de su oponente y contra todos los pronósticos.
La partida de Graeme Souness a la Sampdoria italiana dejó un gran vacío en el mediocampo, por tal motivo se contrató al habilidoso danés Jan Molby y a la joven promesa Paul Walsh del Luton para la ofensiva. Fagan creía también que Lawrenson podía jugar en el mediocampo por eso cuando el escocés Gary Gillespie llegó al equipo le resolvió un gran inconveniente, puesto que podía tener otro jugador versátil en la defensa. El volante escocés Kevin Mc Donald y el defensor irlandés Jim Beglin fueron también incorporados.
La temporada comenzó con el clásico partido de la Copa de Caridad que enfrentó en esta oportunidad al Liverpool con sus vecinos del Everton, quienes se tomaron revancha de la final de la Copa de Liga del año anterior gracias a un desafortunado despeje de Hansen que pegó en Grobbelaar, quien había sido previamente desparramado por una gambeta de Sharp, y se introdujo en su propio arco. Los intentos del campeón de Europa fueron vanos y su rival se llevó la Copa presagiando lo que sería su brillante temporada en la liga.
La nueva Copa de Europa dio comienzo y el campeón enfrentó en primera instancia al Lewch Poznan polaco doblegándolo con una victoria 1-0 como visitante con gol de Wark y un contundente 4-0 en Anfield con tres del gigante escocés y uno de Walsh. La operación de cartílagos de Ian Rush permitió la consolidación del ex jugador del Ipswich como titular a fuerza de goles, sin embargo el galés era un jugador que podía retroceder y juntarse con sus compañeros para generar juego, por lo que el rendimiento del equipo en la Liga era discreto y a medida que avanzaban las fechas se alejaba más de Tottenham y Everton.
El Benfica fue el rival de octavos de final y con un espectacular triplete del reaparecido Rush fue derrotado por 3-1 en Anfield. Fagan se había decidido por mantener a Wark – aunque reemplazado en al complemento por Johnston – en el equipo e incluir como volante a Gillespie, quien fue responsable directo del gol de Diamantino tras una entrega corta a Grobbelar. Sin embargo la excepcional actuación del galés iluminó a un equipo que estaba en penumbras y necesitaba un buen triunfo para salir del letargo.
La revancha en Lisboa fue favorable en el resultado a los locales gracias a un penal convertido por Manniche a los 5 minutos tras clara falta de Grobbelaar a Silva, quien luego se resarció un una magnífica tapada a Wanda. Fueron expulsados Dalglish y Pietra por agredirse mutuamente y a pesar de contar Liverpool con oportunidades para empatar por medio de Lawrenson y Rush o el Benfica de ampliar la ventaja por Manniche, el resultado no se modificó y el conjunto inglés avanzó a cuartos de final.
El nuevo desafío para el conjunto de Joe Fagan era la Copa Intercontinental frente a Independiente de Argentina, un equipo con un gran mediocampo formado por Giusti, Marangoni, Bochini y Burruchaga que se entendían a la perfección más la velocidad del extremo Barberón, la experiencia de Torssero y Villaverde en la defensa y la sobriedad del arquero uruguayo Goyén.
Fagan dispuso un esquema muy ofensivo con Dalglish y Molby como volantes más Rush, Wark y Johnston como delanteros, aunque el sudafricano podía retarsarse unos metros para colaborar en la recuperación del balón. El equipo se plantó a presionar en mitad de cancha y jugó al achique con la intención de dejar en offside a sus oponentes. Pero una falla permitió que un pase en profundidad de Marangoni hacia el pique en diagonal de Percudani rompiera con el achique y la veloz carrera del delantero de Independiente culminó con una brillante definición a los 6 minutos de juego.
Al Liverpool le costó reacomodarse tras el sorpresivo tanto e Independiente luchó cada pelota como si fuese la última. Las actuaciones de Molby y Gillespie fueron opacas, Rush era bien controlado por Villaverde y Enrique, Wark, en tanto era intrascendente y fue reemplazado por Whelan en el complemento . En este contexto solo Dalglish insinuaba alguna aproximación al arco de Goyén y Johnston preocupaba con sus arranques a Clausen.
Sin embargo el Liverpool se fue diluyendo y el equipo argentino hacía gala de un buen toque en el mediocampo. Solo algunos tiros de larga distancia y un cabezazo forzado de Rush lograron inquietar a Goyén. Hasta que se decretó el final y una vez más la Copa Mundial de clubes le resultaba esquiva a los ingleses.
EL presente del equipo inglés no era tampoco el mejor, alejado de los primeros puestos en la liga, eliminado de la “Copa de leche” por el Tottenham solo le quedaban la Copa de Europa y la FA Cup para logar algún título.
Una nueva decepción se sumó en la Supercopa que lo enfrentó a la Juventus de Platini y Boniek en el propio estadio turinés y en una helada noche. Sin Dalglish, suspendido, el Liverpool cayó por 2-0 con doblete del polaco Boniek aunque tuvo ocasiones parejas con su adversario que le cedió pelota y terreno para doblegarlo de contraataque.
Pese a todo ello enfrentó al Austria Viena en los cuartos de final de la Copa de Campeones empatando angustiosamente de visitante con un agónico gol de Nicol a tres minutos del final. El elenco austríaco tenía jugadores experimentados como el arquero Koncilia, Obermayer, Prohaska, Nylasi y el joven Anton Polster, autor del primer gol del encuentro.
El partido de vuelta en Anfield fue un monólogo de los locales que ya vencían por 2-0 al final del primer tiempo y cerraron el marcador con un cómodo 4-1 que los depositó en semifinales.
Un repunte en el torneo doméstico y la clasificación a las semifinales de la FA Cup mejoraron las expectativas para afrontar los siguientes encuentros.
El Panathinaikos dirigido por el polaco Jacek Gmoch fue el rival en semifinales y los “reds” le propinaron una histórica goleada en Anfield por 4-0 con 2 goles de Rush, uno de Wark y el restante de Beglin. Resistieron como pudieron los griegos apoyados en la buena labor del arquero Laftsis en la primera etapa hasta el primer gol del galés a los 35 minutos aprovechando tras un disparo de Mac Donald que desvió el portero y pegó en el poste. En el complemento fue dominio exclusivo de los locales que crearon innumerables situaciones para elaborar una resonante goleada.
La semifinal de la FA Cup ante el Manchester United fue milagrosa puesto que el Liverpool se encontró dos veces en desventaja y en ambas igualó agónicamente. Bryan Robson adelantó al Manchester y Whelan igualó a los 87 minutos con un disparo medido. Durante el alargue nuevamente Manchester se adelantó por intermedio de Stapleton, pero en el último minuto y cuando los fanáticos del Manchester festejaban Walsh marcó el impensado 2-2 que forzó el desempate.
Cuatro días después y en el estadio del Manchester City, el United venció merecidamente por 2-1 aunque el Liverpool se había adelantado con gol en contra de McGrath, pero Robson y el gales Hughes sentenciaron la historia ante un Liverpool que extrañó demasiado el poder goleador de Rush – resentido de una lesión – y sintió la acumulación de varios partidos.
Mientras el Everton se hacía inalcanzable en la Liga, llegó el turno de la revancha en Atenas sin Kennedy ni Rush, el encuentro fue abierto y bien jugado por la inteligencia de Dalglish y Whelan como también del argentino Rocha y Saravakos en Panathinaikos. Ambos arqueronb tuvieron destacadas intervenciones hasta que a los 60 minutos una combinación entre Beglin y Lawrenson terminó con la definición del internacional irlandés. Saravakos y Dimipoulos pudieron empatar, pero la suerte estaba echada y el Liverpool otra vez en la final.
La Juventus había dejado atrás al Burdeos de Tigana, Giresse, Lacombe y Battiston por un 3-0 en casa a pesar de la derrota por 0-2 en Francia. EL conjunto turinés giraba alrededor de la estrella del francés Michel Platini en el mejor año de su carrera. Alrededor suyo estaban nada menos Paolo Rossi y Zbigniew Boniek, dos extraordinarios goleadores. Marco Tardelli era el acompañante ideal en el mediocampo pues corría, tocaba y clarificaba las acciones. Scirea, Brio y Cabrini eran defensores que se destacaba por su solidez. Sin dudas era un equipo formidable que venía de caer en la final de 1983 frente al Hamburgo y de consagrarse en la Recopa del año anterior.
A pesar que ambos equipos tenían varios jugadores aquejados por las típicas molestias físicas de fin de temporada los dos técnicos presentaron sus mejoras alineaciones. El antecedente de la final de la Supercopa en febrero último pesaba en ambos equipos, pero las actuaciones del Liverpool habían mejorado en los últimos meses.
El estadio Heysel de Bruselas sería la sede del cotejo decisivo albergando 53000 espectadores deseosos de observar a los dos mejores equipos de Europa, pero no estaría preparado para prever una de las mayores tragedias de la historia del fútbol mundial.
Los “Hooligans” o vándalos habían asolado las canchas inglesas durante las últimas temporadas. Habían llegado a Bruselas en gran número dentro de los 20.000 hinchas ingleses y ya habían dejado su impronta en varios comercios de la capital belga.
El ingreso al estadio de mayor cantidad de espectadores permitidos (casi 60.000) produjo que una hora antes del inicio un grupo de “hooligans” alcoholizados quisiera atacar a los italianos que estaban en la tribuna contigua quienes según algunas versiones los habrían apedreado con mampostería caída del antiguo estadio. El muro que los separaba cedió y se produjo una congestión en las salidas entre los que querían escapar y los que se replegaban que repercutió en aplastamientos, asfixia y pisotones entre los que quedaron atrapados. Algunos pudieron saltar al campo de juego donde se desarrolló una verdadera batalla campal ante la lentitud de reflejos de la policía belga. Hubo 38 muertos y más de 600 heridos, la mayoría italianos.
Increíblemente el partido se disputó pese a que la federación italiana y los propios jugadores de la “Juve” estaban en desacuerdo, puesto que consideraban que entre los afectados podía haber familiares. Pero presionados por la dirigencia de la UEFA, el alcalde de Bruselas y la policía que brindaba las garantías de seguridad se decidió jugar el encuentro para prevenir una tragedia aun mayor.
Mark Lawrenson tuvo que retirarse lesionado a los 3 minutos y fue reemplazado por Gary Gillespie. Los jugadores estaban visiblemente afectados por todo lo ocurrido, pese a ello brindaron un s primeros 25 minutos muy buenos con toque de pelota y permanente vocación ofensiva.
Tacconi estuvo atento antes dos buenos disparos de Whelan que pudieron sifgnificar la apertura del marcador como otra jugada en la cual Wark no pudo conectar el balón desde una buena posición. Solo Cabrini exigió una vez a Grobbelaar durante la primera etapa. Elñ Liverpool tenía el dominio del terreno, pero la férrea defensa italiana impedía que sus delanteros puedan gravitar. Brio hacía marca personal sobre Rush y Wark estaba desconcertado, Tardelli le ganaba el duelo a Walsh y Dalglish generaba muy poco, pues no tenía compañía. Las paredes cortas y los pelotazos de Platini a Boniek eran demasiado peligrosos para la defensa del Liverpool mientras que Paolo Rossi no pesaba demasiado.
En el complemento Fagan hizo ingresar a Johnston por el errático Walsh buscando más profundidad; pero a los 56 minutos llegó la jugada polémica tras un pelotazo tan largo como preciso de Platini a Boniek, el polaco enganchó entre Gillespie y Beglin y el primero le cometió una visible falta a casi 2 metros del área. El árbitro suizo André Daina desde muy lejos señaló penal y Platini lo cambió por gol con una brillante ejecución.
Minutos después Scirea derribó a Whelan claramente dentro del área y el árbitro ignoró la acción.
El Liverpool visiblemente afectado por los fallos arbitrales dejó de lado su fútbol elegante y apremiado por el pressing italiano en mitad de cancha, donde Tardelli y Bonini mandaban, y la pegajosa marca que sufrían sus delanteros comenzó a tirar centros sobre el área por medio de Neal y Hansen por derecha como Belglin y Gillespie por izquierda. Tacconi y los defensores despejaban toda pelota que cayera en sus dominios. El "catenaccio" dispuesto por el técnico Trapattoni funcionaba como un mecanisno de relojería Solo Whelan preocupaba con algún tiro desde fuera del área. Y así se fue consumiendo el tiempo y la Juventus consiguió su primera Copa de Europa.
Era el final de una era, la época dorada del Liverpool y del fútbol inglés. Tras los graves hechos de Heysel, la UEFA suspendió a los clubes ingleses para participar de las todas las competencias europeas por 5 años y al Liverpool en especial por diez – aunque finalmente fue rebajada a seis –. Se produjo entonces un importante éxodo de jugadores y técnicos principalmente a Italia en busca de mejores perspectivas económicas, puesto que la falta de competencia internacional también traía aparejados problemas de presupuesto para los clubes.
Dalglish fue promovido al cargo de técnico-jugador ante la prtida de Fagan luego de la final de Bruselas Bajo su tutela el Liverpool siguió dominando en Inglaterra a tal punto que obtuvo las Ligas de 1985/86, 1987/88 y 1989/90, las FA Cup de 1985/86 1988/89 y 1991/92, y las Community Shield de 1986, 88, 89 y 1990.
Fueron llegando nuevos jugadores como Beardsley, Barnes, Aldridge, Houghton, McMahon, Staunton y Burrows, Rush fue a Juventus en 1987 y regresó al año siguiente para seguir castigando redes. Puede aventurarse que de seguir participando en competiciones europeas, el Liverpool seguramente hubiera sido uno de los animadores y hubiese peleado el dominio continental con el fantástico Milan de Arrigo Sacchi.
El sesgo de la tragedia persiguió al Liverpool cuando el 15 de Abril de 1989 en la semifinal de la Copa de Liga frente al Nottingham Forest en Sheffield se produjo un atasco en las entradas de público que se resolvió abriendo un túnel hacia el campo de juego, como consecuencia del abarrotamiento de público murieron 96 hinchas incluidos mujeres y niños. El hecho se conoció mundialmente como la tragedia de Hillsborough y llevó al Gobierno inglés a tomar medidas para aumentar la seguridad en los vestuarios y reducir el vandalismo.
Desde entonces solamente se coronó campeón de Europa en 2005 cuando venció por penales al Milan tras una heroica remontada de un 0-3 en una de las más apasionantes finales de la actual Champions League. Obtuvo también la Copa UEFA en 2001 tras otra recordada final ante el Alavés español. Nunca más hasta 2010 pudo ganar la Premier League desde aquel título conseguido en 1990.
Los hinchas que tienen más de 40 años todavía añoran las atajadas de Clemence, las payasadas de Grobbelaar, las subidas de Neal, los remates de Callahan y Kennedy, los cabezazos de Toshack, la habilidad de Keegan, la entrega de Souness, las definiciones de Dalglish, los goles de Rush. Postales de una gloria pasada donde podían autoproclamarse King of Europe.




(1) A partir de la temporada 1981/82 se comenzó a asignar 3 puntos por partido ganado, por ese motivo la diferencia no era concluyente todavía para ser campeón.


(2) Ostenta el récord de ser el futbolista más joven en debutar en una Copa del Mundo, hecho ocurrido el 17 de Junio de 1982 enfrentando a Yugoslavia con tan solo 17 años y 41 días de edad.