segunda-feira, 30 de maio de 2011

Las hazañas de Peñarol en los 60s (3ra parte)

Primera final de la Libertadores en el Centanario. Futuros campeones.


Carrizo se anticipa a Rocha cuando River ganaba còmodamente por 2-0 en Santiago Vuelta Olìmpica en Santiago. Peñarol ha ganado una final memorable.


Spencer acecha a Carrizo en los minutos finales de la tercera final


Otra vuelta olìmpica, Joya, Goncalves y Cortès festejan


Arriba: Caetano, Mazurkiewicz, Goncalvez, Dìaz, Lezcano,Forlan, Máspoli (DT). Abajo: Abbadie, Rocha, Spencer, Cortés y Joya. Once jugadores para una hazaña




Las dos derrotas en el inicio de la Copa Libertadores de 1966 habían hecho cavilar a Roque Gastón Máspoli sobre la disposición táctica del equipo en la cancha. Néstor Goncalvez a pesar de tener un gran peso en el equipo carecía del ida y vuelta que necesitaba un volante central por aquellos tiempos en los cuales muchos rivales jugaban de contraataque y podían aprovechar los espacios vacíos que dejaba el capitán cuando incursionaba ofensivamente y Cortés carecía de la velocidad de Sasía para cubrir las espaldas tanto de “Tito” como de los laterales que se sumaban al ataque.
Por lo tanto el entrenador puso en práctica un esquema parecido al Inter de Helenio Herrera, al cual había visto el año anterior cuando visitó a Independiente en ocasión de la Copa Intercontinental. El paraguayo Lezcano jugaría de líbero por detrás de una línea defensiva conformada por Forlan y Goncalvez como marcadores centrales más Varela y Caetano como laterales. En el mediocampo Cortés sería volante central con Rocha y Abbadie como armadores y Spencer y Joya como delanteros formando un 5-3-2 que podía desdoblarse en 4-4-2 con la subida de un lateral o del propio Goncalvez o en 4-3-3 si Abbadie se sumaba al ataque en posición de puntero derecho de acuerdo a las circunstancias. También contaba con el “Cholo” Ledesma, Emilio Alfano y “Lito” Silva como variantes ofensivas y los juveniles Nelson Díaz y Tabaré González como defensores.
El equipo jugaría de visitante básicamente al contraataque aprovechando los buenos lanzadores que tenía – Cortés o Rocha – y explotando fundamentalmente la velocidad y potencia ofensiva de los morenos – Joya y Spencer – quienes además eran excelentes definidores.
De esa manera llegaron los primeros triunfos en tierras ecuatorianas ante 9 de Octubre y Emelec por 2 a 1 en ambos casos y la victoria en La Paz ante Deportivo Municipal por idéntico marcador.
Luego llegarían las victorias de local vs Jorge Wilsterman (2-0), Dep. Municipal (3-1), 9 de Octubre (2-0) y Emelec (4-1) y un partido con Nacional que fue realmente un trámite, pues ambos equipos ya estaban clasificados empero con doblete de Rocha y un gol de Joya los carboneros vencieron por 3-0.
Integró el grupo de semifinales junto a Universidad Católica de Chile y nuevamente Nacional por cuestiones reglamentarias que impedían que equipos del mismo país se enfrentaran en la final. De ese modo curiosamente 3 equipos argentinos integraban la otra llave semifinal: Independiente, Boca y River quienes pugnarían por un lugar en la final frente al modesto Guaraní que llegó a empatarle a Boca en la Bombonera y asustar a River en el Monumental.
La derrota por 0-1 en Santiago ante un metódico equipo chileno que practicaba con gran precisión la maniobra del offside no melló el ánimo del plantel, que afrontó el primer encuentro frente a Nacional como una verdadera final de la cual se proclamó vencedor por 3-0 con un triplete se Rocha, quien se transformaba en el verdugo de los “bolsos”, no solamente por sus goles sino también por lo que técnicamente demostraba en el terreno y por lo que representaba para sus rivales, como muestra queda el segundo gol en el cual tras recibir un pelotazo de Forlan amagó un pase para un compañero, eludió al sorprendido arquero Paz y entro al arco con pelota y todo paseándola por toda la red para devolverla al mediocampo con un fuerte pelotazo.
Los chilenos de la Universidad Católica fueron claramente superados en el Centenario por 2-0 (Joya y Rocha) aunque los goles llegaron recién durante la segunda etapa. La derrota de los andinos frente a Nacional (1) posibilitó que Peñarol con tan solo empatar frente a su clásico rival llegue a la final.
Nacional necesitaba ganar para avanzar a la final, pero Peñarol resistió los embates de su oponente que carecía de claridad en la definición y cuando conseguía recuperar la pelota la entretenía en el mediocampo con el juego pausado y monótono que le infringían Cortès, Goncalvez y Rocha quienes jugaban lejos del trío Spencer-Silva-Joya y llegaban con pelotazos anunciados que los defensores de Nacional se encargaban de controlar sin mayores inconvenientes. Hasta que faltando 20 minutos un gran pase por elevación de Spencer para el pique por sorpresa de Cortès rompió la defensa en línea de los “bolsos” y el volante definió con un zurdazo alto y fuerte inalcanzable para Sosa que pegó en la parte inferior del travesaño y definió el partido.
River Plate se había impuesto en el otro grupo semifinal al ganar un desempate frente al bicampeón reinante – Independiente a quien venció por 2 a 1 – , Cabe destacar que mientras Peñarol se declaraba finalista el 23 de Abril luego de haber disputado 14 compromisos coperos; los riverplatenses se clasificaron el 10 de Mayo tras jugar 17 partidos, lo que suponía una sobrecarga de partidos máxime si se tiene en cuenta que perseguía sin tregua al puntero Racing en el torneo local evidenciando una gran preparación física producto de la juventud del plantel que contrastaba con la veteranía de algunos jugadores peñarolenses.
Contaba con un plantel plagado de figuras como el experimentado arquero Amadeo Carrizo transitando los últimos años de su extensa carrera; los incansables volantes Solari y Sarnari; los hermanos Onega tan disímiles como armonizados futbolísticamente, Ermindo con su talento e inteligencia innata, Daniel con su gran capacidad goleadora; los uruguayos Matosas y Cubillas que habían dejado gratos recuerdos en Peñarol; el peruano Loayza, un prodigio técnico de refinada gambeta considerado el mejor jugador incaico hasta la aparición de Teófilo Cubillas; Oscar Mas, rápido y diminuto delantero con una diagonal temible y un impresionante remate de volea y el goleador Lallana entre otros.
Según el concepto del verborragico Renato Cesarini, su técnico, el equipo debía ser una “máquina” con una defensa fuerte y un ataque más fuerte aun. El elenco millonario arrastraba años de constantes críticas por aflojar en los momentos decisivos de los últimos torneos. A muchos jugadores se lo catalogaba como faltos de hombría y reticentes a jugar con pierna fuerte cuando los partidos se complicaban. Cesarini exigía un mayor esfuerzo y solidaridad de sus jugadores, fue así que el equipo ganó confianza y fueron apareciendo los resultados y la crítica favorable sobre todo cuando estaban en el umbral para obtener la Copa Libertadores de América.
La primera final en Montevideo se jugaría con árbitros argentinos y la revancha en Buenos Aires con referees uruguayos como parte de la confraternidad entre ambas instituciones.
El 14 de Mayo en el Centenario River planteó un esquema defensivo con la dupla de volantes Solari-Bayo en la contención y la firmeza defensiva de Sainz y Guzmán. Peñarol recién pudo quebrar el cerco defensivo a los 75 minutos cuando el “Pardo” Abbadie de gran actuación se adelantó velozmente a Carrizo y colocó el 1-0. Diez minutos después y ante el desconcierto riverplatense por la desventaja en el marcador Joya conquistó el segundo tanto con un fuerte disparo que se incrustó entre el veterano arquero y el primer palo cuando los defensores de River reclamaban offside.
Cuatro días más tarde y ante un clima hostil se jugó el desquite. El plantel de Peñarol debió llegar al estadio en varios taxis, pues el ómnibus que debía trasladarlos al Monumental nunca llegó y la dirigencia temía que se le diera por perdido el partido por no llegar a horario. Los jugadores debieron recorrer a pie las últimas cuadras que los separaban del estadio por el incesante tráfico en los alrededores soportando una especie de Vía Crucis ante la multitud de argentinos que pugnaba por ingresar a la cancha.
Llegaron separados en varios grupos con el tiempo justo para cambiarse sin ningún tipo de calentamiento previo y cuando ingresaron al terreno de juego se encontraron inclusive con gente dentro de la pista olímpica en una improvisada tribuna que le proferiría todo tipo de agresiones verbales y físicas durante el desarrollo del encuentro.
Sin embargo el equipo se adaptó enseguida al trámite del partido y a los 32 minutos Rocha convirtió el primer tanto de penal tras tomar el rebote que había dado Carrizo en primera instancia. Onega empató de cabeza 6 minutos después desviando un centro.
Al comienzo de la segunda etapa Spencer desniveló tras empalar la pelota sobre el achique de Carrizo tras un rápido contraataque, pero enseguida empató Sarnari con una gran acometida.
Finalmente a los 73 minutos Emindo Onega convirtió el 3-2 final que desató una algarabía tal que hasta los policías encargados de controlar el orden se abrazaban con el autor del gol.
Los hechos violentos no terminaron en la cancha, continuaron en el hotel, pues cuando los jugadores regresaban fueron agredidos a golpes de puño y patadas por un gran número de iracundos simpatizantes de RIver Plate. No obstante la delegación no efectuó ningún tipo de denuncia o descargo conscientes que la situación se resolvería en terreno neutral.
A pesar que la revancha debía jugarse 72 horas después en Chile, los dirigentes de River propusieron adelantar un día el partido argumentando compromisos locales y sospechando que la recuperación de los veteranos de Peñarol sería más lenta. Cataldi y los suyos aceptaron más por orgullo y sed de venganza que por convicción y raciocinio. Además pesaba en el plantel la humillante derrota sufrida en el mismo escenario ante Independiente un año atràs. Desconocìan que los próximas 3 Copas las obtendrían en el mismo estadio.
La tarde del 20 de Mayo de 1966 en el estadio Nacional de Santiago quedaría en la historia grande del fútbol uruguayo. River no podía contar con el sobrio defensor Guzmán lesionado en el segundo cotejo entonces jugó Grispo. La superioridad de River durante la primera etapa fue notoria superando a los uruguayos en todo el campo de juego con una gran circulación de pelota, anticipo permanente y un ataque insostenible que se tradujo en un incuestionable 2-0 con tantos de Daniel Onega y Solari tras un tremendo disparo de media distancia sobre al final de la etapa.
En el complemento Màspoli sustituye a Nelson Díaz de floja tarea por el temperamental Tabaré González con la intención de reforzar la defensa. También Cesarini efectuó una modificación aunque ungido por un golpe que recibió Sainz quien solicitó el reemplazo; inicialmente la idea era reemplazarlo por Bayo, quien según algunas versiones se negó argumentando que su posición no era la de lateral, por lo tanto decidió el ingreso del delantero Lallana dado a la falta de defensores en el banco y confiado en que la supremacía esgrimida era tal que podría golear al elenco uruguayo para redondear una final perfecta.
River terminó jugando con 7 jugadores plenamente ofensivos y solamente Vieitez, Grispo y Matosas como defensores. Solari bajó a auxiliar a la defensa como improvisado lateral y el mediocampo quedó conformado por Sarnari y Ermindo Onega quedando en la delantera Cubilla por derecha, Mas por izquierda, Lallana y Daniel Onega como atacantes netos.
El funcionamiento de River no se resintió pese al cambio, y además Peñarol seguía sin imponer su presencia en la cancha aunque controlaba un poco mejor a su rival cómodo con el resultado, pero a los 60 minutos llegaría la jugada que serviría como bisagra para torcer la historia: Joya toca para Spencer quien efectúa un remate débil y bombeado que Carrizo amortigua con el pecho y luego toma despreocupadamente con sus manos (2). Los uruguayos y el público local – en su mayoría – interpretan que el arquero quiso sobrar la jugada manifestando su suficiencia ante los rivales. La acción dispara automáticamente dos efectos, el primero es la desaprobación de los espectadores que deciden a apoyar a Peñarol cuando antes disfrutaban y vitoreaban el lucido juego de River, la segunda es despertar el carácter típico de los jugadores del conjunto uruguayo ofendidos por lo que consideran una afrenta, quienes de ahora en más sacarán a relucir toda su personalidad en un momento adverso y muy difícil de revertir.
El propio Spencer, Goncalvez y Abbadie recriminan al arquero su actitud, Carrizo hace caso omiso. A partir de ese momento los jugadores de Peñarol comienza a enviar centros al área que Spencer, Rocha y Abbadie se encargarían de capitalizar con sus embestidas sobre la humanidad del experimentado arquero que comienza a ser hostigado también por Lito Silva, lesionado en la primera final, que logra ingresar al terreno y colocarse detrás de su arco para proferirle todo tipo de insultos.
A los 70 minutos Un tiro libre alto de Goncalvez aterriza de golpe en el punto del penal donde se ubicaba Spencer quien de volea y con una sorprendente media vuelta de zurda clava la pelota en un ángulo y descuenta.
A partir de ese momento Peñarol siente que River se desinfla y como el noqueador de boxeo sabe que su rival está sentido por el golpe, por lo tanto como sabe que tiene mayor poder de pegada y que psicológicamente ganó la contienda entonces se la juega a riesgo de recibir una contra que lo puede voltear por toda la cuenta.
Poco a poco River se va encerrando en su área porque Peñarol lo aprieta. Cada centro puede terminar en gol, cada disparo al arco inquieta a Carrizo. River ya no tiene salida clara y apuesta a un contraataque pero Cortès y Goncalvez roban una pelota tras otra y la tocan con criterio. De ese modo a los 72 minutos una combinación entre Spencer, Joya y Rocha rebota en un defensor riverplatense Abbadie dispara al arco desde fuera del área, la pelota se desvía en la espalda de Matosas y es el empate.
Nadie lo puede creer, a River se le escapa la Copa de las manos. Joya y Spencer presionan sobre la salida de Carrizo y los nerviosos defensores, Forlan y el “Tito” llenan el área de centros para los morenos y Rocha se ha transformado en otro atacante más. Todavía queda tiempo para que Spencer erre un gol increíble con Carrizo desparramado y otro definiendo muy alto sobre la cabeza del arquero y que sobre la hora Daniel Onega remate desde buena posición por sobre el travesaño una pelota que le bajó Lallana de cabeza y Lezcano despeje sobre la línea un remate de Lallana en un atisbo de reacción riverplatense.
Terminado el tiempo reglamentario Cesarini comprendió que su cambio había sido desatinado porque sería imposible detener la embestida del envalentonado Peñarol sin defensores y supo que algunos de sus jugadores eran víctimas de aquellos viejos fantasmas que venían negándole los títulos. Supo además que sería objeto de feroces críticas hasta el último día de su vida.
A pesar de todo el alargue pesaba en los veteranos uruguayos que recién consiguieron la desventaja a los 12 minutos del alargue con una fórmula muy repetida: centro de Forlan y cabezazo extraordinario de Spencer aventajando a sus marcadores y venciendo a Carrizo. Allí se terminó la Copa aunque para rubricar la hazaña Rocha convirtió también de cabeza 6 minutos después el 4-2 definitivo y lapidario para las aspiraciones de un desdibujado River Plate. Todavía quedó tiempo para dos fouls de Carrizo contra Spencer fuera del área en sendos mano a mano que denotaban la impotencia del arquero ante lo inevitable. Esa jornada marcarìa el nacimiento del mote de "gallinas" para denominar a los riverplatenses, quizàs por la sensación de miedo o estupor que eriza la piel tanto como estas aves (3).
Terminó el partido y jugadores, técnico, dirigentes y allegados se confundieron en lágrimas y abrazos. Poco más de un millar de hinchas carboneros deliraba en las tribunas.
El regreso a Montevideo fue motivo de festejos similares al Maracanazo de 1950. Los jugadores fueron recibidos como auténticos héroes. Pero todavía quedaba un desafío: La Copa Intercontinental frente al Real Madrid.
El conjunto merengue ya había jubilado a sus leyendas como Di Stèfano y Puskas. Una nueva generación de jugadores asomaba destacándose Amancio, Grosso, Velázquez, Sanchis y Pirri a los cuales se los llamó “los ye-ye” por una producción fotográfica que habían realizado con unas pelucas imitando a los famosísimos Beatles.
Pero más allá de lo anecdótico, era un equipo cuyos jugadores habían crecido viendo jugar al equipo de las cinco Copas de Europa y procuraba recuperar su mística. Habían dado el gran golpe al eliminar al campeón Inter de Milán en semifinales y después derrotar en la final al duro Partizan de Belgrado por 2-1 tras revertir la desventaja inicial.
Muchos de los jugadores ibéricos conocían a los uruguayos por la meritoria actuación del Mundial de Inglaterra y sabían que el rival no era fácil, pero sostenían que obteniendo un buen resultado de visitante no tendrían inconvenientes para vencer en Madrid. Sin embargo el estado físico de los jugadores que regresaban de la Copa del Mundo no era el más óptimo por lo que se dejaba ver en los primeros partidos del Campeonato Uruguayo, donde un par de derrotas y algunos empates dejaban al equipo mirasol lejos del puntero Nacional.
El primer encuentro se disputó en Montevideo el 12 de Octubre de 1966 ante un Centenario repleto. Sorprendió la marca personal que impusieron los “merengues”. Sin embargo a los 39 minutos tras un saque lateral una combinación entre Abbadie y Spencer culminó con un una gambeta finísima del ecuatoriano que dejó desairados a Zocco y De Felipe y definió sobre la salida de Betancort.
Pachìn dejó al visitante en inferioridad numérica por agresión de Pachìn a Spencer, aunque el árbitro ignoró un cabezazo anterior de Rocha al defensor madridista, por lo que durante la segunda etapa el equipo local manejó pelota, terreno y marcador ante la siempre férrea marcación de los madridistas. Por eso no resultó extraño que el 2-0 se haya producido cuando faltaban apenas 5 minutos para el epílogo Abbadie colocó un pase en profundidad para la entrada de Spencer quien definió fuerte y rasante sobre la salida del golero español. Los europeos se quejaron del estado del campo de juego y del tamaño de la pelota – más chica que la que acostumbraban jugar en el viejo continente – que les impedía un mejor control del juego. Pero tenían gran confianza para vencer en la revancha, puesto que consideraban que el cansancio del viaje y la propia presión del público local inclinaría la cancha en dirección al arco defendido por Mazurkiewicz y la diferencia llegaría por decantación.
Los fanáticos del Real Madrid agotaban pasajes para Lausanna, destino del partido de desempate, mientras la dirigencia reservaba el Hotel. A nadie le cabía en la cabeza otro resultado más que el triunfo en Chamartìn (actual Santiago Bernabeu). Regresaba Gento luego de una lesión, él sería el único sobreviviente en cancha de la gloriosa final de 1960 (el restante era Pachìn, suspendido). Spencer tampoco podía olvidar los 5 goles recibidos y Goncalvez sentía la impotencia de haber quedado marginado por una amigdalitis, ambos tomaban este partido como una auténtica revancha.
Màspoli tenía claro que debía esperar al Real Madrid en su propio campo apelando a la fórmula que tantos éxitos le había deparado en la Libertadores. Gento sería tomado en forma escalonada por Abbadie, Tabaré González (reemplazaba a Forlàn, lesionado en la ida) y si conseguía pasar lo cruzaría Lezcano; Caetano con Serena, Lezcano y Varela sobre Grosso y Amancio; Goncalvez y Cortès peleando el el medio con Velázquez e imponiendo su toque corto y prolijo; Rocha y Abbadie de lanzadores, el “pardo” colaborando también en la contención; finalmente Joya y Spencer como puntas. La idea fundamental era aguantar los embates iniciales para después imponer su ritmo y llevar a los españoles al terreno que más le convenía.
El 25 de Octubre y ante el arbitraje del italiano Lo Bello se disputó la segunda final. Tal como suponía Màspoli el Real Madrid salió a buscar el resultado desde el pitazo inicial, pero luego de los 10 minutos Peñarol se acomodó en la cancha y en menos de 10 minutos creó tres situaciones por intermedio de Spencer y Joya e inclusive se anuló un gol del ecuatoriano por supuesta mano.
A la media hora una genialidad de Rocha terminó con un discutido penal cometido por Calpe que el mismo Pedro se encargó de convertir. Con la ventaja Peñarol se relajó e hizo circular la pelota ante el nerviosismo de los jóvenes jugadores del Real Madrid que no encontraban la forma de penetrar tan cerrado esquema defensivo. Casi sobre el final del primer tiempo un vertiginoso recorrido de Spencer eludiendo rivales por derecha desde el mediocampo que incluyó una pared devuelta de taco por Joya cuando el ecuatoriano entraba al área culminó con un suave remate sobre la salida de Betancort que colocó el 2-0 ante el estupor de los locales. Una verdadera lección de cómo se debe jugar de visitante tituló el “La Gazzeta dello Sport” refiriéndose al planteo de los sudamericanos. El segundo tiempo estuvo de más, puesto que Peñarol cerró aun más sus líneas y ante la impotencia del local el encuentro decayó en interés y emotividad. Peñarol soportó con entereza los asedios del local, tocó con tranquilidad cuando recuperó la pelota y creó algún peligro con las pelotas largas en dirección a Spencer, Joya o Abbadie hasta que Lo Bello decretó el final. Peñarol tocaba el cielo con las manos, no solo se había vengado del Real Madrid y en su propia casa, además se había proclamado como el mejor equipo del Mundo tras una temporada extenuante con la Copa Libertadores y el mundial de Inglaterra con un plantel compuesto en su mayoría por veteranos de gran experiencia que ya sentían el paso de los años, pero que estaban dotados de una gran fibra combativa y un eximio dominio del balón que les permitía dar vuelta los partidos más difíciles y doblegar a los mejores equipos del Mundo.
El balance era prácticamente inmejorable, de las 7 Copas Libertadores jugadas hasta 1966 Peñarol había jugado 6, ganando la mitad de ellas, llegando a 2 finales y a una semifinal. Tres veces había disputado la Copa Intercontinental venciendo en 2 oportunidades. El club era reconocido no solo en América sino también en toda Europa, sus jugadores eran figuras de renombre disputadas por muchos clubes, las arcas del Club recaudaban fondos por títulos, giras y derechos de televisión que solamente eran superados en América por el Santos de Pelé. El club estaba en el pináculo de sus 75 años de vida.
Pero lentamente comenzaría la declinación que significaba el final de un ciclo paralelamente al el resurgimiento del rival de toda la vida, aunque en la transición aguardaban nuevas hazañas.

(1) Fernando Riera, famoso por dirigir a la Selección Chilena en 1962 y al Benfica de Eusebio un año después, había tomado la dirección técnica de Nacional tras haber dirigido y clasificado paradójicamente a Universidad Católica durante la primera fase de esta misma Copa.
(2) Aunque el propio Amadeo declaró que la pelota le había pegado en el pecho y que no tuvo intención de cargar a sus rivales, en el mundillo del fútbol argentino se sabía de las fanfarronerías del arquero. El propio presidente de River Plate Américo Liberti manifestó que Carrizo fue el responsable de la reacción de los contrarios y de echarse el público en contra porque es muy fácil sobrar en la buena, pero hay que tener la guapeza suficiente en las malas.
(3) Una semana después(29/5/66) visitando a Banfield por el torneo local, los simpatizantes locales arrojaron al terreno de juego una gallina con una banda roja adherida a sus plumas que simbolizaba una original chanza ante la tremenda derrota de Santiago
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quinta-feira, 5 de maio de 2011

El Barça de Guardiola hace historia

Esta columna nace de alguien que ama profundamente el fútbol y el presente del FC Barcelona no puede pasar desapercibido para quienes pretenden gozar de un espectáculo de alto vuelo futbolístico en estas épocas de tanta mezquindad y partidos aburridos que parecen escapados más de los tratados de ajedrez que de la esencia del más popular de los deportes.
El Barça está en la puertas de la galería de los grandes equipos de la historia, esa que exhibe al Real Madrid de Di Stéfano, Puskas, Kopa y Gento; el Santos de Pelé, Coutinho, Dorval, Pepe y Mengalvio; el Ajax de Cruyff, Neskeens, Rep, Keizer; el Flamengo de Zico, Tita, Nunes y Junior o el Milan de Gullit, Van Basten, Rijkard y Maldini.
Pero en qué consiste el juego que practica el Barça? Porqué es tan superior a sus rivales? De qué manera logra desembarazarse de los más astutos planes defensivos de sus rivales y terminar triunfador en la mayoría de los encuentros?
En las siguientes líneas trataré de desmenuzar las razones de la actualidad del equipo dirigido tácticamente por “Pep” Guardiola.
Evidentemente la génesis de este Barça está en el Fútbol Total holandés creado por Rinus Michels y continuado por Stevan Kovacs en el Ajax de principios de los años ’70. Su máxima figura era Johan Cruyff, un jugador sencillamente fenomenal, hábil en el manejo de la pelota, inteligente en la creación y distribución, buen definidor, poseedor de un despliegue físico extraordinario que le permitía moverse por todos los sectores del terreno y encontrar siempre una posición libre cuando las marcas a presión de sus rivales lo hostigaban. Con 8 jugadores del Ajax el sistema se trasladó a la selección holandesa. Pero Cruyff no jugaba solo, a su lado tenía algunos intérpretes de lujo como Neskeens, Van Hanegem, Krol, Rep y Rensenbrink.
La idea fundamental de aquel equipo era recuperar la pelota presionando a sus rivales en todo el terreno a veces hasta con 2 o tres jugadores y manteniendo a todo el equipo en un bloque de 30/40 metros, por lo que muchas veces los delanteros contrarios quedaban naturalmente en offside, maniobra que los defensores holandeses practicaban con matemática precisión. Una vez obtenido el balón comenzaba una serie de toques donde no solamente circulaba el balón sinó también los jugadores en búsqueda de nuevas posiciones para mostrase libres para le recepción. Los piques y amagues eran permanentes y la cobertura defensiva funcionaba correctamente. Pero la “Naranja Mecánica” de 1974 tenía un talón de Aquiles: no poseía un delantero neto que transformara en goles todas las posibilidades que creaban, por lo tanto en la final chocó con Sepp Maier y la granítica defensa alemana que le impidieron proclamarse campeones del Mundo.
Años después Johan Cruyff desembarcó en el Barcelona como técnico donde obtuvo 4 Ligas, 2 Copas del Rey, una Copa de Csampeones, una Recopa Europea, una Supercopa de Europa y 3 Supercopas de España.
Más allá de los títulos el Barça de Cruyff se caracterizó por imponer un estilo definido basado en un flexible 3-4-3 con buen toque de balón y creatividad, un mediocampo de lujo y veloces delanteros que muchas veces se tiraban a las bandas para permitir la entrada franca de los volantes.
Ese equipo contaba con grandes figuras como Stoichkov, Romario, Ronald Koeman, Michel Laudrup, Guardiola, Bakero, Salinas, Sergi, Begurustain y se hizo mundialmente conocido como el “Drem Team”, pero tuvo su epílogo la noche que el Milan lo vapuleó en la final de la Champions League de 1993/94 en Atenas venciéndolo por 4-0.
La impronta de los técnicos holandés siguió con la llegada del polémico Luis Van Gaal y el desembarco de algunos jugadores holandeses del brillante Ajax de 1995 como Cocu, Bogarde, Zenden, Kluivert, los hermanos De Boer y Overmars má el aporte de Rivaldo y Figo no hizo más que potenciar ese juego exquisito de buen toque y velocidad aunque a veces la tozudez táctica de su entrenador haya privado a los espectadores de mejores espectáculos. Sin embargo se obtuvieron 2 Ligas consecutivas y una Copa del Rey pero no le perdonaron jamás la derrota ante Valencia en las semifinales de la Champios League de 1999/2000 y se tuvo que ir. Volvió sin pena ni gloria en 2003/2004, pero es a partir de la llegada al banquillo de Frank Rijkaard cuando todo comienza a cambiar.
Con un Ronaldinho imparable más los aportes de Eto’o, Deco, Rafa Márquez y Edmilson el club consiguió dos Ligas y la Champions de 2005/6 venciendo en la final al difícil Arsenal de Arsene Wenger. A las endiabladas jugadas del astro brasileño se sumaban los primeros arranques de un juvenil argentino procedente de la cantera llamado Lionel Messi que junto a los jóvenes Andrés Iniesta, Xavi Hernández, Gerard Piqué, Sergio Busquets comenzarían la época más gloriosa desde el “Dream Team”.
Pero el verdadero cambio comienza con la llegada de Guardiola en mayo de 2008. El nuevo técnico que se había desempeñado como entrenador del Barcelona “B” puso su foco en los juveniles tras las partidas de Ronaldinho al Milan y Deco al Chelsea. La llegada de los brasileros Dani Alves y Maxwell fue fundamental para los planes del técnico, pues siempre fue gustoso de los laterales con proyección.
Sin dudas el éxito actual del Barça está basado en su trabajo de divisiones inferiores en el complejo “La Masia” ubicado en las afueras de la Ciudad Condal donde se gestó la historia que tantos frutos está dando actualmente al club. Allí los futuros cracks de otras latitudes disponen de una residencia con todas las comodidades, cuidados alimenticios, atención médica y psicológica y aprenden los secretos técnicos y tácticos para que una vez que lleguen a primera división se acoplen perfectamente el sistema de juego que pondera el cuerpo técnico.
El sistema más utilizado es un 4-3-3 que puede mutar a 3-4-3 cuando Dani Alves juega de volante o a un 3-4-4 cuando suben ambos laterales e Iniesta se adelanta unos metros para juntarse con Messi.
El respeto por la tenencia del balón y el toque rápido, preciso y a una velocidad increíble son las marcas de origen del elenco blaugrana. Sin embargo la disciplina táctica se manifiesta en los relevos y la solidaridad defensiva para la recuperación del balón, sobre todo por parte de Busquets, Piqué y el veterano Puyol que ha dejado atrás el juego iracundo de sus comienzos con Van Gaal en el banquillo para transformarse en un gran jugador, ordenado y criterioso que a sus 33 años contagia con sui ímpetu a sus compañeros.
El Barça rompe con todos los esquemas defensivos que se le plantean porque resuelve todo a partir de la administración del balón intentando crear superioridad numérica donde sus rivales dejan el mínimo resquicio. Desecha el juego vertical que muere indefectiblemente en los pies y la cabeza de los defensores centrales y desborda por las puntas con la velocidad de sus laterales, la habilidad de Pedro, la diagonal desde la derecha al centro que practica Messi. Cuando no puede entrar por las puntas abre surcos en las defensas centrales con los piques cruzados de Messi o Villa tratando de aprovechar los huecos a espaldas de los marcadores para recibir los pases milimétricos de Iniesta o Xavi con un timming que desafía las leyes de la física y que a veces resulta difícil de explicar la justeza en tiempo y espacio para los destinatarios de esos pases.
Es un equipo con carácter que ha tenido la oportunidad de enfrentar y superar a los mejores equipos de Europa que han caído rendidos a su juego. Pocos equipos se atrevieron a jugarle de igual a igual, el Real Madrid lo intentó durante la liga de la pasada temporada, pero cayó humillado por 5-0 en el Nou Camp víctima de un paseo futbolístico que será recordado para la posteridad. El Inter de José Mourinho logró maniatarlo en las semifinales de la pasada Champions League dejándolo fuera de la definición de la preciada Copa. El mismo técnico quiso repetir el esquema recientemente con el Real Madrid presentando un planteo mezquino, inclusive de local con los resultados y polémicas que ya conocemos.
Como si todo esto fuera poco cuenta con 8 campeones mundiales y europeos vistiendo la casaca roja de la selección que han progresado futbolísticamente dando una prueba de personalidad importante cuando se sobrepusieron a la derrota inicial con Chile en el Mundial de Sudáfrica y no pararon hasta la consagración derrotando sucesivamente a Portugal, Alemania y Holanda en partidos muy cerrados no exentos de juego brusco y tomándose la revancha que los Hierro, Raúl, Luis Henrique y demás jugadores se merecían en aquellos tiempos cuando España tenía el estigma de no poder sobrepasar los cuartos de final de cualquier competencia internacional.
La mayoría de los equipos los espera abroquelados defensivamente intentando cerrar todos los caminos, pero Xavi, Iniesta, Pedro, Messi y sus compañeros se encargan de romper todo tipo de cerrojo con su toque a ras de piso, sus piques y su velocidad; a veces sorprenden con cambios de frente de 30 o 40 metros lanzados con asombrosa exactitud y vuelven a triangular hasta crear supremacía sobre el rival o desequilibrar individualmente. La altura de los más talentosos no es la ideal para el juego aéreo, por eso en las pelotas paradas suben a cabecear los más altos como Puyol, Piqué, Busquets, Keita o Abidal quienes también muestran su firmeza defensiva cuando caen centros aéreos al área defendida por el arquero Victor Valdés.
Precisamente a partir del arquero comienza la gestación de las jugadas de toda la cancha del equipo culé, el gol convertido frente al Real Madrid por la vuelta de las semifinales de la Champions League es un claro ejemplo del juego que pretende el técnico: El arquero fue presionado en la salida, al no poder tocar la pelota a Piqué marcado de cerca por otro jugador madridista, Dani Alves ocupó el sector lateral derecho a la altura del medio campo y recibió el pase por elevación del portero que en vez de patearla lejos y sin dirección buscó la posición del brasilero, avanzó unos metros cruzando la línea central tocó al medio para Iniesta y este colocó la asistencia precisa para la definición de Pedro de zurda. Solo cuatro toques para cruzar toda la cancha ante un equipo con un rígido esquema táctico como su clásico rival, la verdadera esencia del fútbol.
La vuelta de Abidal y Puyol al equipo plantea un debate acerca de la conformación de la línea defensiva, pues el argentino Mascherano se ha desempeñado con buenas actuaciones como marcador central cuando todos sabemos que su puesta habitual es el de volante central, pero Busquets en inamovible en esa posición y Keita es su sustituto natural. Sin embargo el equipo no pierde su funcionamiento cuando ingresan los jugadores que habitualmente no son titulares como el holandés Afellay, el brasilero Adriano o los juveniles Jeffren y Bojan, pues saben que es su oportunidad de jugar y mostrarse en un equipo netamente ganador en el cual ansían llegar a la titularidad.
Messi es el verdadero crack que juega de media punta, no es un auténtico armador ni un goleador de área, pero demuestra que puede combinar ambas cualidades instintivamente; ha marcado 52 goles durante toda la temporada (51 partidos) y es un notable asistente. Fue galardonado durante las dos últimas temporadas con el Balón de Oro, obtuvo 13 títulos en el Club con apenas 23 años y ya es el tercer goleador de la historia del club (179 conquistas). Pero más allá de los números estamos en presencia de un auténtico fenómeno futbolístico que no nos deja de sorprender. Su verdadero secreto está en el arranque sorpresivo de la jugada donde aventaja en décimas de segundos a sus marcadores y se torna imparable, posee un notable dominio del balón en velocidad que le permite enganchar eludiendo rivales por sus dos perfiles hasta acomodar el remate con su prodigiosa pierna izquierda. Cuando recibe en situaciones comprometidas, a veces marcado por 2 rivales, toca rápido y no se queda en la misma posición sino que va a buscar la descarga, o se lleva las marcas para la entrada franca de un compañero.
La actitud ganadora del equipo parece mantenerse aun en los encuentros más difíciles o cuando alguna de sus figuras no tiene un buen partido. Siempre irrumpe alguno de los demás y desnivela. El juego colectivo se mantiene y la idea también, pueden perder pero respetandoi su filosofía cuasi artística del manejo de la pelota. Cuesta cortar los circuitos futbolísticos de Barça por la gran cantidad de recursos de los cuales dispone el equipo. Será difícil superar la performance de este equipo de aquí a algunos años.
Pese a todo el conjunto de Guardiola se encamina a lograr su tercera Liga Española consecutiva con una buena diferencia de puntos con su archirrival, se le escapó la Copa del Rey por muy poco por culpa de un gran cabezazo de Cristiano Ronaldo y ha llegago nuevamente a la final de la Champions League donde deberá enfrentar al poderoso Manchester United, cuyos jugadores querrán vengar la derrota sufrida en la final de 2009.
Quizás el equipo inglés sea un duro escollo para los catalanes por tratarse de un equipo fogueado con jugadores de gran experiencia en este tipo de definiciones cono Giggs, Van der Sar, Rooney, Ferdinand, Scholes; lo cierto es que los azulgranas también acreditan un buena experiencia internacional.
Lo que más puede complicar al Barça es el oficio de los conducidos por Ferguson para manejar los partidos mediante el toque corto y el pelotazo largo hacia las bandas y luego imprimir su ritmo arrollador basado en el juego físico y su gran poderío aéreo que puede complicar a la defensa, pero también deberá cuidarse el elenco inglés de los piques de Messi y Pedro e impedir la circulación de Xavi, Iniesta y el adelantamiento de los laterales. Todo hace suponer que estaremos ante una gran final el próximo 28 de Mayo en Wembley.
Independientemente del resultado de esta final, por todo lo realizado hasta acá y lo que puede esperarse en el futuro este Barcelona está escribiendo una página memorable en los libros de historia de fútbol. Ojalá que los próximos equipos tomen como modelo la idea y la filosofía del conjunto dirigido por Guardiola para que el fútbol siga siendo el espectáculo deportivo más maravilloso del Mundo.