Oportuno anticipo de Beckenbauer sobre Cruyff
Johan Cruff está a punto de ser derribado en el área alemana durante la final de 1974
La historia de la rivalidad futbolística moderna entre Alemania y Holanda no arranca como se cree durante la disputa de la final del Mundial de 1974 sinó un 7 de Marzo del año anterior por los cuartos de final de la Copa Europea de Campeones.
En esa oportunidad jugaban el revolucionario Ajax holandés que ya había obtenido la Copa en las 2 ediciones anteriores y era dirigido durante esa temporada por el rumano Stevan Kovacs frente al ascendente Bayern Munich alemán dirigido por Udo Latek.
Seis jugadores de cada equipo disputaron la final del ´74 en el Estadio Olímpico de Munich: Suurbier, Krol, Haan, Neeskens, Cruyff y Rep por los naranjas; Maier, Beckenbauer, Scharzenbeck, Breitner, Hoeness y Gerd Müller por los blancos
El partido de ida en Ámsterdam fue una aplastante victoria del equipo local por 4-0 y en la revancha en Munich y sin la presencia de Cruyff el equipo bávaro eliminado por diferencia de gol a pesar de triunfar por 2-1.
El Ajax se encaminó a la obtención de su tercera Copa Europea consecutiva, hecho que finalmente logró al doblegar a la Juventud por 1-0 en Belgrado culminando su brillante ciclo que coincidió con las partidas de Cruyff y Neeskens al Barcelona español.
A partir de ese momento sería el Bayern Munich quien lograría también obtener 3 veces consecutivas la Copa entre 1974 y 1976, por lo que puede desprenderse que estos enfrentamientos fueron la “bisagra” de la Copa en esos años en la cual el equipo holandés transmitía el cetro al germano.
La famosa final del Mundial organizado por los alemanes fue atípica por donde se analice. Los holandeses eran favoritos a pesar que el equipo local había hecho suficientes méritos como para estar en esa final y ostentaba además el título de Campeón Europeo que había obtenido apenas 2 años atrás sin ninguna discusión, poseía la base del citado Bayern Munich con jugadores de la talla del arquero Sepp Maier, el “Kaiser” Franz Beckenbauer, el líder Paul Breitner, el incansable Uli Hoeness y el temible goleador apodado “el torpedo” Müller, más el aporte del exquisito Wolfang Overath del Colonia, el habilidoso y rápido Jürgen Grabowski del Eintracht Frankfurt y el terrible marcador Bertie Vogts del Borussia Mönchengladbach a quien se le encargaría la difícil marca de Johan Cruyff.
Sin embargo el camino del conjunto dirigido por Hemut Schön había sido arduo en la segunda fase ante rivales de la talla de Yugoslavia, Suecia y sobretodo Polonia al cual lograron doblegar faltando sólo 5 minutos con un memorable gol de Müller y bajo una incesante lluvia.
Los “oranges” aparte de los consagrados Cruyff y Neeskens sumaban a los incisivos laterales Suurbier y Krol, el terrible rematador Arie Hann, el organizador Will Van Hanegem figura del Feyenoord y los potentes delanteros Johnny Rep y Rob Rensenbrink del Anderlecht belga.
Sin dudas la selección conocida como la “naranja mecánica” por la sincronización de sus movimientos en el campo de juego había revolucionado la táctica con su novedoso “fútbol total” desarrollado por el ex entrenador del Ajax (y en ese momento del Barcelona con licencia para dirigir a la selección durante el mundial) Rinus Michels.
La novedad era el constante movimiento de circulación de sus jugadores sin ocupar posiciones fijas lo que inquietaba a sus ocasionales marcadores hasta la desesperación.
El movimiento que era perfectamente organizado tendía a ocupar los lugares vacíos de la cancha para generar superioridad numérica en determinados sectores del terreno.
La recuperación de la pelota se hacía mediante un agobiante pressing sobre la salida del adversario con hasta 2 y 3 jugadores que presionaban al poseedor de la pelota y cubrían sus posibles pases, a partir de la recuperación comenzaba la distribución rápida y con permanente búsqueda de los laterales para penetrar en el área rival.
Otro de los recursos que utilizaban para obtener el control de la pelota era la provocación del off side mediante el adelantamiento de la línea defensiva achicando hacia delante tal como lo hacía el Estudiantes de Zubeldía a fines de los ´60.
Para mantener este tipo de juego durante gran parte del partido era necesaria una gran preparación física, lo que también marcaba el desequilibrio por parte de los naranjas.
Argentina, Alemania Democrática y hasta el mismísimo Brasil en un partido muy friccionado y donde abundó la pierna fuerte habían quedado en el camino, solo faltaba el último paso.
El 7 de Julio de 1974 se disputó la esperada final y cuando todavía no había transcurrido un minuto de juego y ningún alemán había tomado contacto con la pelota tras dieciocho toques, Cruyff arrancó con ella en posición de líbero, cambió de ritmo y tuvo que ser derribado entrando al área por Hoeness antes de enfrentar a Maier. Johan Neeskens convirtió el penal. Una verdadera síntesis del fútbol total.
Holanda en lugar de buscar aumentar la ventaja se replegó y Alemania no se resignó y fue a buscar el empate. El puntero Holzenbein penetró en al área holandesa con mucha fuerza y fue derribado por Jansen. Paul Breitner concretó el penal y emparejó el resultado.
Ese empate fue una inyección anímica para los locales quienes a partir del enorme trabajo de Hoeness en el mediocampo corriendo, robando y distribuyendo el balón a las espaldas de Surrbier y Krol logró la ventaja tras una pelota de Beckenbauer para el pique cruzado de Bonhof por la derecha quien desbordó a Haan y colocó el centro que controló a medias el torpedo Múller, hizo un raro movimiento del cuerpo volviendo sobre sus pasos que engaño e hizo pasar de largo a su marcador Krol y enganchó la pelota con un derechazo cruzado que sorprendió al arquero Jongbloed quien ni siquiera se arrojó al piso.
El equipo visitante salió en el segundo tiempo a buscar desesperadamente el empate pero la mala puntería de Rep y Reensenbrink y un monumental tarea de Maier tapándole un tiro a quemarropa de Cruyff entre otros clausuró el arco alemán.
El equipo teutón aquietó el ritmo cuando pudo y así se llegó al final de partido donde ante la algarabía de su público se consagró campeón.
El equipo holandés como el mítico equipo húngaro que cayó también ante los germanos en Suiza ´54 logró el reconocimiento que pocas veces reciben los subcampeones, el de no quedar en el olvido colectivo.
Pasaron cuatro años y los mismos rivales volvieron a verse las caras para la segunda fecha de la segunda ronda del Mundial de Argentina. El equipo alemán sin Breitner, Beckenbauer ni Gerd Müller entre otros ya no tenía la potencia del campeón mundial pero todavía era un equipo respetable que en la primera fase había empatado con los Polacos en el debut, luego goleó a México por 6-0 y nuevamente igualó con el complicado equipo tunecino. En el primer partido de esta segunda ronda habían empatado 0-0 con los difíciles italianos. Kart-Heinz Rummenigge, Heinz Flohe y Klaus Fischer eran la sangre nueva que pretendía recuperar cierto poder ofensivo.
Los holandeses mantenían el mismo equipo que cuatro años atrás había sorprendido en Alemania a excepción de su astro Johan Cruyff y Will Van Hanegem quienes no habían viajado a la Argentina por diversas razones, sus reemplazantes eran los hermanos William y Rene Van de Kerkhof que aunque no llegaba a la altura futbolística de sus reemplazados tampoco desentonaban.
El camino holandés en la primera fase fue trabajoso, tras vencer 3-0 a Irán en el debut y empatar en 0 con los sorprendentes peruanos, casi se había quedado fuera del Mundial al caer 2-3 frente a los escoceses.
Pero habían comenzado la segunda ronda goleando sin atenuantes a los compatriotas de su técnico el austríaco Ernst Happel por 5-1, lo que alimentaba sus esperanzas de llegar nuevamente a la final.
El encuentro se disputó en Córdoba y aunque fue parejo Holanda tuvo las mejores chances. No obstante tuvo que remontar 2 veces el marcador, la segunda con un gol de Willy Van de Kerkhof a solo 6 minutos del final que colocó el definitivo 2-2.
Alemania luego cayó inesperadamente ante los austríacos por 2-3 y Holanda venció a Italia 2-1 con un recordado tiro de Arie Haan desde más de 30 metros que le posibilitó llegar a la final donde cayó por 3-1 ante el equipo local en tiempo suplementario obteniendo nuevamente el subcampeonato.
Hubo un amistoso en Düsseldorf el 20 de diciembre de ese mismo año en el que jugando sobre la nieve y con un balón naranja los alemanes doblegaron a los visitantes por 3-1. Los alemanes presentaron todos sus titulares a excepción de Maier, Los holandeses probaron suerte en ofensiva con Adrie Koster del Roda y el chino La ling del Ajax sin obtener mayores resultados, fue victoria alemana por 3-1 con goles de Rummenigge, Fischer y Bonhof descontando La Ling para los naranjas.
Tiempo después se cruzaron en la Eurocopa de 1980 en Italia donde compartieron el grupo inicial con Checoslovaquia y Grecia.
En la primera fecha Alemania derrotó a Checoslovaquia por 1-0 y los holandeses hicieron lo propio con los helénicos por idéntico marcador.
Los alemanes contaban con la presencia de Stielike y Briegel en la defensa, el fútbol de Bernard Schuster y Hans Müller en el mediocampo y el tridente ofensivo compuesto por Rummenigge, Hrubesch y Allofs. Jupp Derwall, quien fuera durante años ayudante de Schön había asumido la conducción técnica.
Para la selección holandesa todavía jugaban Krol, Haan, Rep, y los Van de Kerkhof más el aporte del alto delantero Kees Kist. El DT Jan Zwartkruis había retomado la conducción técnica luego del Mundial argentino
El 4 de Junio en Nápoles se produjo el encuentro que fue vibrante sobre el final y que contó con una destacada actuación del delantero Klaus Allofs del Fortuna Dusseldorf quien gracias a su oportunismo marcó los 3 goles con que el equipo alemán se adelantó en el marcador, pero los holandeses no se dieron por vencidos y descontaron con un gol de Rep de penal y otro de Willy Van de Kerkhof que pusieron en aprietos el triunfo alemán hasta el final mismo del partido pese a haber sido la diferencia entre ambos contendientes aún más categórica.
Posteriormente Alemania venció sin problemas a Grecia clasificando primero en su grupo y Holanda quedó eliminada por diferencia de al empatar con los checos por 1-1.
Alemania finalmente se consagró campeón venciendo a Bélgica por 1-0 con un gol de Hrubesch de cabeza tras un corner.
Para Holanda comenzaba un período de sombras que le impediría clasificar para los mundiales de España 1982 y México 1986, sus principales figuras ya se habían retirado y el recambio tardaría algunos años más.
En esa oportunidad jugaban el revolucionario Ajax holandés que ya había obtenido la Copa en las 2 ediciones anteriores y era dirigido durante esa temporada por el rumano Stevan Kovacs frente al ascendente Bayern Munich alemán dirigido por Udo Latek.
Seis jugadores de cada equipo disputaron la final del ´74 en el Estadio Olímpico de Munich: Suurbier, Krol, Haan, Neeskens, Cruyff y Rep por los naranjas; Maier, Beckenbauer, Scharzenbeck, Breitner, Hoeness y Gerd Müller por los blancos
El partido de ida en Ámsterdam fue una aplastante victoria del equipo local por 4-0 y en la revancha en Munich y sin la presencia de Cruyff el equipo bávaro eliminado por diferencia de gol a pesar de triunfar por 2-1.
El Ajax se encaminó a la obtención de su tercera Copa Europea consecutiva, hecho que finalmente logró al doblegar a la Juventud por 1-0 en Belgrado culminando su brillante ciclo que coincidió con las partidas de Cruyff y Neeskens al Barcelona español.
A partir de ese momento sería el Bayern Munich quien lograría también obtener 3 veces consecutivas la Copa entre 1974 y 1976, por lo que puede desprenderse que estos enfrentamientos fueron la “bisagra” de la Copa en esos años en la cual el equipo holandés transmitía el cetro al germano.
La famosa final del Mundial organizado por los alemanes fue atípica por donde se analice. Los holandeses eran favoritos a pesar que el equipo local había hecho suficientes méritos como para estar en esa final y ostentaba además el título de Campeón Europeo que había obtenido apenas 2 años atrás sin ninguna discusión, poseía la base del citado Bayern Munich con jugadores de la talla del arquero Sepp Maier, el “Kaiser” Franz Beckenbauer, el líder Paul Breitner, el incansable Uli Hoeness y el temible goleador apodado “el torpedo” Müller, más el aporte del exquisito Wolfang Overath del Colonia, el habilidoso y rápido Jürgen Grabowski del Eintracht Frankfurt y el terrible marcador Bertie Vogts del Borussia Mönchengladbach a quien se le encargaría la difícil marca de Johan Cruyff.
Sin embargo el camino del conjunto dirigido por Hemut Schön había sido arduo en la segunda fase ante rivales de la talla de Yugoslavia, Suecia y sobretodo Polonia al cual lograron doblegar faltando sólo 5 minutos con un memorable gol de Müller y bajo una incesante lluvia.
Los “oranges” aparte de los consagrados Cruyff y Neeskens sumaban a los incisivos laterales Suurbier y Krol, el terrible rematador Arie Hann, el organizador Will Van Hanegem figura del Feyenoord y los potentes delanteros Johnny Rep y Rob Rensenbrink del Anderlecht belga.
Sin dudas la selección conocida como la “naranja mecánica” por la sincronización de sus movimientos en el campo de juego había revolucionado la táctica con su novedoso “fútbol total” desarrollado por el ex entrenador del Ajax (y en ese momento del Barcelona con licencia para dirigir a la selección durante el mundial) Rinus Michels.
La novedad era el constante movimiento de circulación de sus jugadores sin ocupar posiciones fijas lo que inquietaba a sus ocasionales marcadores hasta la desesperación.
El movimiento que era perfectamente organizado tendía a ocupar los lugares vacíos de la cancha para generar superioridad numérica en determinados sectores del terreno.
La recuperación de la pelota se hacía mediante un agobiante pressing sobre la salida del adversario con hasta 2 y 3 jugadores que presionaban al poseedor de la pelota y cubrían sus posibles pases, a partir de la recuperación comenzaba la distribución rápida y con permanente búsqueda de los laterales para penetrar en el área rival.
Otro de los recursos que utilizaban para obtener el control de la pelota era la provocación del off side mediante el adelantamiento de la línea defensiva achicando hacia delante tal como lo hacía el Estudiantes de Zubeldía a fines de los ´60.
Para mantener este tipo de juego durante gran parte del partido era necesaria una gran preparación física, lo que también marcaba el desequilibrio por parte de los naranjas.
Argentina, Alemania Democrática y hasta el mismísimo Brasil en un partido muy friccionado y donde abundó la pierna fuerte habían quedado en el camino, solo faltaba el último paso.
El 7 de Julio de 1974 se disputó la esperada final y cuando todavía no había transcurrido un minuto de juego y ningún alemán había tomado contacto con la pelota tras dieciocho toques, Cruyff arrancó con ella en posición de líbero, cambió de ritmo y tuvo que ser derribado entrando al área por Hoeness antes de enfrentar a Maier. Johan Neeskens convirtió el penal. Una verdadera síntesis del fútbol total.
Holanda en lugar de buscar aumentar la ventaja se replegó y Alemania no se resignó y fue a buscar el empate. El puntero Holzenbein penetró en al área holandesa con mucha fuerza y fue derribado por Jansen. Paul Breitner concretó el penal y emparejó el resultado.
Ese empate fue una inyección anímica para los locales quienes a partir del enorme trabajo de Hoeness en el mediocampo corriendo, robando y distribuyendo el balón a las espaldas de Surrbier y Krol logró la ventaja tras una pelota de Beckenbauer para el pique cruzado de Bonhof por la derecha quien desbordó a Haan y colocó el centro que controló a medias el torpedo Múller, hizo un raro movimiento del cuerpo volviendo sobre sus pasos que engaño e hizo pasar de largo a su marcador Krol y enganchó la pelota con un derechazo cruzado que sorprendió al arquero Jongbloed quien ni siquiera se arrojó al piso.
El equipo visitante salió en el segundo tiempo a buscar desesperadamente el empate pero la mala puntería de Rep y Reensenbrink y un monumental tarea de Maier tapándole un tiro a quemarropa de Cruyff entre otros clausuró el arco alemán.
El equipo teutón aquietó el ritmo cuando pudo y así se llegó al final de partido donde ante la algarabía de su público se consagró campeón.
El equipo holandés como el mítico equipo húngaro que cayó también ante los germanos en Suiza ´54 logró el reconocimiento que pocas veces reciben los subcampeones, el de no quedar en el olvido colectivo.
Pasaron cuatro años y los mismos rivales volvieron a verse las caras para la segunda fecha de la segunda ronda del Mundial de Argentina. El equipo alemán sin Breitner, Beckenbauer ni Gerd Müller entre otros ya no tenía la potencia del campeón mundial pero todavía era un equipo respetable que en la primera fase había empatado con los Polacos en el debut, luego goleó a México por 6-0 y nuevamente igualó con el complicado equipo tunecino. En el primer partido de esta segunda ronda habían empatado 0-0 con los difíciles italianos. Kart-Heinz Rummenigge, Heinz Flohe y Klaus Fischer eran la sangre nueva que pretendía recuperar cierto poder ofensivo.
Los holandeses mantenían el mismo equipo que cuatro años atrás había sorprendido en Alemania a excepción de su astro Johan Cruyff y Will Van Hanegem quienes no habían viajado a la Argentina por diversas razones, sus reemplazantes eran los hermanos William y Rene Van de Kerkhof que aunque no llegaba a la altura futbolística de sus reemplazados tampoco desentonaban.
El camino holandés en la primera fase fue trabajoso, tras vencer 3-0 a Irán en el debut y empatar en 0 con los sorprendentes peruanos, casi se había quedado fuera del Mundial al caer 2-3 frente a los escoceses.
Pero habían comenzado la segunda ronda goleando sin atenuantes a los compatriotas de su técnico el austríaco Ernst Happel por 5-1, lo que alimentaba sus esperanzas de llegar nuevamente a la final.
El encuentro se disputó en Córdoba y aunque fue parejo Holanda tuvo las mejores chances. No obstante tuvo que remontar 2 veces el marcador, la segunda con un gol de Willy Van de Kerkhof a solo 6 minutos del final que colocó el definitivo 2-2.
Alemania luego cayó inesperadamente ante los austríacos por 2-3 y Holanda venció a Italia 2-1 con un recordado tiro de Arie Haan desde más de 30 metros que le posibilitó llegar a la final donde cayó por 3-1 ante el equipo local en tiempo suplementario obteniendo nuevamente el subcampeonato.
Hubo un amistoso en Düsseldorf el 20 de diciembre de ese mismo año en el que jugando sobre la nieve y con un balón naranja los alemanes doblegaron a los visitantes por 3-1. Los alemanes presentaron todos sus titulares a excepción de Maier, Los holandeses probaron suerte en ofensiva con Adrie Koster del Roda y el chino La ling del Ajax sin obtener mayores resultados, fue victoria alemana por 3-1 con goles de Rummenigge, Fischer y Bonhof descontando La Ling para los naranjas.
Tiempo después se cruzaron en la Eurocopa de 1980 en Italia donde compartieron el grupo inicial con Checoslovaquia y Grecia.
En la primera fecha Alemania derrotó a Checoslovaquia por 1-0 y los holandeses hicieron lo propio con los helénicos por idéntico marcador.
Los alemanes contaban con la presencia de Stielike y Briegel en la defensa, el fútbol de Bernard Schuster y Hans Müller en el mediocampo y el tridente ofensivo compuesto por Rummenigge, Hrubesch y Allofs. Jupp Derwall, quien fuera durante años ayudante de Schön había asumido la conducción técnica.
Para la selección holandesa todavía jugaban Krol, Haan, Rep, y los Van de Kerkhof más el aporte del alto delantero Kees Kist. El DT Jan Zwartkruis había retomado la conducción técnica luego del Mundial argentino
El 4 de Junio en Nápoles se produjo el encuentro que fue vibrante sobre el final y que contó con una destacada actuación del delantero Klaus Allofs del Fortuna Dusseldorf quien gracias a su oportunismo marcó los 3 goles con que el equipo alemán se adelantó en el marcador, pero los holandeses no se dieron por vencidos y descontaron con un gol de Rep de penal y otro de Willy Van de Kerkhof que pusieron en aprietos el triunfo alemán hasta el final mismo del partido pese a haber sido la diferencia entre ambos contendientes aún más categórica.
Posteriormente Alemania venció sin problemas a Grecia clasificando primero en su grupo y Holanda quedó eliminada por diferencia de al empatar con los checos por 1-1.
Alemania finalmente se consagró campeón venciendo a Bélgica por 1-0 con un gol de Hrubesch de cabeza tras un corner.
Para Holanda comenzaba un período de sombras que le impediría clasificar para los mundiales de España 1982 y México 1986, sus principales figuras ya se habían retirado y el recambio tardaría algunos años más.
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