quinta-feira, 17 de setembro de 2009

Futbol espectáculo en Liverpool

Absoluta plasticidad en esta pelota disputada
Fue uno de los partidos más bellos de la historia de los mundiales donde se conjugaron armonía, plasticidad, refinada técnica individual, asombrosa precisión colectiva, nobleza de ambos equipos para brindarse por el espectáculo sin ningún tipo de especulaciones, juego leal sin violencia entre dos maravillosas selecciones.
Situémonos en el Mundial de Inglaterra disputado en 1966. Brasil y Hungría integraban el grupo 3 junto a Portugal y Bulgaria. En la primera fecha Brasil había superado a los búlgaros con dos goles de tiro libre, uno convertido por Pelé y el otro por Garrincha. Pelé había sido despiadadamente castigado ante la atónita mirada del referee alemán Tschenscher. El DT Vicente Feola había decidido resguardarlo para el choque decisivo ante Portugal que había batido a los húngaros por 3 a 1 en el debut.
Brasil integraba junto al local y Alemania Federal el selecto lote de favoritos para adjudicarse el torneo. Los verdeamarelhos buscaban el tricampeonato para el cual habían conformado un equipo con una gran diferencia generacional, por un lado los bicampeones Pelé, Garrincha, Bellini, Djalma Santos, Zito, Gilmar, Orlando (algunos por muy por encima de los 30 años) y por otro los jóvenes Tostao, Gerson, Jairzinho, Brito, Edu (quienes recién alcanzarían su madurez futbolística cuatro años después).
Sobre una lista inicial de 46 jugadores se había realizado una depuración para cubrir el cupo de los 22 exigidos por la FIFA, lo que da una idea clara de la abundancia de cracks que existía en tierras brasileras por aquellos años razón por la cual hubo críticas por los nombres excluidos del plantel que viajó al viejo continente.
Esos cuestionamientos fueron absorbidos por el cuerpo técnico que nunca estuvo conforme con los resultados futbolísticos de cada partido habida cuenta de los cambios constantes en las alineaciones.
Hungría había conseguido formar una selección con características ofensivas similares a aquel equipo de oro de Puskas y compañía. La invasión Rusa de 1956 había provocado el éxodo de sus principales figuras especialmente a España. Los años ´60 encontraban a Hungría alineada al bloque soviético del Este tras la división europea formada por la “cortina de hierro”.
Los magiares habían tenido una actuación meritoria en Chile ´62 al caer en cuartos de final ajustadamente ante los checos, de los cuales se vengaron en la final de los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964 obteniendo el Oro Olímpico.
Se destacaban en su formación Florian Albert, Ferenc Bene, Lajos Tichy, Janos Farkas y Kalman Meszoly (quien sería técnico de la selección durante el Mundial ´82).
Albert era un jugador espigado y finísimo poseedor de un gran toque y una destacada inteligencia, era capaz de colocar la pelota donde quisiera. Fue balón de Oro al año siguiente y tuvo la particularidad de desarrollar toda su carrera profesional en el Ferencvaros.
En noviembre del año anterior un seleccionado “B” de Brasil había batido a estos mismos húngaros por 5-3 en San Pablo, Lima fue el único brasilero de los titulares en el Mundial que jugó ese match.
Comenzó el partido en el estadio de Goodison Park de la ciudad de los Beatles y Brasil tomó rápidamente el protagonismo, el arquero húngaro Gelei tuvo que esforzarse para echar al corner un tiro de muy larga distancia de Lima y tras otro corner un cabezazo de Tostao se fue cerca del palo. La respuesta de Hungría fue un estiletazo de Sipos en profundidad para la entrada de Bene por derecha quien enganchó dos veces desparramando escandalosamente a Altair, evitó el cierre de Bellini y definió magistralmente ante la salida de Gilmar, iban solamente 2 minutos y Hungría sorprendía a los campeones del mundo.
El partido era de ida y vuelta. Jairzinho y Tostao comandaban los avances de Brasil que llevaban algún peligro, Albert arrancaba en el centro del campo y llegaba hasta el borde del área brasilera con pelota dominada cuando no descargaba antes en Bene, Farkas o Rakosi.
A los 14 minutos en una jugada aislada llegó el empate de Brasil. Garrincha ejecutó un tiro libre rasante que rebotó en un jugador húngaro, la pelota derivó en Tostao quien clavó un terrible zurdazo al ángulo más alejado del portero Gelei.
A los 20 minutos pudo apreciarse una bellísima jugada colectiva de los húngaros que no terminó en gol por la oportuna estirada de Gilmar quien desvió un potente cabezazo de Bene tras una serie de cuatro pases de cabeza del trío Albert-Farkas-Bene ante la sorprendida mirada de los defensores cariocas y la admiración de los espectadores.
El final del primer tiempo dejó una duda sobre la resistencia física de los brasileros ante el ataque húngaro sobre todo por los veteranos que conformaban el scratch y una certeza: era uno de los mejores partidos del Mundial.
Comenzó la segunda etapa con un tenue dominio brasilero que se vió cristalizado con un par de ocasiones de Jairzinho, una de ellas fue un perfecto cabezazo invalidado por off side. Paulo Henrique y Djalma Santos ya se habían convertido definitivamente en volantes, Tostao y Lima organizaban el juego y Garrincha mostraba algunas pinceladas de tu talento en el que sería su partido de despedida.
Pero Hungría comenzó a capitalizar los huecos sobre las espaldas de los adelantados laterales por lo que Bene y Rakosi tenían gran libertad para llegar con la pelota en sus pies. Albert arrancaba desde muy atrás y casi siempre llegaba a posiciones de ataque. Fue el suicido brasilero.
Así llegó la ventaja magiar, una verdadera obra de arte: Mathetsz tocó para Albert quien arrancó desde su propio campo avanzó unos metros, colocó un extraño pase con efecto para la subida de Bene, esté tiró un centro al corazón del área que tomó Farkas de volea y entró pegado al poste izquierdo de Gilmar que ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar.
Minutos antes habían ensayado una jugada muy parecida y la pelota había sido desviada por Farkas junto al mismo palo, en la segunda el delantero no falló.
Un rato después un arranque desde mitad de cancha de Albert eludiendo camisetas amarillas termina con un pase a Bene quien es derribado en el área cuando pretendía desbordar a Paulo Enrique. Meszoly ejecuta brillantemente el penal y coloca el 3-1 definitivo, que pudo haberse modificado si no le anulaban un gol a Frakas tras otro de los arranques de Albert de mitad de cancha gambeteando brasileros.
El final fue apoteótico con todos los espectadores aplaudiendo y vivando a rabiar un espectáculo con la máxima esencia futbolística flotando en el aire, una obra digna de teatro con grandes intérpretes y una puesta en escena magistral.
Hungría seguiría su camino clasificando en esta rueda y cayendo 1-2 ante los rusos en cuartos de final, pero sin renunciar a su fútbol.
Brasil perdería duramente ante Portugal y haría las maletas rápidamente para aún con la vuelta de Pelé y 8 cambios más con respecto a este partido, lo que denotaba la falta de rumbo del team comandado por Feota. Soberbia y desorganización titularían los periódicos cariocas.
El buen fútbol agregaba un partido más a su rica historia.

Síntesis:Mundial Inglaterra ´66 Primera fase Grupo CFecha: 15-7-1966 Lugar: Liverpool, Estadio Goodison Park (52000 espectadores)Arbitro: Dagnall (Inglaterra)Jueces de línea: Howley (Inglaterra) y Yamasaki (Portugal) HUNGRIA 3: Gelei; Mátrai, Káposzta, Szepesi, Mészöly; Sipos (cap.), Bene, Mathesz; Albert, Farkas, RakosiBRASIL 1: Gilmar; Djalma Santos, Bellini (cap.), Altair, Paulo Enrique; Gerson, Lima,Garrincha; Tostão, Alcindo, Jairzinho Goles: 2´ Bene (H), 14’ Tostão (B), 64’ Farkas (H), 72´ Mészöly (H) de penal.

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