Las expectativas creadas por el triunfo de la selección argentina ante España hace un mes se desvanecieron esta mañana al caer por 1-0 frente a Japón en Saitama.
El técnico Sergio Batista puso en cancha un equipo conformado por el arquero Romero, una línea de cuatro defensores formada por Burdisso y Heinze como laterales “inventados” más Demichelis y Gabriel Milito como centrales, Mascherano y Cambiasso como volantes de recuperación, D’alessandro y Messi como sociedad ofensiva y finalmente Tévez y Diego Milito como atacantes netos. Una apuesta fuerte tomando en consideración las ausencias de Zanetti y Banegas de buenas actuaciones ante los españoles
Pero tácticamente el experimentado entrenador italiano Alberto Zaccheroni (que hacía su debut al frente del seleccionado asiático) le ganó la pulseada presentando un equipo superpoblado en el medio campo que se dedicó a marcar en zona pero a presión a los creativos argentinos y ahogar la salida por los laterales y centrales; el anticipo permanente y la búsqueda de espacios vacíos sobre las espaldas de los volantes desconcertaba a los dirigidos por Batista. En esas condiciones al conjunto sudamericano le costó avanzar en el campo de juego y se repitió en imprecisiones que los japoneses supieron capitalizar.
Otra quizás hubiera sido la historia si a poco de comenzar el encuentro Milito hubiese podido acomodase mejor para el remate luego de robar una pelota mal jugada por Konno o si a los 6 minutos Messi embocaba por encima de arquero una pared a gran velocidad con Diego Milito que cayó en el “techo” del arco. Pero la más clara la tuvo en sus pies Morimoto, que aprovechando un descuido de Gabriel Milito en el área chica tras una gran jugada previa de Uchida , encontró a Romero en una muy buena posición para evitar la apertura del marcador. Nagatomo avisó con un remate desde fuera del área que se fue desviado junto a un poste minutos después.
A Mascherano y Cambiasso se les complicaba la recuperación del balón y la velocidad de Honda y Okazaki comenzaba a preocupar al fondo argentino. D’alessandro no pesaba y Tévez tenía que retroceder porque no le llegaba el balón, la buena labor de los volantes Hasebe y Endo obstaculizaba el manejo de los jugadores más talentosos. Solamente los arranques de Messi parecían preocupar a los nipones pero no encontraba compañía para la descarga y sus incursiones casi siempre rebotaban ante Kurihara (de gran labor en defensa y ataque), Konno o Nagamoto.
La única jugada armada por Messi y D’alessandro sobre la derecha culmina con una buena apilada y un peligroso centro del delantero del Barça que logra despejar el arquero Kawashima a los 13 minutos.
Hasta que a los 18 minutos un despeje corto de Mascherano es furiosamente rematado por Endo desde casi 30 metros, Romero no puede evitar el rebote y Okazaki en posición dudosa entra libre junto a Morimoto ante la pasividad de los defensores argentinos para anotar el gol.
Solo podemos contabilizar dos oportunidades del seleccionado argentino para empatar: a los 24 minutos Tévez desde fuera del área remató cruzado tras pase de Messi y Kawashima atajó sin mucha dificultad y dos minutos después un tiro libre de Messi que se colaba en el ángulo superior izquierdo fue descolgado brillantemente por Kawashima.
Una proyección del lateral derecho Uchida que aprovechó un inmenso espacio libre sobre su banda fue bien rechazada por Romero al filo del descanso.
Argentina se fue a los vestuarios no solo con la preocupación por su rendimiento y el resultado desfavorable sino también con las lesiones de los jugadores del Inter italiano Milito y Cambiasso, quienes fueron reemplazados por Higuaín y Bolatti respectivamente.
En el complemento Argentina siguió sin encontrar el rumbo y pese a que los japoneses retrocedieron unos metros con la intención de salir de contraataque aprovechando su velocidad no pudo profundizar sus ataques a pesar que dispuso un poco más de la pelota y tuvo más criterio para administrarla, le faltó abrir hacia las puntas y cuando perdía la posesión retrocedía muy mal.
No fue extraño entonces que Japón disponga de algunas chances para ampliar la ventaja a través un remate desviado por Kawaga y un tiro libre de Honda donde nuevamente Romero dio rebote pero esta vez los defensores argentinos estuvieron atentos para despejar el peligro.
Batista buscó con el ingreso de Pastore por D’alessandro cambiarle la fisonomía al equipo. El volante del Palermo se juntó algunas veces con Messi y Tévez, pero no podían con la defensa en zona de los asiáticos. Aun así el delantero del Manchester City tuvo la mejor de las chances cuando tocó de taco para Messi, recibió la devolución en el punto del penal pero pateó mal y desviado. Luego el astro del Barça remató sin fuerza una preciosa pared con Pastore y minutos después Higuaín no llegó a conectar desde inmejorable posición un centro cruzado al segundo palo de Messi. Fueron los mejore momentos del seleccionado argentino en todo el partido.
La lesión muscular de Bolatti y la avidez ofensiva de Batista posibilitaron el ingreso de Di María por el volante de la Fiorentina y Ezequiel Lavezzi por Burdisso, pero el equipo siguió careciendo de claridad.
El reemplazo de Maeda por Morimoto trajo alguna complicación más para los argentinos primero con un remate suyo desde lejos apenas desviado y sobre todo al final tras un corner despejado por Nishikawa (ingresó por el portero Kawashima) donde recorrió 50 metros dejando atrás a Lavezzi y Mascherano pero su remate fue tapado brillantemente por Romero.
El guardametas del AZ Alkmaar dio un nuevo rebote luego de un disparo de Nakamura casi sobre el final del encuentro evidenciando que la jugada del gol no había sido casualidad y completando una deficiente actuación más allá de alguna buena tapada. Abe remató desde larga distancia con poca puntería y el encuentro finalizó con un tiero libe de Messi que se desvió e la barrera sin mayores inconvenientes.
Es que el dominio japonés fue producto más de sus aciertos tácticos que de lo mostrado futbolísticamente donde a través de una marca asfixiante y permanente recuperaba el esférico para aprovechar la velocidad y peligrosidad de sus delanteros que hicieron la diferencia durante casi todo el encuentro reflejando la justicia en el marcador. El duelo fue chato y sin grandes emociones salvo algunos chispazos de Lionel Messi que lograban estremecer a los espectadores.
Argentina no supo resolver el entramado que le propuso Japón en el mediocampo y mucho menos en los últimos metros donde los delanteros terminaban enredados y las peltas llegaban muy forzadas porque los avances no eran claros. Macherano se vio superado en innumerables situaciones cuando salía a cortar hacia los laterales y quedaba lejos de Hienze y Burdisso por lo que en algunas jugadas parecía que el equipo repetía las mismas deficiencias del último mundial. D’alessando jugó un partido muy lejos de su nivel habitual siendo errático y pasando desapercibido cuando el equipo más lo necesitaba. Cambiasso llegaba tarde muchas veces por su mala ubicación, pues originalmente jugaba por izquierda, pero se movía al medio para ayudar al combativo volante del Barcelona dejando el espacio libre para la proyección de Uchira más el manejo de Honda, otras porque los japoneses tocaban y se movían muy rápido. Los delanteros quedaban muy desconectados del medio y tenían que pelear cuerpo a cuerpo con sus firmes marcadores. Los laterales que no son auténticos sino disfrazados carecían de proyección y a veces eran tomados a contrapierna. Solo en el segundo tiempo y con el ingreso de Pastore Argentina logró manejar un poco más la pelota aunque sin definición puesto que siempre aparecía alguna pierna japonesa para interponerse o la marca era acertada.
Japón demostró que el trabajo llevado a cabo por inicialmente por Zico y continuado por Takeshi Okada quien llevó al equipo a los octavos de final de la última Copa del Mundo donde cayó en los penales ante los paraguayos, no fue casualidad y que algunos de sus jugadores tienen verdaderamente clase internacional.
Para Argentina la preocupación ante el bajo rendimiento y la prueba de experiencia frente a este tipo de equipos que servirá para corregir errores en el amistoso del próximo 17 de Noviembre en Qatar donde Batista se jugará nuevamente su interinato por lo menos hasta la Copa América a disputarse durante el próximo año.
Esperemos un partido apasionante tal como la rica historia de ambos conjuntos lo avala.
sexta-feira, 8 de outubro de 2010
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