Combín ensangrentado es atendido en el piso en la segunda final ante el Milan de 1969 en cancha de Boca
Togneri de penal abre el camino hacia la Copa de1970 ante Peñarol
Estudiantes de la Plata no tuvo tiempo para festejar su título máximo ni para relajarse, puesto que rápidamente partió para Italia a disputar un amistoso pactado de antemano ante el Milan, equipo ante el cual cayó por 1-2 en un partido que serviría como preludio a las 2 batallas que nadie vaticinaba que disputarían al año siguiente.
La recepción y el trato brindado a los argentinos durante ese viaje a Italia como así también el recibimiento en al aeropuerto de Ezeiza y la posterior caravana a La Plata hicieron comprender a los jóvenes héroes la real trascendencia del título conseguido en Manchester.
Comenzó 1969 y en Febrero el plantel “pincharrata” disputó la Copa Interamericana frente al Toluca mexicano. Venció en México por 2-1 con goles de Conigliaro y Bilardo y cayó sorpresivamente en la Plata por idéntico resultado. Debió recurrirse a un tercer enfrentamiento en Montevideo donde Estudiantes impuso su experiencia en este tipo de definiciones y venció por 3-0 con dos goles de Conigliaro y el restante del “Bocha” Flores alzándose con otra copa más.
Para la disputa de la Copa Libertadores de ese año, el equipo campeón entraba recién en semifinales, fue así que enfrentó a Universidad Católica de Chile ganando con solvencia ambos encuentros por 3-1 y llegando por segundo año consecutivo a la final.
El rival sería Nacional de Uruguay quien venía de eliminar a Olimpia de Paraguay. Era un equipo bien equilibrado con grandes figuras, el solvente arqueo brasilero Manga, Ubiñas y Ancheta dos marcadores impasables, el segundo con mejor manejo. Montero Castillo y Espárrago en el mediocampo eran 2 jugadores que se complementaban muy bien. Mientras el primero era todo garra y corazón, incluso a veces hasta la temeridad, el segundo tenía buena distribución y llegaba a posiciones de gol con frecuencia, más adelante estaba la experiencia de Luis Cubilla un jugador tan pequeño como endiablado que usaba muy bien el cuerpo para defender la pelota y definía magistralmente. Ildo Maneiro y “Cococho” Álvarez también eran jugadores destacados del equipo “bolso”.
El 15 de Mayo en el estadio Centenario de Montevideo se disputó la primera final que fue muy pareja y disputada imponiéndose el visitante con un gol de “laboratorio” de Flores.
La revancha fue en la Plata 6 días después y el “pincharrata” fue más prolijo y lo liquidó con 2 ráfagas durante el primer tiempo que culminaron con sendos goles de Flores de cabeza y Conigliaro aprovechando una pelota que Verón bajó de cabeza tras centro de Pachamé. El partido al igual que la primera final fue otra batalla de trámite muy parejo.
El segundo tiempo fue solo una excusa para que Estudiantes ponga sobre la cancha un compendio de las “malas” artes para hacer que el tiempo transcurra y los nervios consuman al rival. Pudo descontar Nacional pero las seguras manos de Poletti y la firmeza de Aguirre Suárez se lo impidieron, también pudo Verón de chilena colocar el tercero, pero todo terminó 2-0
El nuevo título lo habilitó para jugar la Copa Intercontinental frente al poderoso Milan italiano que había vencido en la final al incipiente Ajax del todavía desconocido Johan Cruyff en por un contundente 4-1.
El equipo milanés contaba entre sus figuras al gran Gianni Rivera, apodado por los italianos como el “bambino de oro” un jugador de gran clase y finísimo goleador; Prato quien había marcado 3 goles en aquella final; el francoo-argentino Néstor Combín, un jugador de notable precisión; el mundialista defensor alemán Schnellinger, un verdadero “perro de caza”, y el arquero Cudicini de gran seguridad bajo los tres palos.
Su técnico Nereo Rocco había adoptado el catenaccio (o cerrojo) a fines de los ´50 cuando dirigía al humilde Pádova años antes que Helenio Herrera y Kart Rappan.
El partido de ida disputado en el estadio San Siro culminó con un marcador despiadado y poco acostumbrado para Estudiantes, una clara derrota por 3-0 cimentada en un rígido catenaccio sobre Verón, Flores y Echecopar por parte de los marcadores italianos y en el oportunismo de Combín y el brasilero Sormani para romper el offside inducido de los argentinos.
El trato del público y de la prensa italiana no fue el mismo que un año atrás, puesto que ahora Estudiantes se había convertido en un competidor directo por el título mundial.
Todo eso conspiró para que el encuentro de vuelta disputado en la Bombonera revista el detalle de guerra, donde lo que menos se pudo observar fue fútbol.
El partido fue una serie de agresiones, atropellos, bravuconadas, patadas sin pelota, escupitajos sobre todo por el lado de Estudiantes. La exageración desorbitada y el enfriamiento del partido corrió por cuenta de los italianos. Prati tuvo que retirarse lesionado reemplazado por Rognoni, pues no resistió los embates de Aguirre Suárez y los golpes en el piso de Poletti.
No obstante hubo goles. Estudiantes tuvo que remontar la desventaja inicial tras el gol de Gianni Rivera burlando el offside y se puso en ventaja a poco de finalizar el primer tiempo con 2 goles casi consecutivos de Conigliaro de cabeza después de un rebote y Aguirre Suárez con un furibundo remate tras un corner.
Combín recibió un codazo y un rodillazo por parte de Aguirre Suárez que le provocó una fractura en el tabique nasal y un visible hematoma teniendo que ser retirado en camilla. El defensor tucumano fue expulsado por el árbitro chileno. Milan quedó con 10 jugadores puesto que Rocco había agotado los dos cambios al ingresar Maldera por Malatrasi lesionado.
El partido terminó 2-1 y como a partir de esa copa se definían desempates en puntos por diferencia de gol, el equipo milanés se coronó campeón. Manera también fue expulsado por golpear con dureza a Gianni Rivera. Lodetti acusó al arquero Poletti de haberlo agredido físicamente y recibir escupitajos en reiteradas ocasiones.
El colmo fue la detención del argentino Néstor Combín en camilla y completamente bañado en sangre por parte de la policía argentina bajo el cargo de desertor del servicio militar, deber que había cumplido en Francia.
La delegación italiana realizó las denuncias por las brusquedades y excesos de los jugadores “pincharratas” y tuvo que interceder el Ministerio del Interior del gobierno militar para evitar un conflicto internacional decidiendo arrestar a Manera, Aguirre Suárez y Poletti, a quienes se los condenó a 30 días de prisión en la cárcel de Villa Devoto, condena por infringir la Ley de Espectáculos deportivos. Se le otorgó además el permiso para salir del país a Combín.
Los mismos gobernantes que un año atrás habían recibido a los campeones procedentes de Manchester ahora los encarcelaban, de allí la conocida frase del Dr. Bilardo: “La gloria o Devoto.” queriendo indicar que los altibajos del fútbol pueden llegar a ser extremos.
Poletti fue suspendido para jugar de por vida, Aguirre Suárez recibió como pena 30 partidos locales y 5 años para compromisos internacionales y Manera fue suspendido por 20 partidos y 3 años respectivamente. No obstante el gobierno siguiente levantó las suspensiones en 1971.
Comenzaba la leyenda negra de ese Estudiantes. Los detractores hablaban del antifútbol practicado por el equipo de La Plata.
Algunos jugadores que habían enfrentado al equipo de Zubeldía los acusaban de utilizar alfileres para provocar pinchazos en los rivales, tirar tierra en la cara, pellizcar en corners y tiros libres, agredir física y verbalmente a los más destacados oponentes con la intención de hacerlos reaccionar y así lograr su expulsión, agraviar recordando tragedias familiares y algunas cosas más.
Hablaban también los detractores de su particular manera de hacer tiempo demorando las jugadas o lanzando la pelota lo más lejos posible, las permanentes charlas y recriminaciones a los árbitros, la disposición permanente a sacar la más mínima ventaja en su propio beneficio y el juego al límite de reglamento.
No reconocían esos mismos detractores el trabajo de laboratorio con pelota parada que 20 años después copiarían todos los equipos del mundo, ni la excelente preparación física y psicológica que les permitiría disputar partidos de igual a igual con los mejores equipos del mundo, tampoco de la polifuncionalidad de sus jugadores y de la capacidad de utilizar diversos esquemas tácticos de acuerdo a las alternativas del juego.
Para la Copa Libertadores del año siguiente Estudiantes ingresó en semifinales por su condición de campeón debiendo enfrentar a River Plate a quien venció por 1-0 en el Monumental y por 3-1 en La Plata.
Peñarol fue su rival en la final, un equipo duro también fogueado en varias finales con jugadores de la talla de Tito Gonçalvez, Elías Figueroa y el gran Ermindo Onega.
Ya no estaban Madero, Aguirre Suárez y Manera continuaban suspendidos. Errea era el nuevo portero, Pagnanini y Medina los laterales, Spadaro y Togneri los defensores centrales, y Eduardo Solari era el armador, pero la estructura no se resintió.
El primer partido en La Plata fue trabado, áspero, muy entrecortado. Estudiantes sacó ventaja a 3 minutos del final cuando Néstor Togneri de penal selló el 1-0.
La revancha en al Centenario hizo recordar aquellas viejas finales con Estudiantes manejando el desarrollo del partido y jugando contra los nervios de los rivales, Pachamé jugó quizás el mejor partido de su carrrera, fue empate 0-0 y una batahola al final del partido donde los jugadores de Peñarol reaccionaron violentamente. Tito Gonçalvez durmió de una trompada a Medina quinen lo había insultado durante el partido. La vuelta olímpica no se pudo realizar. Intervino la policía y todo lo que puedan imaginarse fue poco.
El equipito platense ganaba su tercera Copa consecutiva y enfrentaría al Feyenoord holandés en la Copa Intercontinental.
El equipo de Rótterdam tenía varios jugadores de gran fuste como el cerebral Will Van Hanegem, el todoterreno Marius Israel, el goleador sueco y héroe de la final de la Copa de Campeones Ove Kindwall y el habilidoso Henk Wery. Practicaban un fútbol armónico y veloz con la típica dinámica europea.
El primer partido se disputo en la Bombonera y fue muy curioso. Estudiantes ganaba por 2-0 a los 10 minutos con goles de Echecopar y Verón, pero Wery pudo descontar tras una inteligente jugada de Kindwall antes del final del 1er tiempo. En el complemento prevaleció Estudiantes, pero un contragolpe culminado por Kindwall estableció el sorpresivo 2-2 que se mantuvo hasta el final. Sin dudas el equipo holandés llegaba mejor posicionado a la revancha que se disputó en Rótterdam.
Estudiantes planteó un esquema totalmente defensivo para forzar un tercer partido que hubiese sido en el Santiago Bernabeu.
Una y otra vez fue Feyenoord frente al arco de Errea, casi todos los ataques eran liderados por el veterano aunque todavía veloz Moulijn; solo tuvo una chance Estudiantes a través de Conigliaro en el segundo tiempo pero su tiro fue oportunamente desviado por el arquero Treyten. El extenuado Mouljin fue reemplazado por Van Daele, quien a poco de ingresar sería el autor del tanto del triunfo a los 65 minutos. Fue una bonita sucesión de pases entre Jansen y Wery que terminó con pase atrás y el posterior disparo desde fuera del área milimétricamente colocado por el delantero pese a su miopía que le dio el título a los holandeses.
Para la Copa Libertadores de 1971 Zubeldía abandonó su cargo y en su lugar quedó su lugarteniente Miguel Ignomiriello. Bilardo, Conigliaro y Flores ya no estaban, retornó Aguirre Suárez y Manera se fue a jugar al Avignon francés.
El equipo ingresó en la segunda fase y superó a Barcelona de Ecuador y Unión Española de Chile clasificándose para su cuarta final conseutiva.
Su rival fue un viejo conocido: Nacional de Montevideo que se había reforzado con la contratación del goleador argentino Luis Artime.
El primer encuentro en La Plata terminó 1-0 a favor de los locales con un recordado gol de Romeo de “palomita”.
La revancha en Montevideo resultó favorable a los charrúas por idéntico marcador con gol de Masnik en el primer tiempo.
El partido de desempate fue en Lima y allí Nacional esgrimió una marcada superioridad que se manifestó en el 2-0 final con tantos de Espárrago en complicidad con Togneri y Artime.
Se acababa un ciclo lleno de glorias y copas en el cual había enfrentado a los mejores equipos del mundo con dispares resultados pero siempre manteniendo un estilo a veces enaltecido y otras veces criticado.
Un equipo que ciertamente marcó una época y veinte años después dividió las zanjas entre Menottistas y Bilardistas, que utilizó recursos insospechaos para la época y muchas veces abusó del juego fuerte y las brusquedades, que creó una verdadera logia entre sus integrantes debido a su espíritu de grupo, pero que dejó para el fútbol argentino 3 Copas libertadores y 1 Intercontinental y una manera de pensar el fútbol que subsiste hasta nuestros días.
La recepción y el trato brindado a los argentinos durante ese viaje a Italia como así también el recibimiento en al aeropuerto de Ezeiza y la posterior caravana a La Plata hicieron comprender a los jóvenes héroes la real trascendencia del título conseguido en Manchester.
Comenzó 1969 y en Febrero el plantel “pincharrata” disputó la Copa Interamericana frente al Toluca mexicano. Venció en México por 2-1 con goles de Conigliaro y Bilardo y cayó sorpresivamente en la Plata por idéntico resultado. Debió recurrirse a un tercer enfrentamiento en Montevideo donde Estudiantes impuso su experiencia en este tipo de definiciones y venció por 3-0 con dos goles de Conigliaro y el restante del “Bocha” Flores alzándose con otra copa más.
Para la disputa de la Copa Libertadores de ese año, el equipo campeón entraba recién en semifinales, fue así que enfrentó a Universidad Católica de Chile ganando con solvencia ambos encuentros por 3-1 y llegando por segundo año consecutivo a la final.
El rival sería Nacional de Uruguay quien venía de eliminar a Olimpia de Paraguay. Era un equipo bien equilibrado con grandes figuras, el solvente arqueo brasilero Manga, Ubiñas y Ancheta dos marcadores impasables, el segundo con mejor manejo. Montero Castillo y Espárrago en el mediocampo eran 2 jugadores que se complementaban muy bien. Mientras el primero era todo garra y corazón, incluso a veces hasta la temeridad, el segundo tenía buena distribución y llegaba a posiciones de gol con frecuencia, más adelante estaba la experiencia de Luis Cubilla un jugador tan pequeño como endiablado que usaba muy bien el cuerpo para defender la pelota y definía magistralmente. Ildo Maneiro y “Cococho” Álvarez también eran jugadores destacados del equipo “bolso”.
El 15 de Mayo en el estadio Centenario de Montevideo se disputó la primera final que fue muy pareja y disputada imponiéndose el visitante con un gol de “laboratorio” de Flores.
La revancha fue en la Plata 6 días después y el “pincharrata” fue más prolijo y lo liquidó con 2 ráfagas durante el primer tiempo que culminaron con sendos goles de Flores de cabeza y Conigliaro aprovechando una pelota que Verón bajó de cabeza tras centro de Pachamé. El partido al igual que la primera final fue otra batalla de trámite muy parejo.
El segundo tiempo fue solo una excusa para que Estudiantes ponga sobre la cancha un compendio de las “malas” artes para hacer que el tiempo transcurra y los nervios consuman al rival. Pudo descontar Nacional pero las seguras manos de Poletti y la firmeza de Aguirre Suárez se lo impidieron, también pudo Verón de chilena colocar el tercero, pero todo terminó 2-0
El nuevo título lo habilitó para jugar la Copa Intercontinental frente al poderoso Milan italiano que había vencido en la final al incipiente Ajax del todavía desconocido Johan Cruyff en por un contundente 4-1.
El equipo milanés contaba entre sus figuras al gran Gianni Rivera, apodado por los italianos como el “bambino de oro” un jugador de gran clase y finísimo goleador; Prato quien había marcado 3 goles en aquella final; el francoo-argentino Néstor Combín, un jugador de notable precisión; el mundialista defensor alemán Schnellinger, un verdadero “perro de caza”, y el arquero Cudicini de gran seguridad bajo los tres palos.
Su técnico Nereo Rocco había adoptado el catenaccio (o cerrojo) a fines de los ´50 cuando dirigía al humilde Pádova años antes que Helenio Herrera y Kart Rappan.
El partido de ida disputado en el estadio San Siro culminó con un marcador despiadado y poco acostumbrado para Estudiantes, una clara derrota por 3-0 cimentada en un rígido catenaccio sobre Verón, Flores y Echecopar por parte de los marcadores italianos y en el oportunismo de Combín y el brasilero Sormani para romper el offside inducido de los argentinos.
El trato del público y de la prensa italiana no fue el mismo que un año atrás, puesto que ahora Estudiantes se había convertido en un competidor directo por el título mundial.
Todo eso conspiró para que el encuentro de vuelta disputado en la Bombonera revista el detalle de guerra, donde lo que menos se pudo observar fue fútbol.
El partido fue una serie de agresiones, atropellos, bravuconadas, patadas sin pelota, escupitajos sobre todo por el lado de Estudiantes. La exageración desorbitada y el enfriamiento del partido corrió por cuenta de los italianos. Prati tuvo que retirarse lesionado reemplazado por Rognoni, pues no resistió los embates de Aguirre Suárez y los golpes en el piso de Poletti.
No obstante hubo goles. Estudiantes tuvo que remontar la desventaja inicial tras el gol de Gianni Rivera burlando el offside y se puso en ventaja a poco de finalizar el primer tiempo con 2 goles casi consecutivos de Conigliaro de cabeza después de un rebote y Aguirre Suárez con un furibundo remate tras un corner.
Combín recibió un codazo y un rodillazo por parte de Aguirre Suárez que le provocó una fractura en el tabique nasal y un visible hematoma teniendo que ser retirado en camilla. El defensor tucumano fue expulsado por el árbitro chileno. Milan quedó con 10 jugadores puesto que Rocco había agotado los dos cambios al ingresar Maldera por Malatrasi lesionado.
El partido terminó 2-1 y como a partir de esa copa se definían desempates en puntos por diferencia de gol, el equipo milanés se coronó campeón. Manera también fue expulsado por golpear con dureza a Gianni Rivera. Lodetti acusó al arquero Poletti de haberlo agredido físicamente y recibir escupitajos en reiteradas ocasiones.
El colmo fue la detención del argentino Néstor Combín en camilla y completamente bañado en sangre por parte de la policía argentina bajo el cargo de desertor del servicio militar, deber que había cumplido en Francia.
La delegación italiana realizó las denuncias por las brusquedades y excesos de los jugadores “pincharratas” y tuvo que interceder el Ministerio del Interior del gobierno militar para evitar un conflicto internacional decidiendo arrestar a Manera, Aguirre Suárez y Poletti, a quienes se los condenó a 30 días de prisión en la cárcel de Villa Devoto, condena por infringir la Ley de Espectáculos deportivos. Se le otorgó además el permiso para salir del país a Combín.
Los mismos gobernantes que un año atrás habían recibido a los campeones procedentes de Manchester ahora los encarcelaban, de allí la conocida frase del Dr. Bilardo: “La gloria o Devoto.” queriendo indicar que los altibajos del fútbol pueden llegar a ser extremos.
Poletti fue suspendido para jugar de por vida, Aguirre Suárez recibió como pena 30 partidos locales y 5 años para compromisos internacionales y Manera fue suspendido por 20 partidos y 3 años respectivamente. No obstante el gobierno siguiente levantó las suspensiones en 1971.
Comenzaba la leyenda negra de ese Estudiantes. Los detractores hablaban del antifútbol practicado por el equipo de La Plata.
Algunos jugadores que habían enfrentado al equipo de Zubeldía los acusaban de utilizar alfileres para provocar pinchazos en los rivales, tirar tierra en la cara, pellizcar en corners y tiros libres, agredir física y verbalmente a los más destacados oponentes con la intención de hacerlos reaccionar y así lograr su expulsión, agraviar recordando tragedias familiares y algunas cosas más.
Hablaban también los detractores de su particular manera de hacer tiempo demorando las jugadas o lanzando la pelota lo más lejos posible, las permanentes charlas y recriminaciones a los árbitros, la disposición permanente a sacar la más mínima ventaja en su propio beneficio y el juego al límite de reglamento.
No reconocían esos mismos detractores el trabajo de laboratorio con pelota parada que 20 años después copiarían todos los equipos del mundo, ni la excelente preparación física y psicológica que les permitiría disputar partidos de igual a igual con los mejores equipos del mundo, tampoco de la polifuncionalidad de sus jugadores y de la capacidad de utilizar diversos esquemas tácticos de acuerdo a las alternativas del juego.
Para la Copa Libertadores del año siguiente Estudiantes ingresó en semifinales por su condición de campeón debiendo enfrentar a River Plate a quien venció por 1-0 en el Monumental y por 3-1 en La Plata.
Peñarol fue su rival en la final, un equipo duro también fogueado en varias finales con jugadores de la talla de Tito Gonçalvez, Elías Figueroa y el gran Ermindo Onega.
Ya no estaban Madero, Aguirre Suárez y Manera continuaban suspendidos. Errea era el nuevo portero, Pagnanini y Medina los laterales, Spadaro y Togneri los defensores centrales, y Eduardo Solari era el armador, pero la estructura no se resintió.
El primer partido en La Plata fue trabado, áspero, muy entrecortado. Estudiantes sacó ventaja a 3 minutos del final cuando Néstor Togneri de penal selló el 1-0.
La revancha en al Centenario hizo recordar aquellas viejas finales con Estudiantes manejando el desarrollo del partido y jugando contra los nervios de los rivales, Pachamé jugó quizás el mejor partido de su carrrera, fue empate 0-0 y una batahola al final del partido donde los jugadores de Peñarol reaccionaron violentamente. Tito Gonçalvez durmió de una trompada a Medina quinen lo había insultado durante el partido. La vuelta olímpica no se pudo realizar. Intervino la policía y todo lo que puedan imaginarse fue poco.
El equipito platense ganaba su tercera Copa consecutiva y enfrentaría al Feyenoord holandés en la Copa Intercontinental.
El equipo de Rótterdam tenía varios jugadores de gran fuste como el cerebral Will Van Hanegem, el todoterreno Marius Israel, el goleador sueco y héroe de la final de la Copa de Campeones Ove Kindwall y el habilidoso Henk Wery. Practicaban un fútbol armónico y veloz con la típica dinámica europea.
El primer partido se disputo en la Bombonera y fue muy curioso. Estudiantes ganaba por 2-0 a los 10 minutos con goles de Echecopar y Verón, pero Wery pudo descontar tras una inteligente jugada de Kindwall antes del final del 1er tiempo. En el complemento prevaleció Estudiantes, pero un contragolpe culminado por Kindwall estableció el sorpresivo 2-2 que se mantuvo hasta el final. Sin dudas el equipo holandés llegaba mejor posicionado a la revancha que se disputó en Rótterdam.
Estudiantes planteó un esquema totalmente defensivo para forzar un tercer partido que hubiese sido en el Santiago Bernabeu.
Una y otra vez fue Feyenoord frente al arco de Errea, casi todos los ataques eran liderados por el veterano aunque todavía veloz Moulijn; solo tuvo una chance Estudiantes a través de Conigliaro en el segundo tiempo pero su tiro fue oportunamente desviado por el arquero Treyten. El extenuado Mouljin fue reemplazado por Van Daele, quien a poco de ingresar sería el autor del tanto del triunfo a los 65 minutos. Fue una bonita sucesión de pases entre Jansen y Wery que terminó con pase atrás y el posterior disparo desde fuera del área milimétricamente colocado por el delantero pese a su miopía que le dio el título a los holandeses.
Para la Copa Libertadores de 1971 Zubeldía abandonó su cargo y en su lugar quedó su lugarteniente Miguel Ignomiriello. Bilardo, Conigliaro y Flores ya no estaban, retornó Aguirre Suárez y Manera se fue a jugar al Avignon francés.
El equipo ingresó en la segunda fase y superó a Barcelona de Ecuador y Unión Española de Chile clasificándose para su cuarta final conseutiva.
Su rival fue un viejo conocido: Nacional de Montevideo que se había reforzado con la contratación del goleador argentino Luis Artime.
El primer encuentro en La Plata terminó 1-0 a favor de los locales con un recordado gol de Romeo de “palomita”.
La revancha en Montevideo resultó favorable a los charrúas por idéntico marcador con gol de Masnik en el primer tiempo.
El partido de desempate fue en Lima y allí Nacional esgrimió una marcada superioridad que se manifestó en el 2-0 final con tantos de Espárrago en complicidad con Togneri y Artime.
Se acababa un ciclo lleno de glorias y copas en el cual había enfrentado a los mejores equipos del mundo con dispares resultados pero siempre manteniendo un estilo a veces enaltecido y otras veces criticado.
Un equipo que ciertamente marcó una época y veinte años después dividió las zanjas entre Menottistas y Bilardistas, que utilizó recursos insospechaos para la época y muchas veces abusó del juego fuerte y las brusquedades, que creó una verdadera logia entre sus integrantes debido a su espíritu de grupo, pero que dejó para el fútbol argentino 3 Copas libertadores y 1 Intercontinental y una manera de pensar el fútbol que subsiste hasta nuestros días.
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