domingo, 19 de maio de 2013

ROSARIO CENTRAL VUELVE A LA MAXIMA CATEGORIA


Esta noche es totalmente diferente a las demás. Hoy me voy a acostar con la tranquilidad de saber que las cosas están en perfecto orden.

Mil cosas sobrevolarán mi mente antes de poder conciliar el sueño: la primera vez que fui a la cancha, los títulos, los clásicos, las alegrías y tristezas, los jugadores, técnicos y dirigentes que pasaron con pena y con gloria, mi viejo y mis abuelos a cuya memoria también dedico estas líneas.

Este domingo el cronista deja lugar al hincha. Mi querido Rosario Central está nuevamente en el lugar que jamás debió descuidar, la primera división del fútbol argentino.

Tres largos Años han pasado, en los cuales el tiempo cronológico se estiró a causa de la ansiedad, de la angustia, del desánimo. Fe un camino espinoso, plagado de obstáculos donde al club le costó horrores enteder este torneo largo y áspero; equipos con nombres jamás escuchados, canchas inhóspitas se nos hicieron familiares. Central era sapo de otro pozo en el lodazal de esta categoría.

Para colmo algunos errores dirigencial producto de la inexperiencia se hicieron evidentes: malas contrataciones, jugadores que llegaban lesionados o en el ocaso de sus careras, técnicos con estilos disímiles que no supieron encontrar jamás el equipo se sucedían. Un impensado sépimo puesto marcó el final de la primera temporada en segunda división y para peor el castigo de soportar aun otro torneo más. 

El equipo se reforzó y con el trabajo del técnico Juan Antonio Pizzi estuvo muy cerca de subir en esa segunda temporada, pero por razones que aun hoy resultan inexplicables no se logró el objetivo, a pesar de tener todas las oportunidades posibles y de haber sido uno de los mejores equipos del torneo hasta las tres últimas y fatídicas fechas donde se pasó de primero a cuarto y la ilusión de ascenso directo mutó en promoción, Dos empates a cero ante San Martín de San Juan no modificaron la categoria de ninguno dde los contendientes, por lo que el equipo canalla debía jugar su tercera temporada en segunda mientras miraba de reojo como River Pate y Quilmes que en ningún momento había sido superiores a ellos jugarían en primera. 

La llegada de Miguel Ángel Russo para este torneo suponía un golpe de timón dado por la dirigencia haciendo un acto demagogia por sobre sus pretensiones a raíz de los cuestionamientos que iban gradualmente en aumento. Para el técnico, ya acostumbrado a lidiar en ocasiones reñidas en la entidad rosarina, también entrañaba un desafío personal y una forma de redimrse de sus opacas performances en Racing y Estudiantes que lo habían eyectado de su puesto antes de lo pensado.

No comenzó con el pie derecho en el equipo de Arroyito, acumuló derrotas, dudas, cuestionamientos e inclusive tras el derrota frente a Duoglas Haig de la undécima fecha, el técnico recibió un ultimátum. El equipo estaba 14º y por los pasillos del club se rumoreaban algunos nombres que podían llegar a reemplazar a Russo.

Sin embargo el técnico hizo una limpieza en el plantel borrando  los cuestionados Yaccuzzi, Casteglione, Galiardi, Braccamonte y Freitas . Un triunfo como visitante frente a Ferro Carril Oeste no solo significó el comienzo de una serie de 12 éxitos consecutivos sino que además logró que el plantel se asentara en todas sus líneas. Fue así que Mauricio Caranta batió el record de imbatibilidad con 664 minutos sin recibir goles, Valentini-Peppino se convirtieron  en  la dupla defensiva central, Nery Domínguez fue la gran revelación del torneo como volante central. Lagos y Encina se destacaron como volantes externos, Jesús Méndez recuperó su nivel futbolístico y los atacantes Medina y Toledo alternaron buenas y malas.

El buen rendimiento del equipo, un banco de suplentes eficaz, una excelente preparación física y los buenos resultados encumbraron a Central en la tabla al final de la primera rueda, la que no abandonaría jamás desde la fecha 21.´

Sin embargo en las últimas fechas el quipo sintió la presión de la punta y el cansancio previsible del final de torneo. A pesar de algunos bajos rendimientos individuales, el quipo pudo conservar a diferencia  con algunos triunfos importantes aunque muy sufridos como frente a Crucero del Norte,  empates convenientes frente a Ferro  y Douglas Haig y hasta una inesperada derrota frene a Almirante Brown de local. Algunos nubarrones que recordaban lo sucedido en el torneo anterior sobrevolaban Arroyito

Parecía que todo podía definirse en la fecha 55 frente a Defensa y Justicia, pero los nervios, la ansiedad, la falta de puntería y los errores defensivos  llevaron a un empate 1-1 en el Gigante de Arroyito. El festejo debía posponerse al menos una semana más.

Y llegó el día del Éxodo Jujeño, casi ocho mil canallas llegaron por todos los medios a la alejada provincia del Noroeste Argentino. Si Central ganaba estaba otra vez en el círculo máximo, solo dependía de ellos mismos.

Tras un primer tiempo flojo,, donde hubo pocas situaciones y el equipo local se cerraba defensivamente de manera óptima, Central se lanzó con todo en el complemento y Javier Toledo, el antihéroe que se erraba los goles imposibles y era muy resistido por los hinchas, se disfrazó esta vez de héroe y en 15 minutos colocó un implacable hat-trick que depositó al equipo rosarino nuevamente en primera con goles de gran factura, como el último definiendo con inusual categoría por sobre la humanidad del arquero.

Rodos esperamos el consabido final con una rara mezcla de festejo y desahogo, pudo descontar el equipo local, pero hubiera sido solamente para arruinar el marcador y cuando el árbitro pitó el final una explosión de júbilo sacudió Jujuy y otras tantas, pero reales sacudieron Rosario.

Fuimos con mi hijo de cinco años, Valentín, al Monumento a la Bandera, epicentro de todos los festejos locales a expresar nuestra algarabía, coches con gente gritando y cantando, banderas, pirotecnia, bombos y demás artefactos de colores azul y amarillo copaban el histórico lugar y sus alrededores. Se presentía un clima de revancha, una respuesta hacia el otro equipo de la ciudad, de gran presente por cierto. Valentín entendía poco , pero era feliz revoleando su bandera, saltando, gritando. A mi modo me reflejé por un instante en él y retrocedí 33 años cuando yo tenía 9 años y festejaba aquel título logrado en el Chateau Carreras frente a Racing de Córdoba, pese a perder 2-0. Había visto el todo el segundo tiempo en un bar cercano a la terminal de ómnibus junto a mi madre mientras esperaba que mi papá llegara con su colectivo, pues él trabajaba ese día y dimos las últimas vueltas sin parar de tocar bocina y saludar a la gente que festejaba en las calles rosarinas. Recuerdo que el llevaba un gorro de Central que aun hoy conservo como un trofeo.

Gracias Rosario Central por hacerme tan feliz, un solo día de festejo equipara cinco años nefastos. Espero que los dirigentes sepan tomar notas y hayan aprendido para no repetir los mismos errores que nos llevaron a esta penosa situación.

Ahora sí me puedo ir a dormir tranquilo. Lunes 20 de Mayo 1:50 am.

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