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quinta-feira, 15 de setembro de 2011

Las hazañas de Peñarol en los '60 (cuarta parte)

Peñarol brillante campeòn uruguayo 1967. Arriba de izq a der: Mèndez, Goncalvez, Errea, González, Figueroa, Forlan. Abajo: Abbadie, Rocha, Silva, Spencer, Joya.



13 de Octubre de 1968 Todos corren a felicitar a Mazurkiewicz, quien ha mantenido la valla invicta superando el récord de Legnazzi en los años '20



Rubiños, arquero de Sproting Cristal descuelga el balòn ante una carga de Spencer. Copa Libertadores 1968

El equipo que obtuvo la poco recordada Supercopa de Campeones Inetrcontinentales en 1969













Es el principio del ocaso, Togneri bate a Pintos y define el partido en La Plata Vergonzosa gresca tras la final de 1970 en el Centenario
El año 1966 culminó para Peñarol sin poder alcanzar a Nacional en el Campeonato uruguayo. Algunas derrotas impensadas al comienzo del torneo más la sobrecarga de partidos de la Copa Libertadores, el Mundial de Inglaterra y la Copa Intercontinental hicieron mella en un plantel cuyas máximas figuras doblaban el codo de los 30 años. No se sacaron ventajas en los clásicos igualando 0-0 el primero y 1-1 el de la penúltima fecha a la cual Nacional llego con 2 puntos de ventaja pese al embate de los mirasoles. En la última fecha ambos ganaron y entonces los bolsos se coronaron campeones. La alegría producida por los títulos conseguidos ante River Plate y el Real Madrid minimizó lo ocurrido en el torneo local.
Tras la disputa del Campeonato Sudamericano que a comienzos de 1967 se adjudicara Uruguay en condición de local, se contrató a Elías Figueroa, defensor central de gran prestancia, de buena altura, elástico y preciso tanto en el corte de la jugada como en la salida desde el fondo, dotado además de gran calidad técnica. Un prodigio de 20 años que había llamado la atención de los clubes argentinos tras jugar para su selección durante el Mundial del año anterior. Otra viveza más de Cataldi, quien lo fue a buscar a Buenos Aires con un avión privado cuando el jugador se encontraba de gira con Santiago Wanderers y era pretendido por Huracán e Independiente. Enseguida firmó contrato y tras una gira sudamericana logró la titularidad que no abandonó nunca más hasta 1972 cuando la crisis económica de los mirasoles obligó a venderlo al Inter de porto Alegre donde prosiguió con su prolífica campaña.
El arquero Néstor Errea de Colón de Sante Fe llegó como suplente de Mazurkiewicz, pero como éste sufrió la fractura de su mano izquierda jugó como titular al comienzo de la temporada en ocasión del Torneo Competencia y la Copa de Honor
Peñarol ingresó a la Copa Libertadores en semifinales donde enfrentó a su clásico rival y al Cruzeiro que volvía a representar al país vecino tras el boicot de 1965. El equipo brasilero contaba con jugadores de la talla de Tostao, Dirceu Lopes y Piazza entre otros cracks, tenía una muy buena defensa y un típico mediocampo brasilero aunque sin alcanzar la talla del Santos de Pelé.
Nacional venía de jugar un exigente primera rueda donde había superado a chilenos, paraguayos y ecuatorianos tras 12 partidos resultando el equipo más goleador de la Copa había logrado una buena amalgama entre Viera, Espárrago, Urruzmendi, Julio César Morales y su última incorporación: el delantero brasilero Celio Taveira Filho que llegó desde Vasco da Gama con fama de goleador.
En el debut ante Nacional y en un partido parejo donde no se podían sacar ventaja, los bolsos triunfaron con un gol de Celio sobre el final de la primera etapa.
La visita a Belo Horizonte terminó con una apretada derrota por 1-0, pero se ganó en la revancha por 3 a 2 en el Centenario aunque el resultado no haya reflejado la superioridad evidenciada por los locales.
El encuentro definitorio con Nacional solo tenía un resultado posible para Peñarol si pretendía llegar nuevamente a la final: el triunfo que lo forzaría a un desempate, pues Nacional y Cruzeiro lo aventajaban por 2 puntos.
Muy cerca estuvo de lograrlo pues vencía por 2-1 con goles de Goncalvez y Spencer habiendo empatado transitoriamente Celio para los “bolsos”. El triunfo ya parecía consumado ante un equipo tricolor que jugaba con 10 jugadores por expulsión de Cincunegui al comienzo de la segunda etapa e inclusive Lezcano llegó a sentarse sobre la pelota sobrando la jugada como señal de superioridad; sin embargo y faltando un minuto un quedo de Figueroa y el propio Lezcano sumado a una tardía reacción de Errea posibilitó la sorprendente aparición de Celio que se convertía así en el verdugo peñarolense aprovechando un preciso pase del “marqués” Sosa para colocar el empate que clasificaba a Nacional para la final eliminando simultáneamente a los mirasoles de la Copa por primera vez en la historia. Fue el comienzo del final de la carrera del eficiente marcador paraguayo en el club carbonero que jugaría solo hasta fin de ese año.
Le quedaba a Peñarol el recuperar el título en el Campeonato Uruguayo para salvar el honor y no dejó ningún tipo de dudas, pues lo ganó de punta a punta e invicto obteniendo 16 triunfos y solo 2 empates ante Racing y Wanderers, convirtió 42 goles y recibió 11 resultando Spencer el máximo artillero con 11 conquistas.
Se dio el gusto además de vencer a Nacional en los 2 cotejos imponiéndose por 2 a 1 en la primera rueda y por 2 a 0 en los desquites con el aliciente de dar la vuelta olímpica que lo consagró nuevamente campeón en las narices de su propio rival en una suerte de pequeña revancha por la eliminación de la Copa en la cual Nacional no pudo en la final con el equipo de Racing Club viendo postergada una vez más la oportunidad de convertirse en campeón de América.
Para el año 1968 Peñarol apostó fuerte para recuperar la Copa Libertadores. El mayor Rafael Milans se hizo cargo de la dirección técnica del equipo tras la partida de Màspoli al Elche español. El nuevo técnico que había dirigido a la celeste entre 1964 y 1965 impuso un sistema basado en una fuerte defensa integrada por Elìas Figueroa, Tabarè González, tito Goncalvez, Oscar Caetano y Mario Mèndez, ocasional reemplazante de Forlan. Sin embargo la producción ofensiva era escasa, pese a contar con Rocha, Spencer, Cortès, Silva, Joya y Abbadie más los juveniles Francisco Bertochi y Nilo Acuña (1).
De ese modo Peñarol superó la primera fase sin mayores inconvenientes ante los paraguayos Guaraní y Libertad más el propio Nacional a quien derrotó por 1-0 con un agónico gol de Spencer para luego empatar sin goles en la revancha.
En la segunda fase Emelec de Ecuador y Deportivo Portuguesa de Venezuela no fueron rivales a la altura de los mirasoles, puesto que los derrotó tanto de local como de visitante. Más complicado fue Sporting Cristal a quien no puedo derrotar ni de local (1-1) ni de visitante (0-0). El equipo peruano contaba con jugadores de la talla de Rubiños, Mifflin, Gallardo y La Torre entre otros titulares de la selección, quienes eliminarían nada menos que a Argentina un año después en la clasificación al Mundial de México. Peñarol solamente lo aventajó por dos unidades y se clasificó a la semifinal donde enfrentó a Palmeiras, un durísimo equipo brasilero que contaba entre otros con el veterano Djalma Santos, Ademir Da Guia, Servilio y el temible Tupazinho quien sería el verdugo de los mirasoles al anotar el único gol en el Pacaembù y el sorprendente doblete en el Centenario con el cual Peñarol cayó de local por 2 a 1 tras ir en ventaja sin poder llegar a la final. Ese partido se recuerda por la gresca del final donde varios jugadores brasileros fueron agredidos por los locales.
Tras jugar 14 partidos en menos de tres meses por casi toda Sudamérica, el esfuerzo había sido importante para jugadores veteranos como Abbadie, Cortés, Joya o Spencer. A pesar de ello Peñarol ratificaría en el Torneo uruguayo su superioridad respecto a Nacional y los demás equipos al obtener el bicampeonato nuevamente invicto ganando 15 encuentros y empatando solo 3 (Nacional, River y Defensor) aventajando a su eterno rival por 6 unidades y venciéndolo por 1-0 con gol de Spencer en la penúltima fecha cuando ya se había consagrado campeón. Marcó 29 goles, resultando Spencer y Rocha los goleadores con 8 conquistas cada uno, y recibió solamente 5 (récord uruguayo) confirmando su gran labor defensiva. Como hecho anecdótico cabe resaltar que Ladislao Mazurkiewicz batió además el récord de imbatibilidad en la historia del torneo uruguayo al contabilizar 987 minutos sin recibir goles desde la fecha inicial frente a Danubio hasta que Ramón Silva de River le convirtió en la 12º (3º de la segunda rueda). Este récord aún perdura y es una muestra más de la época que este equipo marcó durante aquellos años y fundamentalmente de su trascendencia forjada en una forma de entender y jugar al fútbol que los equipos uruguayos añoraron durante décadas.
El año 1969 comenzó con novedades en Peñarol, aunque la situación económica del club no era la mejor llegaron de Argentina el genial pero discontinuo volante Ermindo Onega de River Plate y el potente delantero Alfredo “tanque” Rojas de Boca Juniors, además retornó Roberto Matosas con lo cual el club pretendía armar un equipo renovado y competitivo para pelear ante Nacional que se había reforzado Luis Cubilla, Alcides Silveira y el arquero brasilero Manga. Milton Viera, un ex “bolso” que había pasado desapercibido por Boca arribó en canje por Orlando Medina que estaba a préstamo en Colón de Santa Fe.
La Copa Libertadores arrancó sin inconvenientes para Peñarol que superó a Nacional tras sendos empates (1-1 y 2-2) y a los equipos ecuatorianos resignando solo un punto de visitante y goleando tanto a Emelec como a Barcelona por 5 a 2. Ambos equipos uruguayos clasificaron a la segunda fase donde Peñarol tuvo que enfrentarse a Olimpia de Paraguay. Un empate como local en el Centenario por 1-1 encendió las alarmas sobre todo por la pobre respuesta física y anímica del equipo para torcer el resultado. A pesar de ello se consiguió la clasificación en Asunción por la mínima diferencia con gol de Onega. Su clásico rival se convertiría días después en el rival a vencer en semifinales tras superar a Deportivo Cali y Santiago Wanderers.
Mientras tanto a fines del año anterior había comenzado a jugar la Recopa Sudamericana, un evento que reunía a los 3 campeones intercontinentales de Sudamèrica – Racing, Santos y Peñarol – y donde el ganador enfrentaría al Inter de Milán. Peñarol venció por 3-0 a Racing como local y cayò ante Santos 0-1 como visitante. Por cuestiones de organización el torneo prosiguió al año siguiente derrotando Peñarol al Santos por 3-0 en el Centenario, aunque un inesperado empate ante Racing en Avellaneda lo privò del título que quedó en manos brasileras. Días después al ahora coronel Milans presentó su renuncia por razones personales aunque existían conflictos con la dirigencia desde el torneo anterior cuando el equipo ganaba sin convencer y era mezquino en ataque aunque el pobre empate como local ante Olimpia aceleró el final. También se acusaba al preparador físico, el capitán Luis Coll, de una intensa preparación que había dejado a los jugadores en mala forma sobre todo teniendo en cuenta la edad de varios de los titulares. También se rumoreaba que los jugadores ya no soportaban màs el régimen castrense de Milans y que éstos lo dejaron en “off side”
Ernesto “cholo” Ledesma asumió de manera interina para disputar los partidos con Nacional. Los “bolsos” vencieron por 2-0 en el primer partido con goles de Maneiro y Mujica. Peñarol se impuso en la revancha con un solitario gol de Spencer por lo que debieron disputar un desempate para definir el finalista.
Tras 120 minutos pobres donde se pegó más de los que se jugó ninguno de los dos equipos pudo abrir el marcador clasificando Nacional por haber convertido un gol más.
La eliminación caló hondo tanto en el plantel como en la dupla Gûelfi-Cataldi. Las críticas periodísticas eran feroces y la hinchada comenzaba a impacientarse. Fue entonces cuando surgió la idea de suscribir un bono patrimonial para obras a futuro.
Sin embargo el gran golpe publicitario fue la contratación del técnico brasilero Oswaldo Brandao. El entrenador gaùcho de vasta trayectoria en su país había obtenido el campeonato Nacional Argentino con Independiente en 1967 y se lo reconocía como un hombre con fama de severo y de carácter fuerte que poseía el don de saber motivar a sus jugadores y exigirlos al máximo para lograr sus objetivos.
Evidentemente no tardaría mucho en chocar con los caudillos mirasoles a quienes suprimió privilegios y exigió físicamente con entrenamientos a doble turno hasta llegar a un cansancio prematuro que los más veteranos no podían soportar. Esto abrió las puertas de la titularidad a aquellos jugadores más jóvenes eternamente postergados por los monstruos sagrados que debían resignarse al banco de los suplentes o a buscar nuevos horizontes. Pronto Joya, Abbadie, Cortès, Varela y “Lito” Silva expresaron su disconformidad y quedaron relegados al banco de suplentes o separados del plantel. Tras la obtención ajustada del Torneo Cuadrangular y un auspicioso debut en el Campeonato Uruguayo con victorias ante Cerro y Bella Vista, aparecieron algunos magros empates y una inesperada derrota ante Liverpool, que significó el final de un invicto de 56 partidos (2), sembraron las primeras dudas. Sin embargo el detonante fue la exclusión de Spencer como titular por el juvenil goleador Lamberck de quien mucho se esperaba y poco cumpliera.
El 28 de Septiembre cayó ante Nacional por 2-0 con goles del verdugo Celio y el recientemente contratado Luis Artime marcó no solo el fin de una larga hegemonía de nueve años sin conocer la derrota ante su clásico rival por la Copa Uruguaya (3), sino que también alejó a los mirasoles del título, pues quedaban a 5 puntos de su acérrimo rival y obligados no solo a realizar una muy buena segunda rueda sino además a esperar que los “bolsos” dejaran puntos por el camino, cosa que finalmente no sucedió puesto que la diferencia final fue de seis puntos obteniendo Nacional 43 unidades contra 39 de los aurinegros si se suman los 18 partidos del torneo más las 5 fechas del hexagonal final, un ridículo invento para estirar un poco más la temporada. Nacional iniciaba así su época más gloriosa que coincidiría casualmente con el ocaso de su eterno rival.
Pero la única alegría del año fue la obtención de la Supercopa de clubes sudamericanos ganadores de la Copa Intercontinental, una versión ampliada de aquel torneo que en Mayo le arrebatara el Santos. Los restantes participantes fueron Racing Club, Estudiantes de La Plata y el propio equipo de Pelé.
Se jugó durante los dos últimos meses del año y los partidos rememoraban viejas rencillas entre los jugadores por lo que no se trató de un simple torneo amistoso sino de una mini Copa Libertadores. EL torneo comenzó con un trabajado empate frente a Racing en Avellaneda (0-0) y una gran victoria frente a Estudiantes – reciente bicampeón de América – por 3 a 1 en el Centenario con doblete de Rocha y el restante de Losada.
El partido clave fue la victoria frente al Santos ante un Centenario repleto y tras remontar un tempranero gol de Pelé con tantos de Spencer y Onega que sirvieron para decorar el 2-1 final.
A pesar de la derrota por 2-0 sufrida en San Pablo, los carboneros continuaron su marcha con una inapelable victoria como local frente a Racing por 4-1 con 2 de Spencer y otros tantos de Rocha, por lo que debían disputar el encuentro final frente a Estudiantes en el reducto de La Plata.
Se sabía que la cancha y la mala fama del rival serían dos escollos importantes para los manyas que con solo empatar se adjudicaban el título, en cambio una victoria de los locales suponía la consagración de Racing Club.
La primera etapa finalizó con el marcador a favor de los locales con gol de Verde, Sin embargo en el segundo tiempo Brandao reemplazó a Ermindo Onega – castigado sin piedad por Pachamé y completamente ausente del partido – por el “pocho” Cortés quien se juntó con el “tito” Goncalvez, el verdugo “Rocha” y un movedizo Losada y así dieron vuelta el partido. Enseguida Rocha logró el empate eludiendo al arquero tras un gran pase en profundidad de Forlan y siete minutos después un desborde de Losada por derecha concluyó con un centro rasante para la entrada de rocha quien nuevamente no tuvo inconvenientes en marcar el gol que suponía la confirmación del único título que faltaba en las vitrinas de Peñarol. Sin embargo esa Copa permaneció olvidada en el imaginario popular durante muchos años hasta que la Conmebol la oficializó recién en 2005.
De esa manera 7 jugadores se adjudicaban la hazaña de haber logrado todos los títulos nacionales e internacionales posibles para el club: Mazurkiewicz, Forlan, Goncalvez, Caetano, Rocha, Spencer y Cortés.
A comienzos de 1970 arrancó la Copa Libertadores. Peñarol y Nacional empataron 1 a 1 en el debut con goles de Onega y Morales. Luego llegaron los enfrentamientos con los equipos venezolanos como visitante, empató sin goles ante Valencia y venció a Deportivo Galicia por 1 a 0 con gol de Onega. Aunque el paso por la Copa parecía firme y los rivales no tenían gran jerarquía el malestar entre los caudillos y el técnico Brandao ya se había trasladado a la comisión directiva. La gota que rebalsó el vaso fue la exclusión del “Tito” Goncalvez y de Spencer del plantel titular, quienes se presentaron ante la dirigencia para expresar un ultimátum: O Brandao o ellos.
Lo cierto es que más allá de todo comentario se sospechaba que la verdadera intención de traer al técnico brasilero era la de jubilar a los ídolos que impedían al ascenso de jugadores más jóvenes y no garantizaban el lógico recambio que se produciría una vez que dejaran de jugar, además el club necesitaba vender para emparejar las cuentas que cada vez eran màs desfavorables.
Fue así que llegaron varias promesas al club, el arquero Corbo de gran trayectoria en los ’70, los defensores Rodolfo Sandoval y Jorge Peralta, los volantes Ricardo Soria, Alfredo Lamas y Edison Amoroso y el atacante Waldemar Cáceres. Ninguno de ellos sobrepasaba los 23 años.
Con Abbadie jubilado, Joya y Silva fuera de sus planes; solamente Cortés, Rocha y Onega aportaban su experiencia del medio hacia adelante. Con ellos más la base defensiva de Matosas, Figueroa, Forlan, Caetano y Mazurkiewicz afrontaría la Copa, aunque no esperaba encontrarse con algunos imponderables que entorpecerían sus planes y acelerarían algunos regresos.
El primer inconveniente que tuvo que soportar Brandao fue el doping positivo detectado a Caetano y Cortés tras el empate sin goles frente a Nacional en la revancha que los marginaba de la competencia. Varela, Goncalvez y Silva habían sido separados del plantel días antes por la comisión directiva a raíz de sus declaraciones contra el polémico técnico. Pese a ello el equipo derrotó al Deprotico Galicia por 4 a 1 y cinco días màs tarde logró la máxima goleada jamás igualada en la Copa al derrotar a Valencia por 11 a 2! Con triplete de Rocha y doblete de Spencer, Onega y Losada en lo que supuso la vuelta triunfal de ecuatoriano al equipo titular.
Con la clasificación a la segunda ronda donde los rivales eran Guaraní de Paraguay y la Liga Deportiva Universitaria de Ecuador se produjo el éxodo de 8 jugadores a la selección con vistas al Mundial de México por lo tanto no pudo contar más con Mazurkiewicz, Matosas, Rocha, Losada, Corbo, Sandoval y los indultados Caetano y Cortés. Por lo tanto los carboneros afrontaron la definición de la Copa con solamente 16 jugadores. Conviene repasar la formación que debutó ante LDU en Quito en el comienzo de la segunda fase para despejar todas las dudas: Sergio Blanco de 19 años debutante absoluto en el arco, Rubén Soria de lateral derecho, Figueroa y Jorge Peralta de centrales y Alberto Martìnez, hábil lateral izquierdo completaban la defensa; Milton Viera, Goncalvez y Onega de volantes; Nilo Acuña, Lambreck y Spencer en la delantera. Triunfaron por 3 1 1 con goles de Acuña, Spencer y Onega con una maravillosa actuación del arquero Blanco.
Posteriormente cayeron por 2-0 ante Guaraní en Asunción y se desquitaron en el Centenario con un agónico tanto de Spencer que vulneraba por fin al imbatible arquero Aguilera.
Con la única variante de Mario González por Acuña – expulsado ante Guaraní – el equipo de Brandao repetía la misma formación por cuarto partido consecutivo. Ganaba cómodamente por 2-0 con goles de Onega y Goncalvez hasta que el otrora seguro Blanco se metió un gol en contra al intentar despejar un corner por sobre el travesaño. Así y todo el equipo clasificó para la semifinal ante la sorprendente Universidad de Chile que había eliminado nada menos que a Nacional en un desempate en Porto Alegre.
El equipo chileno tenía una sólida defensa, un mediocampo de buen toque en el cual se destacaban Hodge, Marcos y Aranguiz y el prodigioso puntero derecho Pedro Araya dueño de una velocidad y un habilidad francamente sorprendentes y al cual muchos uruguayos recordaban de su destacada actuación en el Sudamericano de 1967.
El primer encuentro en Chile fue un ajustado triunfo de los locales en el cual el arquero Blanco fue responsable directo de una desafortunada maniobra que posibilitó el gol de Araya. Poco pudo hacer Peñarol para empatar el partido, máxime si se tiene en cuenta que el gigante Cáceres fue expulsado.
La revancha en el Centenario fue favorable para los carboneros que vencieron por 2 a 0 con goles de Onega y Spencer. Ariel Pintos, ex arquero de Danubio, sustituyó en la valla al denostado Blanco, quien nunca más atajaría en la primera de Peñarol. Se forzó entonces a un desempate que se jugó 48 horas después en el estadio de Racing de Avellaneda en un campo pesado.
Marcos de penal abrió el marcador para los chilenos, empatando Lamberck en el segundo tiempo. En los 90 minutos no se pudo quebrar el marcador en parte gracias a la magnífica actuación de Pintos y fue necesario ir a un alargue.
Peñarol se clasificaba con el empate a la final por haber convertido un gol más que su oponente, sin embargo a 9 minutos del final Hodge colocó el 2-1.
Todo parecía definido y se notaba que Peñarol no tenía respuestas físicas pata torcer la historia, pero lo que sobraban eran agallas, por lo que fueron todos a la carga quizás recordando Aquella tarde-noche de Santiago cuando River les había “mojado la oreja”cuatro años atrás. Faltando solo dos minutos una falla del arqueo Neff a quien la pelota mojada se le resbaló de las manos y fue a caer a los pies de Jorge Peralta que con un fuerte remate marcó el impensado empate y la clasificación a la final.
El bicampeón de América Estudiantes de la Plata aguardaba en la final. Se sabía que era un equipo fuerte, preparado que jugaba al límite del reglamento y que manejaba muy bien la pelota parada tanto a favor como en contra, por lo tanto era muy difícil sorprenderlo.
El 21 de Mayo de 1970 en el estadio Jorge Luis Hirschi de la Plata se disputó la primera final en un ambiente ensordecedor. Sin Spencer lesionado y reemplazado por Alfredo Lamas, el plan de Peñarol fue aguantar el partido tratando de enfriar con el toque de Onega y Goncalvez en el mediocampo y la fortaleza de Elías Figueroa tanto por arriba como por abajo con Nilo Acuña como única preocupación para Pachamé y el fondo de Estudiantes. EL defensor chileno se cansó de rechazar pelotas que caían dentro de su propia área hasta que a los 87 minutos un enésimo rechazo suyo terminó con una pelota caída a los pies de Togneri que desde 30 metros colocó un furibundo remate de izquierda inalcanzable para Pintos anotando el único gol de cotejo. Casi empata Peñarol al final cuando Rudzki despeja en la línea y con Errea vencido un remate de Lamberck.
Para la revancha en Montevideo se esperaba una batalla recordando lo que había ocurrido dos años atrás con Palmeiras. Peñarol hizo sentir el jugo duro a un equipo totalmente indolente como el “pincharrata”. Veròn, Echecopar y Conigliaro no se amedrentaron.
Pudo ponerse en ventaja el elenco uruguayo a los 12 minutos cuando un remate del “tornillo” Viera pegó en el poste y Errea despejó al corner el rebote tomado por Martìnez. Sin embargo poco a poco Peñarol se fue desinflando, Onega aparecía de manera intermitente, Acuña y Lamberck no podían imponer su técnica individual y Estudiantes enfriaba el partido.
La respuesta física no era la mejor pues el poco recambio del plantel estaba haciendo mella en las piernas de los mirasoles que estuvieron cerca del triunfo en el minuto 89 cuando Errea tapó muy bien un inquietante cabezazo de Onega unto a un poste.
Estudiantes se convertía en tricampeón de América aguantando el empate en el propio estadio Centenario y como campeón pretendía dar la vuelta olímpica, una situación que ninguno de los uruguayos estaba dispuesto a tolerar. La respuesta de algunos jugadores de Peñarol como el Tito Goncalvez hacia ciertas actitudes de los argentinos fue desmedida, prueba de ello pueden dar Medina y Solari. Lo cierto que se generó una terrible trifulca donde Bilardo, Viera, Verón, Lamberck, Errea y Martìnez fueron los más exaltados repartiendo puñetazos y patadas a diestra y siniestra inclusive en el camino hacia los vestuarios hasta que finalmente la policía pudo poner orden. Poletti (4) y Goncalvez fueron detenidos y recuperaron su libertad a instancias de Cataldi, ahora Secretario de Industria y Comercio. Tras la final Brandao siguió hasta el vencimiento de su contrato a fines de Mayo, por lo que Máspoli nuevamente tomó las riendas del equipo tras su regreso de España.
Una época dorada se terminaba. Tito Goncalvez se retiró el 9 de Diciembre en el encuentro frente a Cerro por el campeonato Uruguayo y cuando Nacional era virtualmente campeón. Joya se había vuelto a Perú en Abril para terminar su carrera en Juan Aurich. Rocha y Forlan fueron a pasear su fútbol al San Pablo de Brasil al igual que Lito Silva (Palmeiras). Spencer volvería a Ecuador en Febrero de 1971 y Mazurkiewicz llegaría a Atlètico Mineiro al otro año al igual que Figueroa (Inter de Porto Alegre) y Cortés un poco más lejos (Atlante de México). Comenzaba una nueva era signada por los títulos de Nacional que obtuvo el tetracampeonato uruguayo (1969 al 72), inclusive en el `71 por fin se consagraría Campeón de América tras 3 intentos fallidos y dejando afuera a los mirasoles en la primera rueda. Los mirasoles tendrían que esperar hasta 1973 con la aparición del gran goleador Fernando Morena para volver a festejar un título local y tras una década anémica en títulos internacionales recién obtendría la Copa Libertadores en 1982.
Tal como se puede apreciar en esta serie de notas, Peñarol fue protagonista central de la década del ’60 cuando la Copa Libertadores despuntaba. Con una buena estrategia dirigencial y jugadores dispuestos a dejar el alma por la camiseta, poseedores de una gran personalidad y en muchos casos dotados con una inconfundible clase, llevaron al club a los primeros planos internacionales. Sus hazañas prolongaron el legado de aquellos viejos héroes uruguayos como, Lorenzo Fernández, Gestido, Anselmo, Obdulio Varela, Schiaffino, Ghiggia, Míguez entre otros y permanecen en el recuerdo de quienes vivieron aquellas épocas dejando una marca indeleble, pues hoy cualquier futbolero del Mundo conoce como es “GANAR A LO PEÑAROL”.


(1) Ambos fueron ídolos en el Monterrey de México a mediados de los `70. Francisco “el tano” Bertocchi, un talentoso volante ofensivo de buena pegada y gran precisión en el toque había recalado en 1969 en la LDU de Quito desplazado de Peñarol por Rocha y Onega, allí se convirtió en el goleador de la Copa Libertadores de 1970 con 9 tantos. Distinto fue el caso de Nilo Acuña, habilidoso puntero derecho que comenzó a alternar de titular cuando Abbadie ya tenía 37 años y se quedó con el puesto tras el retiro del pardo”
(2) La última derrota sufrida fue en el Torneo Uruguayo fue el 28 de Agosto de 1966 ante Cerro (0-1). Desde entonces ganó 43 partidos y empató 13 hasta la mencionada derrota del 14 de Septiembre de 1969 ante Liverpool (0-2). La mayor goleada fue ante Danubio por 6 a 2 el 11/10/67 y logró una seguidilla de 13 triunfos consecutivos entre el 21/11/67 (Fénix 1-0) y el 21/9/68 (Cerro 1-0).
(3) La última derrota databa del 2 de Octubre de 1960 cuando perdió por 3 a 2. En ese lapso acumuló 10 triunfos y 7 empates en el Torneo Uruguayo. Cabe destacar que es clásico fue el último partido oficial disputado por Julio César Abbadie con la camiseta aurinegra ingresando en el segundo tiempo. Tambièn fue el primer triunfo local en un clásico para Emilio “Cococho” Álvarez en su dilatada trayectoria para Nacional.
(4) El arquero Alberto Poletti, quien se encontraba todavía suspendido por su actuación en la bochornosa final intercontinental frente al Milan en la Bombonera del año anterior, había concurrido a apoyar al equipo en dicha final por si el clima se ponía pesado, lo mismo que el boxeador José Menno que terminó inclusive con un ojo hinchado.

terça-feira, 1 de fevereiro de 2011

Las hazañas de Peñarol en los 60s

Una formación de Peñarol de 1958 cuando comenzaba el ciclo histórico
Equipo de Peñarol que debutó en la Copa Libertadores de 1960 ante Jorge Wilsterman


Puskas del Real Madrid maniobra ante William Martínez y Pino de Peñarol en la primera final de clubs de 1960



Alberto Spencer, el mejor jugador ecuatoriano de toda la historia. Autor de los goles decisivos de Peñarol




Néstor "tito" Goncalvez, 571 partidos con la camiseta aurinegra entre 1957 y 1970











Peñarol la noche que se consagró campeón del Mundo ante el Benfica de Portugal







El horizonte de Peñarol a fines de los ´50 no era el más claro. Nacional se había consagrado tricampeón uruguayo entre 1955 y 1957; los jóvenes héroes del Maracanazo como Schiaffino y Ghiggia habían sido transferidos a Italia y los veteranos como el arquero Máspoli, el gran capitán Obdulio Varela y Rodríguez Andrade se retiraban, mientras tanto Omar Míguez jugaba sus últimos partidos con la aurinegra. Solamente la habilidad de Julio César “pardo” Abbadie y la prestancia defensiva de William Martínez suplían en parte el carácter de fuego de aquellos caudillos, pero la tentación económica del Génova italiano fue irresistible para el puntero derecho que emigró en 1956. Los problemas financieros comenzaban a ser frecuentes en el club y la falta de títulos ofuscaba a sus seguidores y ensalzaba a la prensa.
Los vientos de cambio llegaron con la elección de la nueva comisión directiva comandada por Gastón Güelfi, Washington Cataldi y Fernando Parrabere a principios de 1958. La flamante dirigencia no solo buscó formar un equipo competitivo para salir del atolladero, sino que también cimentó el crecimiento institucional del club fijando sucesivas metas, conscientes de la importancia del equipo aurinegro en Uruguay y la trascendencia que podían alcanzar a nivel sudamericano y Mundial.
Para esa temporada repatriaron desde Italia al injundioso goleador Juan “el verdugo” Hohberg y del fútbol de la pequeña localidad de Salto llegó un jugador que con su gran personalidad y dotes de mando emularía al mismísimo Obdulio, respondía al nombre de Néstor Gonçalvez, pero todos lo conocerían años después por “Tito”. Con el aporte goleador de Carlos Borges y la frescura juvenil de un desequilibrante Luis Cubilla los “carboneros” fueron a recuperar la gloria perdida. El arquero Luis Maidana, buen atajador bajo los 3 palos y sobretodo en pelotas aéreas; más el corpulento defensor brasilero Milton Alves da Silva más conocido como Salvador se consolidarían lo largo de la temporada como los puntales defensivos.
Hugo Bagnulo fue contratado como entrenador, se trataba de un hombre sencillo, campechano, de bajo perfil, pero firme a la hora de marcar el rumbo a sus dirigidos quienes lo consideraban como a un padre.
El torneo uruguayo de 1958 estaba llegando a su fin, y como generalmente ocurría, Nacional y Peñarol peleaban palmo a palmo el título. Por esos tiempos la diferencia entre ambos y el resto era tan abismal que los clásicos se pactaban para la penúltima fecha y el vencedor seguramente resultaba el campeón. Ese año no fue la excepción, los clásicos rivales llegaron empatados en puntos y Peñarol triunfó por 2-1 con goles del argentino Hohberg y Roberto “la gata” García tras remontar la desventaja inicial que supuso el tanto de Escalada. Un empate 1-1 con Defensor en la última fecha hizo realidad el tan ansiado título que representaría el comienzo de la era dorada de los mirasoles.
Al año siguiente el torneo quedó igualado entre ambos contendientes a pesar que Peñarol le había sacado una importante ventaja de 6 puntos a Nacional que en las últimas fechas consiguió remontar gracias a los goles del repatriado Walter Gómez. Por lo tanto debió jugarse un desempate que extrañamente se demoró hasta el 20 de marzo de 1960. Para ese entonces Peñarol se había reforzado con la llegada del desconocido jugador argentino Carlos Linazza y el ecuatoriano Alberto Spencer, recomendado por Juan López (1) quien lo había visto en acción el Campeonato Sudamericano extra de 1959 causándole una gran impresión. Gracias a la intervención de Washington Cataldi en la Asociación Uruguaya de fútbol ambos futbolistas pudieron disputar la final.
Roberto Scarone tomó la conducción técnica a partir de ese encuentro donde Peñarol venció por 2-0 a Nacional con tantos de Cubilla y Linazza de penal, ambos en los últimos 10 minutos de un partido que se recuerda más por los ocho expulsados después de una trifulca en el mismísimo terreno de juego – W. Martínez, Aguerre, Borges y Hohberg por los “manyas” (2) ; R. González, W. Gómez, Collazo y Escalada por los “bolsos” – que por el resultado final, lo que representa el ímpetu con el que se disputaban aquellas finales. Al día siguiente Güelfi lo llama por teléfono a Bagnulo felicitándolo por el triunfo y con la intención de otorgarle una medalla por el título conseguido, pero el entrenador entiende que los títulos se ganan en la cancha y desecha el ofrecimiento demostrando su honestidad y hombría de bien.
Con la obtención del título Peñarol se clasificó para disputar la incipiente Copa de campeones de América (hoy Libertadores), para la cual sus dirigentes apuntaron todos sus dardos porque imaginaban que en el futuro el torneo tendría una trascendencia similar a la Copa de Campeones de Europa y representaría una vidriera internacional para su club y sus destacados jugadores.
El primer rival fue Jorge Wilsterman de Bolivia en el estadio Centenario el 19 de Abril de 1960. Borges tuvo el privilegio de convertir el primer tanto de la reciente Copa a los 13 minutos de la primera parte. A la postre Peñarol no tuvo contemplaciones con su rival, lo goleó 7 a 1 – con 4 conquistas de Spencer – y con esa ventaja fue a jugar la revancha en los 2500 m de altura de Cochabamba donde igualaron 1-1.
En semifinales enfrentaron a San Lorenzo de Argentina empataron 1-1 en Montevideo y 0-0 en Buenos Aires aunque perdieron a Cubilla para el partido definitorio por ser expulsado. El desempate debía realizarse como correspondía a cualquier competencia en terreno neutral, pero ante la imposibilidad de realizarlo en Chile a causa del terremoto de Concepción la dirigencia argentina aceptó jugar nuevamente en Montevideo tras rehusar los uruguayos la propuesta de Asunción. El arreglo estipuló que San Lorenzo recibiera parte de la recaudación y que los jueces de línea fueran argentinos. No obstante para los argentinos el torneo no resultaba de la misma importancia que le adjudicaban los uruguayos. Lo cierto es que los uruguayos vencieron por 2-1 con doblete de Spencer y cierta polémica por el primer tanto. El ecuatoriano explotaría en esta Copa como un tremendo y astuto goleador, certero en el juego aéreo y veloz para el desmarque y la definición, atributos que lo llevarían a convertir 48 goles en 77 partidos de Copa Libertadores y 113 tantos en 166 apariciones en torneos uruguayos entre 1960 y 1970.
La final serla con Olimpia de Paraguay que representaba un equipo duro y aguerrido de las mismas características que Peñarol, aunque con jugadores de menor categoría donde podían destacarse el zaguero Edelmiro Arévalo, capitán de la selección; los hermanos Lezcano y el fortísimo delantero Luis Doldán.
Todavía los uruguayos recordaban la durísima derrota infringida por los paraguayos por 5-0 en 1957 que los alejó definitivamente del Mundial de Suecia. William Martínez, Tito Goncalvez y Carlos Borges habían estado aquella tarde aciaga al igual que Arévalo y Echagüe por el lado de los guaraníes, solo faltaría Juan Lezcano suspendido por su reciente expulsión. Sin embargo el temple de los jugadores de Peñarol no sería fácil de doblegar en esta ocasión.
Peñarol se impuso en el Centenario el 12 de Junio de 1960 por 1-0 con un gol de Spencer faltando 11 minutos y tras jugar toda la segunda etapa con 10 jugadores por la expulsión de Juan Lezcano. El encuentro fue muy disputado con más marca que fútbol y las defensas prevalecieron sobre los ataques.
La revancha del 19 de Junio en el difícil reducto de Puerto Sajonia – desde 1974 ostenta el nombre de Defensores del Chaco – en Asunción fue del mismo trámite que en Montevideo, con la diferencia que desde todas las tribuas caían objetos que tenían como destino a los jugadores orientales.Casi sobre la media hora del primer tiempo el conjunto local se puso en ventaja con gol de Hipólito Recalde. Los uruguayos fueron al frente pero la defensa guaraní parecía impasable, Claudio Lezcano recurría a todo tipo de recursos para frenar a Spencer. Scarone movió las piezas reemplazando al moreno ecuatoriano por el veterano Hohberg, quien en la primera pelota dividida que disputó le mostró a Lezcano la auténtica “garra charrúa” aplicándole un codazo de advertencia. Con su experiencia y el respeto que imponía Peñarol tuvo mejor claridad ofensiva y faltando 7 minutos Luis Cubilla marcó el empate que les otorgó a los aurinegros su primer título continental.
Con la intención de consagrar al mejor equipo del mundo se disputó la primera Copa del Mundo de clubs (futura Copa Intercontinental) entre el ganador de la flamante Copa de Campeones de América y el campeón de la Copa Europea. Serían 2 partidos en cada uno de los estadios y un probable desempate en el reducto de la segunda final.
El rival de Peñarol fue el poderosísimo Real Madrid de Di Stéfano, Puskas, Gento, Del Sol, Canario, Santamaría entre otros cracks, un equipo que se había consagrado campeón de Europa durante cinco años consecutivos y que había cimentado una auténtica mística ganadora. La primera final en el estadio Centenario reducido a la categoría de lodazal con una persistente lluvia no deparó vencedores ni vencidos, no pudo apreciarse la verdadera calidad de los jugadores de ambos elencos ni tampoco pudo abrirse el marcador, el empate representaba para los madrileños una ventaja importante para la revancha.
Dos meses después, exactamente el 4 de Septiembre de 1960, en el estadio de Chamartín (actualmente Santiago Bernabeu) se disputó el partido de vuelta. Peñarol, que no pudo contar con la invalorable presencia de “tito” Goncalvez quien fue suplantado por William Martínez ocupando el grandote Majewksi la posición de éste último en la zaga central, este cambio resultaría letal para que los aurinegros que fueron sorprendidos por un furibundo ataque del Real Madrid que se los llevó por delante impidiendo todo intento de juego por parte de los uruguayos. En 10 minutos de juego ya ganaban los “merengues” por 3-0 con 2 goles de Puskas y otro de Di Stéfano con cierta dosis de fortuna. Los uruguayos se mostraban impotentes ante tanto derroche de velocidad y precisión de los locales, quienes con la tranquilidad de la ventaja inicial redondearon un 4-0 al final del primer tiempo y colocaron el definitivo y lapidario 5-1 en el complemento.
La aplastante derrota no hizo mucha mella en el plantel que nunca descuidó su participación en el torneo local. De este modo llegó al final del torneo igualado en puntos con el sorprendente conjunto de Cerro. Por primera vez un conjunto “chico” terminaba en la primera posición y estuvo a seis minutos de consagrarse campeón, pero el empate de Spencer ante Racing en la última jornada los privó de la hazaña. El 18 de Diciembre de 1960 ante un repleto estadio Centenario y en una calurosa tarde se jugó el partido definitorio que rápidamente se decidió en favor de Peñarol cuando una violenta infracción de “tito” Goncalvez dejó literalmente fuera del partido al diminuto y habilidoso volante Miguel Britos, quien sufrió una luxación de clavícula pero permaneció en el campo de juego porque no se permitían los cambios, ante la impasible mirada del referee Esteban Marino. A los pocos minutos una desafortunada acción del arquero González Acuña a quien el balón le rebotó en la espalda y se introdujo en su portería tras un remate de Júpiter Crescio le dio la ventaja a los “carboneros”. La fortuna acompañó a Peñarol puesto que en una acción similar tras remate de Pinto la pelota rebotó en el arquero Maidana y se fue al corner. Nuevamente Crescio y Spencer ampliaron la ventaja, pero descontó Waldemar González de penal colocando el definitivo 3-1 que posibilitó el tricampeonato de los mirasoles.
Para el comienzo de 1961 la comisión directiva fue ratificada tras las elecciones del 21 de Enero. Dicha aceptación les dio vía libre para su nuevo emprendimiento que era llevar a Uruguay la moda del “fútbol espectáculo” adoptada por sus pares de Argentina (Boca y River) que consistía en la contratación de grandes astros del exterior con el fin de mejorar el decadente fútbol doméstico, pero Peñarol pensaba en grande y apuntaba a retener la Copa Libertadores y obtener la Copa Mundial de Clubs. Con tal propósito arribaron al club José “pepe” Sasía, ex Defensor y circunstancialmente en Boca Junios quien vendría a demostrar su gran habilidad y su indomable personalidad en cada uno de los encuentros; el peruano Juan Joya de River Plate, un finísimo y veloz delantero que sería el acople perfecto para la potencia de Spencer; el paraguayo Juan Vicente Lezcano, adversario de las finales del año anterior con Olimpia, el lateral derecho Edgardo “el diablo” Gónzález procedente de Liverpool y el lateral izquierdo José Rótulo de Central Español.
El primer obstáculo que debió sortear el elenco uruguayo fue Universitario de Perú al cual derrotó cómodamente por 5-0 (doblete de Spencer y Joya, el restante de Sasía) en el Centenario y avanzando a pesar del 0-2 sufrido en Lima, marcador exiguo gracias al respeto que los peruanos le profesaban al campeón de América.
Nuevamente Olimpia de Paraguay se cruzaba en el camino de los mirasoles para las semifinales. El partido de ida en el Centenario fue favorable a los locales por 3 a 1 en base a su fuerza y calidad futbolística frente a los vehementes paraguayos que querían tomarse revancha de lo ocurrido un año antes. Salvo algunas brusquedades de Sasía, amparadas por el árbitro argentino Nai Foino, no quedaron dudas de la superioridad charrúa. Sin embargo los medios paraguayos exacerbaron los hechos y la revancha se jugó en medio de un clima hostil donde se alimentó un exagerado nacionalismo por parte de los fanáticos que se trasladó irremediablemente al field.
El partido fue conocido como “la guerra de las narajas” y el principal destinatario era nada más y nada menos que el mismísimo “pepe” Sasía, quien lejos de amedrentarse se transformó en el abanderado de su equipo y hasta se dio el lujo de convertir el penal que abrió el camino para la heroica victoria por 2 a 1 en la cual Cubilla convirtió el segundo tanto. El plantel debió retirarse escoltado por la policía local y hasta el propio presidente Güelfi sufrió el impacto de una botella que le produjo un corte en la cabeza, pero a pesar de todo Peñarol estaba nuevamente en la final.
Palmeiras no parecía un rival fácil en los papeles previos, contaba en sus filas con el veterano pero todavía temible puntero Julinho, el delantero Chinezinho y el afamado lateral campeón del mundo Djalma Santos.
El 4 de Junio en Montevideo se disputó al primera final y los brasileños aguantaron el partido hasta el último minuto cuando Luis Cubilla fue a presionar a Djalma Santos cuyo remate defectuoso cayó en los pies de Spencer que agradeció el regalo marcando el tanto decisivo.
Siete días después en el estadio Pacaembú se San Pablo las cosas se le facilitaron a los visitantes cuando a los 4 minutos un furibundo remate de Sasía pegado al travesaño perforó la red entendiendo el árbitro argentino Praddaude que había sido gol a pesar de las protestas de todo el público y los jugadores locales. Nadie pudo comprobar jamás la veracidad del gol, la única evidencia fue la red rota ya que no hubo fotografías ni filmaciones que pudieran establecer lo contrario.
A partir de ese momento el partido quedó a merced de la experiencia de los charrúas quienes, a pesar de sufrir el empate de Nardo tras brillante combinación con Julinho en el minuto 70, defendieron con uñas y dientes la ventaja lograda en el Centenario destacándose la labor del defensor Núber en la última línea. Peñarol lograba así el bicampeonato de América y ahora esperaba al sorprendente Benfica de Eusebio y compañía que había vencido al grandioso Real Madrid en la final de la Copa de Campeones de Europa decretando que el quíntuple campeón de Europa también tenía fecha de vencimiento.
Costa Pereira, Cruz, Coluna, Aguas, Caven y José Augusto más la reciente aparición de un delantero moreno de 19 años oriundo de Mozambique con un destacado físico y gran pegada llamado Eusebio componían la columna vertebral de un equipo que haría historia en Europa durante toda la década y extenderían sus actuaciones en la selección portuguesa.
La primera final en el estadio Da Luz de Lisboa se decidió a favor de los locales por medio de un gol de Coluna, pese a ello la actuación de los “carboneros” fue aceptable y nada tuvo que ver con el papelón de Madrid. El equipo aprovechó el viaje para participar también en la Copa Ramón de Carranza que se disputaba en Cádiz y donde los orientales vencieron a Atlético de Madrid y cayeron en la final por 2-1 ante Barcelona.
Había mucha confianza respecto de la revancha que se disputó el 17 de Septiembre de 1961 en el Centenario y los jugadores no defraudaron, golearon 5 a 0 (2 goles de Joya y Spencer, 1 de Sasía) a un desprevenido equipo lusitano que reservó a Eusebio con alguna molestia física para el probable desempate, por lo tanto dos días después se disputó el desempate en el mismo estadio.
El técnico Bela Gutman había tomado sus providencias reforzando defensivamente su equipo conocedor del poderío ofensivo de los locales. Ingresaron Neto por Joao y Humberto por Saravia en la defensa e incluyo a Aguas por Santana y Eusebio regresó por Mendes buscando mayor presencia física arriba.
El encuentro comenzó con un tempranero gol de Sasía. Eusebio empató a los 35 minutos. El trámite del encuentro fue parejo y con posibilidades para ambos equipos pese a la dureza de la marca. Cuando faltaban solo 5 minutos para cumplimentar los 90 el referee sancionó penal para Peñarol y “pepe” Sasía lo transformó en gol con un impresionante remate que dejó al arquero portugués sin ningún tipo de reacción. Peñarol era campeón del Mundo en su propia casa y para regocijo se todos sus hinchas.
A raíz de los compromisos internacionales Peñarol postergó varios de sus encuentros del torneo uruguayo para fin de año. Sin embargo una caída de Nacional ante Racing y la derrota ante Peñarol en el primer clásico por 1 a 0 con gol de Spencer dejó a los “bolsos” a un punto del campeón del Mundo y con la obligación de vencerlos en la última fecha para cortar la racha de su eterno rival.
El 26 de Noviembre se jugó el partido decisivo ante un Centenario repleto. Todo empezó muy bien para Nacional puesto que se retiró a los vestuarios ganando 2 a 0 al término de la primera etapa. Pero apenas comenzado el segundo tiempo Peñarol fue una tromba, enseguida descontó Walter Aguerre y luego Ángel Rubén Cabrera, un finísimo goleador, en dos oportunidades dio vuelta el partido logrando un nuevo título para los carboneros. La campaña fue extraordinaria teniendo en cuenta que además disputó la Copa Libertadores y la Intercontinental: 30 puntos sobre 36 posibles 13 ganados, 4 empatados y apenas una derrota, 51 goles a favor, de los cuales Spencer se anotó con 18 conquistas en igual cantidad de partidos y lo siguió Cabrera con 14 tantos en 11 partidos.
Los títulos abrumaban: en solo cuatro temporadas habían conseguido otros tantos campeonatos locales, dos Copas Libertadores y una Intercontinental. Tenía un equipo situado a la altura de los mejores de Europa con jugadores experimentados y algunos juveniles que recién asomaban como Rocha.
Como corolario en 1962 realizaría una gira de partidos amistosos a imagen y semejanza del Real Madrid o el Santos de Pelé para pasear su fútbol y mostrar sus cracks por el viejo continente. Mientras tanto sus dirigentes eran aun más ambiciosos, querían consolidar el liderazgo sudamericano, pero otros equipos como Santos, Boca e Independiente tratarían de impedírselo.



(1) “Entrenador” de la selección uruguaya entre 1950 y 1954 en el estricto sentido de la palabra, ya que se trataba de un organizador del grupo que participaba en la formación del equipo y evaluaba el estado físico y anímico de cada jugador sin profesar demasiadas indicaciones. O. Varela, Máspoli, Gambetta y Tejera eran quienes ordenaban al equipo dentro de la cancha dejando la parte técnica librada a las condiciones innatas de cada jugador. El término “Director Técnico” comienza a tener auge a partir de la década del 60 con la irrupción de Karl Rappan, Helenio Herrera, Juan Carlos Lorenzo, Nereo Rocca y Osvaldo Zubeldía entre otros. Estos últimos priorizan la táctica (especialmente la defensiva) sobre la técnica e introducen el pizarrón en la charla técnica y la práctica de las jugadas con pelota parada como una manera de obtener ventajas a partir de las deficiencias de los rivales.
(2) El apelativo manya viene de la pronunciación del italiano “mangia merda” y se refiere a la fama de gallinas que tenían en la década de 1910, éste era el mote que usaban los de Nacional para denominarlos despectivamente, pero luego sus hinchas lo adoptaron como propio. También le dicen carboneros porque su nombre original era Central Uruguay Railway Company y su sede estaba en el barrio de los talleres de ferrocarril que a principios del siglo XX funcionaba a carbón alimentado a paladas por los obreros. También le dicen mirasoles, por la flor del girasol que es negra y amarilla como los colores de su camiseta. Por contraposición, a Nacional le dicen bolsos porque el escudo del club en la vieja camiseta estaba sobre un bolsillo superior izquierdo a la altura del pecho, entonces comenzaron a llamarlos “bolsilludos” y posteriormente se acortó por resultar más fácil su pronunciación.

terça-feira, 1 de dezembro de 2009

Newell´s y Banfield luchan por la gloria

El torneo Apertura 2009 en Argentina está llegando a su definición. Sólo 3 fechas lo separan del final. Newell’s Old Boys (36) y Banfield (35) se han distanciado del compacto pelotón que luchaba por los primeros puestos y son los dos equipos que seguramente pelearán hsata el final.
El equipo del Parque Independencia de Rosario resignó 2 puntos valiosos en esta instancia del torneo al empatar 2-2 como local frente a su clásico rival Rosario Central (27, 1 partido más) tras encontrase 0-2 a los 15 minutos, pero con gran personalidad logró llegar al empate y no consiguió el triunfo porque la labor defensiva de los visitantes en el segundo tiempo le clausuró todos los caminos y no tuvo ideas para quebrar esa resistencia. Pero en la última fecha superó claramente a Colón de Santa Fe (31, 1 partido más) como visitante con un gran tanto de Boghossian y logró superar por una unidad al equipo del “taladro”.
Sin dudas el paraguayo Achucarro y el uruguayo Boghossian han sido dos incorporaciones acertadas, puesto que han respondido con juego y goles.
El equipo del “taladro” logró un trabajoso triunfo frente a Independiente (29) donde tuvo que superar la desventaja inicial empatando con un gol en contra de Mareque y desnivelando con una gran definición de su goleador Silva, pero perdió inesperadamente frente a Racing por 1-2 como local en la fecha 16 en un partido donde no tuvo ideas para vulnerar a los de Avellaneda. Y en el cual el arquero racinguista De Olivera tuvo una destacada actuación Santiago Silva sigue al tope de la tabla de goleadores ahora con 13 tantos. El equipo dirigido por el ex arquero Julio Falcioni basa su juego en una gran solidez defensiva, por cuanto solo ha recibido 9 goles en 16 presentaciones, más el aporte de Quinteros, James Rodríguez y Ervitti en el mediocampo y el gran momento de los goleadores uruguayos Fernández y el nombrado Silva.
Evidentemente Estudiantes (30, 2 partidos más) está con la cabeza puesta en Dubai, pero igualmente todavía da batalla a pesar de las derrotas frente a Rosario Central (0-3) y Racing (0-1). La derrota ante Colón y el empate frente a River en el monumental dejaron al “pncha” fuera de la lucha por el campeonato.
Colón por su parte tiene un gran déficit en sus partidos como visitante puesto que ha caído sin atenuantes frente a Independiente (2-3) y Lanús (0-3), pero es muy fuerte de local donde solamente cayó ante Vélez (30) y Newell’s en ambos casos por 0-1.
Vélez declinó a partir de las derrotas frente a Newell´s (1-2) y Estudiantes (0-3) que fueron en parte por el desgaste físico que sufrieron los jugadores por jugar también la Copa Sudamericana, pero una vez eliminado de dicha Copa retomó la senda del triunfo venciendo sucesivamente a Racing (4-2), Tigre (3-0).
Rosario Central es un equipo que apostó a sus divisiones inferiores para afrontar este torneo y no le fue nada mal. Solamente con la presencia de un goleador estaría peleando en los puestos de vanguardia. En muchos partidos le inexperiencia de sus juveniles le jugó en contra, en otros en cambio las ganas y el buen estado físico le fueron propicios para superar duros escollos. Ha obtenido puntos importantes para escapar del descenso y la promoción en parte gracias a los desafortunados resultados de los recién ascendidos, Racing (14) y Gimnasia y Esgrima de La Plata (13).
Independiente (29) mejoró tras un comienzo de torneo errático, pero todavía no resulta en equipo sólido que pueda pelear los primeros puestos, su mejor producción fue sin dudas la victoria frente a San Lorenzo de visitante por 3-0 en la 14º fecha pero luego cayó frente al puntero en un encuentro decisivo. En la última fecha sufrió mucho para ganarle a Huracán (10) por 2-0 por culpa de los goles desperdiciados.
San Lorenzo (29) alterna buenas y malas. Estuvo cerca de la punta pero una sucesión de malos resultados lo retrasó en la tabla. Pagó demasiado caro el parate de Romagnoli quien se perfilaba como su conductor y no pudo solucionar algunos desbarajustes defensivos que le hicieron perder puntos. Pero en la última fecha superó en el nuevo gasómetro a Boca (23) con un contundente 3-0 que lo coloca a las puertas de la nueva edición de la Copa Libertadores.
Argentinos Juniors (25) no pudo capitalizar su buen juego con puntos y acumuló una racha de 6 partidos sin ganar que cortó ante el comprometido Gimnasia y Esgrima de La Plata cuando se había acomodado muy bien al comienzo del torneo.
Párrafo aparte para Boca y River (15) que no lograron acercarse a la punta e inclusive no jugarían la próxima Copa Libertadores.
Los xeneizes no logran redondear, salvo excepciones como frente a Gimnasia, grandes actuaciones por fallas de sus jugadores más experimentados y algunas rencillas internas en el plantel que no respira el mejor aire futbolístico.
A todo esto debe sumarse una nueva lesión de Riquelme y las bajas actuaciones de algunos juveniles contagiados por el nerviosismo general reinante.
Los de la banda roja a pesar del orden que propone el nuevo técnico Astrada están en un permanente avance y retroceso en cada una de sus actuaciones y solamente la voluntad de Buonanotte y la experiencia de Gallardo, Almeyda y Ortega logran que el equipo salga por lo menos de la mediocridad. En Núñez esperan las elecciones del mes próximo para elegir nuevo presidente y por consiguiente la llegada de un nuevo técnico y de probables refuerzos.
Racing mostró signos de mejoría al bajar de la punta a Banfield con un sólido trabajo defensivo y la buena actuación de sus laterales Martínez y Mercado sumados a la fuerza de Yacob dieron a su nuevo entrenador Claudio Vivas la primera alegría.
Lanús (25) llega en alza tras un comienzo con varios traspiés y la eliminación temprana de la copa Sudamericana. El equipo granate ha enhebrado una serie de 2 victorias consecutivas por amplios marcadores y está a un solo punto de jugar su tercera Copa Libertadores consecutiva.
Una nota triste fue el alejamiento de Ángel Cappa de la dirección técnica de Huracán (10) tras caer 0-2 ante su clásico rival azulgrana y como consecuencia de las magras actuaciones propiciadas por el desarme que sufrió el equipo, el cual estuvo a 10 minutos de consagrarse campeón en el anterior torneo
Para la Copa Libertadores ya se encuentran clasificados Estudiantes (actual campeón) y Vélez (vencedor del Clausura) y Colón de Santa Fe (65 puntos entre ambos torneos, 1 partido más). Pugnan por entrar Lanús (62), Banfield (58) y Newell’s (57).
San Lorenzo (53), Rosario Central (52) e Independiente (50) todavía mantienen chances matemáticas pero deberían darse demasiados resultados para que esto ocurra. Recordar que ingresará en campeón del presente torneo y hay cupo para 2 equipos más. Como Banfield y Newell’s pelean también por el torneo se le abriría la posibilidad a otro equipo
Queda poco y la expectativa crece entre los 2 candidatos máximos cuyo fixture es el siguiente:
Newell´s: Arsenal (L), Gimnasia y Esgrima de La Plata (V), San Lorenzo (L)
Banfield: Huracán (V), Tigre (L), Boca Juniors (V).
Por el lado de los que pelean por no descender Chacarita y Atético de Tucumán han tenido un pequeño repunte que les dará mayor fuerza para enfrentar el próximo torneo que será decisivo para medir sus reales posibilidades, Gimnasia y Racing naufragan en la mediocridad y Rosario Central y Godoy Cruz de Mendoza parecen estar un paso más arriba para esquivar la Promoción.
Como en todos los últimos torneos el final es absolutamente imprevisible. El fútbol argentino como pasión y a pesar de todos los obstáculos todavía goza de buena salud.

quarta-feira, 22 de julho de 2009

Estudiantes vuelve a hacer historia


Estudiantes de la Plata revalidó sus pergaminos de fines de los ’60 y logró su cuarta Copa Libertadores venciendo en la final y como visitante al difícil Cruzeiro de Belo Horizonte por 2 a 1 en el encuentro de vuelta en el Mineirao tras haber igualado en la ida 0 a 0.
No le faltaron virtudes a este Estudiantes para consagrarse campeón de la Copa, tuvo a un brillante Juan Sebastián Verón, jugador de gran categoría internacional que está dando los últimos pasos de una notable carrera y sueña con jugar su último Mundial en Sudáfrica. La prodigiosa pierna derecha del volante sumada a su empeño y su inteligencia contagiaron a todos sus compañeros quienes durante toda la Copa mostraron una gran voluntad de sacrificio y funcionaron como un gran equipo.
Atrás quedó la final perdida en la Copa Sudamericana el año anterior. Este equipo renació de las cenizas y con las ideas tácticas y la fortaleza anímica que infundió su nuevo técnico Alejandro Sabella se preparó para la conquista de América.
Ningún gol recibió como local desde que Sabella condujo el equipo en la Copa, lo que nos da una idea cierta de la solidez defensiva de este equipo con Desábato, Cellay, Ré, Angeleri mientras jugó y la incorporación del experimentado ex Boca Rolando Schiavi los últimos 4 partidos. Jugadores de buena marca, rápidos y con buena proyección los laterales; férreos y buenos cabeceadores en ambas áreas los centrales.
El arquero Andújar también transmitió gran seguridad bajo el arco y también en pelotas aéreas, por su rendimiento regular durante toda la Copa fue convocado por Diegop Maradona para defender la valla de la selección Argentina.
En el mediocampo se lució el pulpo Rodrigo Braña secundado por Leandro Benítez, preciso ejecutor de tiros libres y digno sucesor de Verón.
Enzo Pérez fue la revelación del mediocampo, tuvo claridad y cambio de ritmo además de una gran fuerza y fue desequilibrante en los últimos partidos.
Bosselli fue el goleador del “pincha” y de la Copa con 8 tantos y se reivindicó de un mal comienzo de temporada. Sabella le ratificó su confianza, aunque alternó algunos partidos con el veterano Calderón. Gastón “la gata” Fernández, autor del empate en el partido decisivo fue otro valor destacado por su gambeta y su rapidez en la resolución.
Tampoco defeccionó el uruguayo Salgueiro, autor de importantes goles durante las fases anteriores.
Sin dudas fue un equipo íntegro, que no se achicó de visitante ni en el Centenario ni en el Mineirao jugando de igual a igual, y que se hizo muy fuerte jugando en el Estadio único de La Plata.
No pudo Estudiantes en su estadio desenredar la telaraña defensiva que le impuso el equipo brasilero, aunque tuvo oportunidades de ponerse en ventaja como un par de tiros de Verón y un remate de Enzo Pérez desviados por el arquero Fabio, también pudo perderlo sobre el final cuando Kléber remató desviado desde inmejorable posición y con el arquero en el piso. Predominó el juego brusco y las agresiones que el árbitro Larrionda no supo o no quiso castigar como correspondían.
En la revancha Sabella supo plantearle a Cruzeiro un esquema que cortara los circuitos entre Kléber, Wellington, Ramires y Wagner entonces el equipo de Belo Horizonte intentó desbordar por los laterales y terminó tirando innumerables centros que fueron despejados por los grandotes de Estudiantes. Solamente tuvo una oportunidad en el 1º tiempo el equipo brasilero brillantemente anticipada por Andujar.
En el segundo tiempo tras un remate de media distancia de Henrique que desafortunadamente se desvió en Desábato, Cruzeiro abrió el marcador y empezó a manejar el balón, pero 5 minutos después y tras una gran jugada de Cellay, llegó el centro que conectó “la gata” Fernández y colocó el empate.
Cruzeiro sintió el golpe, pero Estudiantes no se amilanó, tuvo la suficiente capacidad física a pesar de la extensión del campo de juego y anímica sobre todo de ir a buscar el partido aprovechando las distracciones defensivas de su rival y fue así que un corner de Verón fue cabeceado de manera poco ortodoxa por Bosselli y la pelota ingresó de pique al suelo en el arco brasilero. Un murmullo de los 4000 hinchas platenses se escuchó en el infinito Mineirao. Faltaban 20 minutos y Estudiantes era el campeón.
Sufrió un poco al final con un tiro en el travesaño de Ribeiro y un par de pifiadas en el área chica, pero al final pudo levantar sus brazos en una cancha donde sólo Racing u Boca habían salido victoriosos.
Tras la hazaña el equipo de La Plata deberá reacomodarse puesto que Andujar y Fernández regresan a Europa, Angeleri y Alayes se recuperan de sus lesiones y algún otro jugador puede ser transferido. El mundial de clubes de Diciembre a realizarse en Diciembre de este año y gracias a los Petrodólares en Dubai lo aguarda, y allí seguramente se enfrentará con el Super Barcelona de Messi, Eto’o, Henry y Xabi.
Estudiantes puede ser campeón del mundo como hace 41 años en Old Trafford si se lo propone y mantiene la estructura. Será cuestión de esperar…