terça-feira, 20 de dezembro de 2011

¿Quièn fue Vittorio Pozzo? (parte 1)

Baloncieri, Libonatti y Rossetti: trìo central ofensivo del Torino y la azurra a fines de los años '20 cuando Pozzo inició su ciclo más exitoso


Luis "doble ancho" Monti único finalista con dos selecciones diferentes.



Un joven Pozzo haciendo sus primeras armas como entrenador, circa 1920



Pozzo y Meazza, el entrenador y su director de orquesta dentro del campo de juego.




El gesto pensativo, la pose impaciente pegado a la raya de cal. La esencia de un apasionado del fútbol



















La respuesta facilista a la cuestión propuesta en el título sería reconocer que fue el entrenador que condujo a la selección Italiana de fútbol al bicampeonato del mundo en 1934 y 1938.
La historia del fútbol tiene reservado para Vittorio Pozzo un lugar preponderante en la galería de figuras que han trascendido el tiempo, puesto que sus records han permanecido intactos hasta la actualidad. Tal como sucede con el goleador francés Just Fontaine y sus 13 conquistas en Suecia 1958 o el arquero mexicano Antonio Carbajal y sus 5 Mundiales – récord compartido con Lothar Matthaus – , el lógico paso del tiempo los ha transformado en leyendas del fútbol, de cuya vida poco conoce la mayoría de los aficionados, sobre todo los más jóvenes, más allá que sus logros permanezcan vigentes.
Esta serie de notas propone descubrir al personaje que figura en todos registros futbolísticos como el único técnico que consiguió un bicampeonato mundial hace ya siete décadas. Se analizará de forma concisa su larga vida, sus influencias, su personalidad, su pensamiento, sus éxitos y fracasos y fundamentalmente su legado.
Nuestro protagonista nació el 2 de Marzo de 1886 en Turìn en el seno de una familia media, lo cual le permitió tener una buena educación en el prestigioso Liceo Cavour y viajar Suiza e Inglaterra para completar sus estudios de idiomas en los albores del siglo que asomaba.
En su juventud fue un entusiasta atleta que llegó a ser campeón estudiantil de los 400 metros llanos. Por influencia de una amigo suyo llamado Giovanni Goccione, que luego llegaría a jugar como centre-half en la Juventus comenzó a jugar al fútbol en la Plaza de armas de su ciudad natal, aunque nunca se destacó demasiado.
Mientras tanto en 1898 se forma la Federazione italiana di Giouco di Calcio con sede en Turìn y cinco miembros de los cuales solamente sobrevive el Genoa en la serie A. Pocos años después se incorporan Juventus, AC Milan y Pro Vercelli entre otros, y en 1905 se afilia a la FIFA.
Sin embargo la popularidad del juego estaba lejos de despegar, salvo en el norte de la península donde MIlan y Turín estaban a la vanguardia del resto de las ciudades debido a su gran diversidad de cultural.
En Inglaterra, el joven Pozzo queda fascinado con la trascendencia del juego que practicaba de púber en la calles de su ciudad natal. Lo sorprende el juego de los grandes cracks de la época, las multitudes que asisten a cada encuentro, la repercusión en la prensa y por sobre todo el profesionalismo de los jugadores. Se mantiene con una beca y dinero que le envían sus padres hasta que le cortan los víveres enojados por la decisión de no ayudar a su hermano mayor en la empresa de ingeniería que dirige y entonces toma un cargo de profesor de italiano en Manchester que le permite mantenerse y solventar sus viajes sabatinos para observar partidos, no solamente en Gran Bretaña, sino también en Francia, Alemania y Suiza.
Traba gran amistad con los jugadores Charlie Roberts del Manchester United y Steve Bloomer del Derby County entre otros y con algunos periodistas locales que lo acercan aun más al mundillo del fútbol inglés del cual será gran admirador y difusor empedernido a tal punto de ser tildado de anglófilo por sus detractores.
Llega a jugar en el Grasshopper suizo entre 1905 y 1906 donde finaliza sus estudios retornando a su país al final de la temporada. Es uno de los fundadores del Torino formado por una fusión del FC Torinese y algunos disidentes de la Juventus. Juega en su club entre 1906 y 1911.
Tras abandonar la práctica activa del fútbol acepta el cargo de Secretario de la Federación italiana en representación de su club como una especie de compensación por el traslado de la sede de Turín a Milán. Sin embargo no se siente muy cómodo trabajando en una oficina pues entiende que su verdadero lugar está en los campos de juego.
La selección italiana de fútbol había jugado su primer encuentro internacional el 15 de Mayo de 1910 derrotando a Francia por un inusitado 6-2 en Milán aunque sucumbió días después ante los húngaros por 6 a 2 en Budapest. El equipo era conducido por una comisión técnica formada por directivos, árbitros, ex jugadores con Umberto Meazza a la cabeza. Los resultados no eran muy alentadores hasta que tras un amistoso perdido ante Francia por 4 a 3 merced a errores garrafales del arquero turinés Vittorio Faroppa, sustituto del titular Mario De Simoni que se encontraba lesionado, precipitó el fin de los comisionados.
Los cuestionamientos a la comisión técnica por la inclusión del portero hicieron eclosión y se produjo una renuncia masiva de sus integrantes, produciéndose un vacío en la conducción de la selección que debía viajar a las Olimpíadas de Estocolmo tres meses después. El presidente de la Federación, Alfonso Ferrero di Ventimiglia, le solicita a Pozzo que se haga cargo de la conducción del equipo y Vittorio, a los 26 años, acepta el primer gran desafío futbolístico de su vida.
Sin embargo, las discrepancias entre la Federación y el Comité Olímpico Italiano acerca de los recursos a destinar para la aventura Olímpìca provocaron que el equipo nacional tenga que alistar solamente a catorce jugadores, que el viaje haya sido bastante largo y turbulento y que los viáticos para comida y entrenamiento hayan sido apenas suficientes para la manutención del plantel.
Italia perdió sorpresivamente con Finlandia en el debut por 3-2 en tiempos extra manifestando un evidente desacople entre líneas con cinco debutantes y una evidente incomodidad producto de un viaje tan fastidioso como cansador.
A pesar de todo, la organización sueca tenía reservado para los perdedores de la primera fase; una especie de “torneo consuelo” por tan largo viaje. Por ello los italianos se enfrentaron a los locales, a quienes derrotaron por el mínimo marcador. Con dicho triunfo debían jugar frente a los austríacos en el próximo encuentro. El partido fue una tremenda paliza a favor de los representantes de Europa Central por 5 a 1 y representó el primer duelo entre Pozzo y su colega y amigo el doctor Hugo Meisl, con quien sostendría emotivos partidos durante las siguientes dos décadas
Finalizada la participación en Estocolmo Pozzo renunció al seleccionado y aceptó entrenar a su querido Torino, mientras tanto y como el empleo era semi-profesional ingresó a trabajar en la compañía Pirelli, donde llegaría a ostentar el cargo de Director. Su mejor desempeño fue en la temporada 1914/15 donde finaliza segundo detrás del Genoa debiendo suspenderse el torneo cuando restaba una fecha a causa del ingreso de Italia en la primera Guerra Mundial.
En 1915 Pozzo se alista en el Ejército Italiano donde es enviado a la zona de los Alpes con el Regimiento de Montañistas llegando a alcanzar el grado de Teniente y siendo condecorado por su valentía, fidelidad y heroísmo. Esa experiencia lo marcará a fuego en la dirección y conducción de los grupos con una férrea disciplina y sentido del deber, como así también una esmerada organización de las tareas de cada uno de sus integrantes con la debida solidaridad entre ellos. Se convertirá además en un ferviente nacionalista sin ocultar jamás su gran debilidad por Inglaterra y su fútbol.
Al final de la Gran Guerra continuará dirigiendo al Torino hasta 1922 sin grandes campañas, pero destacándose en ese año como asesor de la Federación por impulsar el proyecto de división del Torneo en dos Ligas (Norte y Sur) con el fin de evitar la división entre los clubes más poderosos y los más humildes. Algunos clubes habían comenzado a incorporar futbolistas extranjeros con la consiguiente complicidad de la Federación que avalaba un profesionalismo encubierto que poco tardaría en explotar sobre todo con la fusión entre la Juventus y el Grupo Fiat liderado por la familia Agnelli en 1924.
En 1924 es nuevamente convocado para dirigir a la selección azzurra en la Olimpíadas de París debido a su anterior experiencia de Estocolmo revistiendo el cargo de “Comissario Urico” y sustituyendo nuevamente a la Comisión Técnica. Esta vez viajan 22 jugadores, de los cuales más de la mitad tenía alguna experiencia en el seleccionado.
Italia vence al fuerte seleccionado español en el debut por 1-0 con un desgraciado gol en contra de Vallana a pocos minutos del final y una desesperada carga española que choca con la infranqueable dupla defensiva central formada por Caligaris y Rosetta.
Posteriormente supera cómodamente a Luxemburgo por 2-0 en octavos de final y cae por 2-1 ante los suizos en un encuentro parejo que los suizos desnivelan con un polémico gol de Abbeglen en dudosa posición tras un grosero error de Caligaris. Italia queda eliminado, aunque muy cerca de colocarse entre los mejores cuatro equipos.
Pozzo deja nuevamente el cargo a causa de una enfermedad incurable de su mujer que fallece meses después.
Convocado por el Milan para entrenar su equipo, se traslada a la ciudad lombarda dejando su cargo en Pirelli y siendo contratado por el periódico La Stampa como redactor de fútbol, función que desempeñará por cuatro décadas.
Su campaña en el AC Milan fue discreta, finalizando octavo durante la temporada 1924/25 y séptimo en la siguiente donde abandonará la conducción al finalizar la misma.
Italia conquista la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 1928 en Amsterdam, bajo la conducción del seleccionador Augusto Rangone, tras caer ajustadamente ante Uruguay por 3 a 2 en semifinales y batir escandalosamente a los egipcios por 11 a 3 en el match definitorio por la citada presea.
En 1929 la Federación, a través de su amigo personal el presidente Leandro Arpinati, lo designa nuevamente entrenador comenzando el ciclo más exitoso de la selección azzura antes de la Segunda Guerra Mundial. Debuta el 1º de Diciembre goleando a Portugal por 6 a 1. Pero las cosas habían cambiado desde su última experiencia en las Olimpíadas de 1924. Julio Libonatti, un destacado atacante nacido en la Argentina e hijo de italianos fue el primer jugador sudamericano transferido al fútbol europeo donde recaló en el Torino en 1925. Merced a sus destacadas actuaciones se convirtió en el primer jugador extranjero en vestir la casaca de la selección nacional debutando frente a Checoslovaquia un año después y conformando posteriormente con Rosetti y Levratto una recordada delantera.
Con el blanqueo oficial del profesionalismo en 1929 comenzó a disputarse un campeonato único y se categorizaron las series A (primera) y B (segunda). A partir de ese momento llegará un importante aluvión de jugadores sudamericanos, principalmente de Argentina que tentados por el dinero, la fama y la posibilidad de jugar en el viejo continente emprendieron la aventura transoceánica.
Con el ascenso al poder de Benito Mussolini bajo la protección del Rey Víctor Manuel III comienza en Italia el período del régimen fascista que dominará por completo la vida de los italianos durante más de una década.
Como tantas manifestaciones populares el fútbol no escapará al control del régimen que propiciará apoyo incondicional a la Federación y por ende a la selección azzurra, cuyo éxito reflejará las bondades del sistema fascista. Entre otras medidas se permitió que los “oriundi” obtengan la ciudadanía italiana y puedan jugar con la casaca azzurra a pesar de haber representado anteriormente a sus países de origen respetando los plazos de tres años de residencia futbolística que establecía la FIFA para permitir este cambio (1).
Pozzo se encargaba paralelamente de dar forma a su equipo con esta ventaja. Debía competir en el Copa Internacional Dr. Geró, un torneo ideado por Hugo Meisl y Henri Delaunay, cuya primera edición había comenzado en 1927 y que constituía une especie de Mini-Eurocopa en la cual jugaban Italia, Austria, Hungría, Checoslovaquia y Suiza partidos de ida y vuelta todos contra todos coronándose campeón el equipo que reunía la mayor cantidad de puntos. Restaba la última fecha frente a Hungría en Budapest. Ambos equipos se encontraban en el segundo lugar con 9 unidades a un punto de los líderes Austria y Checoslovaquia, por lo que quien resultara vencedor se adjudicaba la Copa.
Consciente de la importancia del partido y como una prueba de fuego para sus jugadores Pozzo y sus jugadores visitaron en la jornada previa al partido el lugar donde se había desarrollado una de las más cruentas batallas entre Italia y el entonces Imperio Astro-Húngaro con el fin de inculcarles que ellos serían los encargados de vengar aquella derrota militar y que para lograrlo debían luchar como soldados. Sin dudas uno de los primeros ejemplos claros de cómo la psicología puede influir en la mente de los futbolistas.
Hungría poseía uno de los mejores equipos de Europa Central que se destacaba por su buen toque y la elaboración de jugadas que parecían perfectas, sin embargo carecía de firmeza defensiva. El equipo italiano, por el contrario se basaba en la solidez del arquero Combi y los experimentados zagueros Rosetta y Caligaris, todos de la Juventus. Pero el gran acierto de Pozzo sería la inclusión de un joven milanés de 19 años dotado de una gran calidad técnica que jugaba en el Ambrosssiana-Inter llamado Guiseppe Meazza. Con el “oriundi” argentino Raimundo Orsi de la Juventus y el alessandrino Giovanni Ferrari harían olvidar en breve tiempo a Baloncieri, Libonatti y Levratto.
Con el ingreso de Monzeglio del Bologna por Caligaris lesionado en el hombro Italia disputó el esperado cotejo el 11 de Mayo de 1930. Tras un primer tiempo parejo en el cual los italianos vencían 1-0 con gol de “Pep” Meazza, el complemento fue una lección de cómo defender muy bien y apovechar la velocidad de los punteros Orsi y Constantino y el oportunismo de Meazza. Fue un 5-0 tan sorpresivo como contundente en un reducto difícil y significó la primera copa internacional obtenida por la squadra azzurra.
El 22 de Junio y mientras el barco Conte Verde (2) hacía escala en Barcelona recolectando a los jugadores de Bélgica para participar en la primera Copa del Mundo, Italianos y españoles disputaban en Bolonia un encuentro amistoso que para los españoles tenía gusto a revancha por lo sucedido dos años atrás en las Olimpíadas. España vence por 3 a 2 en emocionante partido con un gol de Vantorla faltando apenas un minuto, destacándose Zamora, Peña y Prats en los ibéricos como así también Orsi y Baloncieri – que jugaba su último encuentro con la azzurra – por el lado de los locales.
Italia no participó del primer mundial pero obtuvo la sede para la organización del segundo en 1934 desplazando a Suecia que renunció a su candidatura, aunque siempre se sospechó que detrás de esta operación estuvieron Achille Starace, secretaria general de Parido Fascista y el General Giorgio Vaccaro, presidente de la Federación. Se construyeron estadios y se mejoró la red de caminos y las comunicaciones para demostrar que se podía organizar el Mundial perfecto.
Pozzo comenzó a preparar al equipo que tendría la máxima responsabilidad de representar a la Italia fascista. Para ello dispuso de una rigurosa selección de los hombres para los puestos que consideraba claves en su método. La disputa de la segunda Copa Internacional que arrancaba en 1931 sería un excelente banco de pruebas para modelar el equipo.
Combi, Rosetta y Caligaris eran inamovibles. Monzeglio y Allemandi (Ambrossiana-Inter) eran un buenos suplentes. En el mediocampo contaba con Pitto del Bologna, Bertolini de la Juventus y Atilio Ferraris (IV) de la Roma. También podían estar Bernardini de la Roma o Colombari del Nápoli. La delantera la podían integrar los extremos Orsi y Constantini, los Cesarini y Gioavanni Ferrari de la Juventus más el centroatacante Meazza. Como variantes tenía a Magnozzi del Milan y Schiavio del Bologna aunque con otras características.
El “método” sistema táctico empleado por Pozzo consistía en formar una fuerte línea defensiva con el retraso del centrehalf casi sobre la misma línea de los backs centrales, dos halves defensivos que podían replegarse o atacar por las bandas, dos insiders un poco más adelantados para generar de esta manera supremacía en el mediocampo arrancando los ataques, dos wings bien abiertos y veloces y un centroforward de área. El dibujo asemejaba una MM o 2-3-2-3 que se contraponía con el sistema inglés WM que había desarrollado Herbert Chapman en el Arsenal sustituyendo al abanico defensivo 2-3-5 perimido con la modificación de la Ley del offside en 1925.
El debut de Italia frente a Austria en la Copa Internacional Dr. Geró no pudo ser mejor, venció por 2 a 1 en Milán remontando la desventaja inicial. A partir de aquella derrota la selección austríaca comenzaría una serie de victorias, algunas aplastantes (4), que lo convertirían en el mejor equipo europeo sin tener en cuenta a los británicos. Sería reconocido como el “Wunderteam” y sus principales figuras serían Sindelar, Bican , Zischek, Horvarth y Smistik dirigidos por el inefable Dr. Meisl. Se adjudicaría la segunda Copa Dr. Geró reuniendo 11 unidades y superando por 2 a los italianos a quienes derrotaron por 2-1 en la revancha con doblete de Sindelar y cayeron en la última fecha ante los checos en Praga por el mismo marcador cuando los austrìacos ya se habían asegurado el primer puesto.
Este torneo le permitió a Italia no solamente medir fuerzas con los mejores equipos de Europa Central sinó también ir definiendo el equipo que afrontaría la Copa del Mundo. El 27 de Noviembre de 1932 en ocasión de un encuentro amistoso frente a Hungría en Milan debutaba como centrehalf Luis “doble ancho” Monti, crack argentino que jugaba en la Juventus donde había llegado un año después de la final de Montevideo donde los uruguayos se habían impuesto a sus vecinos del Río de la Plata en un clima muy caldeado donde el jugador había recibido amenazas si los albicelestes ganaban aquel partido. Monti era un fortísimo marcador que rayaba lo desleal, poseedor de un gran remate y dotado de una gran capacidad no solo para cubrir espacios sino para distribuir el juego. A pesar de superar los 30 años y llegar a Italia con un evidente sobrepeso fue rápidamente puesto en forma por los turineses convirtiéndose en patrón del mediocampo y conformando un gran terceto junto con Bertolini y Varglien que le posibilitó a la vecchia signora obtener el Scudetto durante cinco temporadas consecutivas entre 1931 y 1935.
Pozzo convertiría a Monti en un verdadero perro de caza, siempre con la misión de anular al mejor hombre rival, pero además confiaba en la precisión de sus pelotazos largos y en su gran fuerza anímica que periódicamente alimentaba recordándole que estaba viviendo su revancha de lo sucedido en Montevideo.
A mediados de 1933 Italia recibió a los maestros ingleses en Roma con la presencia del Duce Mussolini en el palco. Ferrari anotó la apertura a poco de comenzada la contienda, por lo que los visitantes tuvieron que esforzarse para buscar el empate que alcanzaron en la segunda etapa. Constantino desperdició antes una buena chance para colocar el 2-0 que podía haber resultado concluyente. Fue el último partido del right winger con la azzurra, Pozzo jamás le perdonó semejante desatino.
La tercera Copa Dr. Geró estaba en marcha e Italia había arrancado con 4 victorias consecutivas ante Suiza (3-0) y Hungría (1-0) de visitante y frente a los checos (2-1) y suizos (5-2) en Florencia. Sin embargo en su posterior compromiso cayó sin atenuantes ante los austríacos por 4 a 2 en Turín tras recibir una paliza memorable durante la primera etapa que se tradujo en un 3-0 parcial que inclusive pareció acotado de acuerdo a lo observado en el campo de juego. Meisl no pudo contar con Sindelar para este encuentro e incluyó 4 jóvenes y veloces jugadores (Nausch, Kaburek, Binder y Viertl ) quienes junto a Pepi Bican le complicaron el partido a los italianos. La reacción local del segundo tiempo no alcanzó pese a ponerse 2-3 con doblete de Meazza, el primero de penal puesto que 5 minutos después Zischek puso cifras definitivas al marcador. Pozzo observó que sus backs daban muestras de lentitud por el paso de los años y que esa ventaja en un Mundial podía ser decisiva para sus aspiraciones. Por lo tanto sería el último partido de la dupla Caligaris-Rosetta con la azzurra, a pesar que integrarían el plantel mundialista. Monzeglio del Bologna y Allemandi (3) del Ambrossiana-Inter conformarían la renovada defensa italiana.
Con la incorporación de los oriundi Guaita, Demaría y Guarisi - además de Orsi y Monti – Italia encaró los últimos meses de preparación con vistas a su Copa del Mundo. Pozzo convocó en una primera etapa a 40 jugadores para concentrar en el Hotel Alpino de Gignese – a 110 km de Turín – lejos de la prensa y las tentaciones. De ese numeroso plantel se tomó el tiempo para seleccionar a los 22 definitivos.
Solamente le faltaba convencer a Atilio Ferraris – una de las debilidades de Pozzo - que hacía dos años que no jugaba en la squadra azzurra por sus reiterados excesos y se encontraba jugando al billar en un café romano. Lo incorpora con la promesa del jugador que no beberá alcohol y le permitirá fumar apenas 3 cigarrillos diarios.
La insólita Reglamentación del torneo preveía que Italia debía afrontar dos encuentros frente a Grecia para formar parte de su propio Mundial. El 25 de Marzo de 1934 Italia venció a los helénicos por 4-0 en San Siro con muchos suplentes y una buena actuación de Meazza y Ferrari dando muestras de la jerarquía existente entre ambos seleccionados aunque sin exigirse demasiado. La revancha en Atenas nunca se disputó, pues los griegos renunciaron conscientes de la superioridad italiana y con temor de pasar papelones ante su público. Otra versión sugiere que los italianos aportaron el dinero necesario para construir la sede de la Federación local en Atenas para evitarse el viaje y alguna sorpresa desagradable. Lo cierto es que Italia formó ese día con Ceresoli ; Monzeglio, Allemandi; Montesanto, Monti, Fantoni II, Guarisi, Serantoni, Meazza, Rocco , Giovanni Ferrari y Guaita. Sorprende la presencia del arquero Ceresoli del Ambrossiana-Inter, reemplazante de Combi quien ya había anunciado su retiro tras la derrota frente al Wunderteam. También sorprende la inclusión de Nereo Rocco, quien finalmente no formó parte de la plantilla mundialista y que sería el famoso entrenador de Milan en los años 60/70, del oriundi brasilero Fantoni II también desafectado y de Serantoni, titular en el Mundial siguiente. Quizás Pozzo sabedor de la superioridad de su elenco quiso realizar las últimas pruebas antes de la designación definitiva. Ceresoli tuvo la mala fortuna de fracturarse un brazo un mes antes de la Copa, por lo tanto Pozzo que ya había presentado cinco días antes la lista y no confiaba demasiado en los otros guardametas tuvo que recurrir nuevamente al “gato” Combi quien aceptó el desafío y la capitanía del equipo.
El plantel definitivo se formó con los Arqueros Combi (libre), Massetti (Roma) y Cavanna (Nápoli); Defensores: Allemandi (Ambrossiana-Inter), Monzeglio (Bologna), Pizziolo (Fiorentina), Rossetta (Juventus), Caligaris (Juventus), Ferraris IV (Roma), Castellazzi (Ambrossiana-Inter); Volantes: Guaris (Lazio) i, Monti (juventus), Bertolini (Juventus), Guaita (Roma), Varglien (Juventus); Delanteros: Orsi (Juventus), Schiavio (Bologna), Ferrari (Juventus), Meazza, (Ambrossiana-Inter), Borell II (Juventus) , Demaría (Ambrossiana-Inter), Arcari (Milan).
El 27 de Mayo de 1934 comenzaba el segundo Campeonato Mundial de Fútbol en tierras italianas siendo Roma, Milan, Turìn, Florencia, Génova, Trieste, Bolonia y Nápoles las subsedes.
A la anunciada ausencia uruguaya a causa de la escasa concurrencia europea a Montevideo cuatro años antes, se sumaban una diezmada representación argentina integrada por equipos de segunda división y ligas provincianas que no adherían al incipiente profesionalismo, y el aislamiento británico a causa de disidencias entre The Football Association y la FIFA además de su todavía vigente aire de superioridad frente a los equipos más poderosos del continente, aunque el “Wunderteam” había caído ajustadamente por 4 a 3 en Wembley apenas un año y medio atrás.
Austria, Checoslovaquia, España, Hungría y los locales se erigían como los máximos favoritos para obtener la Copa. Parecía que todas las cartas estaban echadas sobre el paño verde, pero Benito Mussolini se había reservado algunas cartas que jugaría oportunamente y al borde del Reglamento, pues no podía dejar escapar la oportunidad que Italia se proclamara como el mejor equipo del Mundo.



(1) Los oriundi argentinos Luis Monti, Enrique Guaita, Atilia Demarìa y el brasilero Anfilogino “Guarisi” Marques Filho no cumplían a la fecha de inscripción con los 3 años de residencia en el fútbol Italiano, por lo que a pesar de tener la doble nacionalidad y representar internacionalmente a Italia no deberían haber integrado el plantel según la disposición vigente de la FIFA, que aprobó la nómina de jugadores probablemente a causa de la presión ejercida por los dirigentes que respondían a la aceitada maquinaria fascista.
(2) El SS Conte Verde fue el barco que trasladó a las selecciones europeas, a excepción de Yugoslavia que viajó en el “Florida”, hacia Montevideo para la disputa de la primera Copa del Mundo en 1930. Zarpó desde Génova con los rumanos y su propio Rey Carol III que además ofició de entrenador, en Villefranche-Sur-Mer embarcaron los franceses, con Jules Rimet, su hija, dirigentes de la FIFA, árbitros y por supuesto la Copa de oro macizo, en Barcelona subieron los belgas incluyendo al referee Jean Langenus y finalmente en Río de Janeiro embarcó la selección brasilera.
(3) Luigi Allemandi fue incriminado por recibir un soborno por parte de un dirigente del Torino para que intercediera ante sus compañeros de la Juventus para dejarse vencer en el clásico disputado el 5 de Junio de 1927. Como a pesar de la derrota por 2 a 1 la actuación de Allemandi fue extraordinaria, el dirigente rehusó pagarle la segunda mitad convenida tras el partido. Allemandi confesó el arreglo y la Federación inició las investigaciones que culminarón con la quita del título al Torino, el cual fue declarado vacante, Allemandi fue suspendido de por vida aunque un año después y vistiendo la casaca del Ambrossiana-Inter fue indultado para jugar en las Olimpíadas de Amsterdam.
(4) Entre el 12-4-1931 (vs Italia 1-2) y el 7-12-1932 (vs Inglaterra 3-4) la selección austríaca acumuló 14 partidos invicta con 11 victorias y 3 empates convirtiendo 49 goles y recibiendo 14. Sus mayores goleadas fueron frente a los escoceses (5-0), suizos (8-1), alemanes (6-0) y húngaros (8-2). No obstante tras la derrota a manos inglesas, jugó 13 encuentros hasta el comienzo del Mundial perdiendo solamente ante los checos (1-2) el 9 de Abril de 1933 pero venciendo en 8 oportunidades entre las cuales se incluye la paliza a los búlgaros por 6 a 1 en la clasificación para la Copa.